Esto es un hi-hart podcast. la historia de dos muertes, una botella de agua envenenada y una red de corrupción internacional.

En 10 episodios reconstruimos la historia de Jorge Enrique Pisano, uno de los testigos claves en uno de los casos de corrupción más grandes del continente. Seguro lo han escuchado o de direct. También encontramos la forma en que las élites del país estuvieron involucradas y las dudas alrededor de la muerte de Pisano y su hijo. Entonces aquí les dejo el primer episodio, episodio está increíble verdad el segundo lo pueden encontrar ya en el

FIDDESENT central, nuestro canal de Series, y se publicará uno nuevo cada jueves. Ok, aquí la historia. Esta historia comienza en un domingo muy triste para la familia Pisano Ponza de León, que era 11 de noviembre de 2018, el punto más álgido de una tragedia familiar que venía desde hace a varios años.

La familia se había reunido en su casa en su achoque, un pueblo en Colombia más o menos una hora de Bogotá, para ser el duelo del padre que había muerto en esa misma casa, y a tres días. Ahí estaba Juanita Pisano, una de las hijas, en ese momento tenía 19 años. años. Est como teniendo un momento familiar, la verdad, muy bonito de recordar a mi papá y de acordarnos de cuentos y de reírnos y llorar un poquito. El papá de Juanita Jorge Enrique Pisano tenía 57 años y un diagnóstico de cáncer rlimfático que había logrado tratar. Pero un día antes de su cumpleaños, según el informe oficial, una ritmia cardiaca inesperada terminó matándol. Ese 11 de noviembre Juanita estaba con su mamá que vivía con Jorge Enrique en esa casa y que lo encontró desplomado en el suelo del baño en la mañana del jueves. También estaban sus hermanos mayores, Carolina y Alejandro, que apenas recibieron la noticia viajaron desde España donde vivían y la esposa de Alejandro, que en ese momento estaba embarazada.

Con los viajes el funeral, la cremación en Bogotá y las reuniones con amigos y otros familiares

no habían podido tener un momento íntimo para conversar.

Es más, estar a la primera vez que todos iban a la casa.

Era finalmente un momento para sentirse más tranquilos o al menos para compartir su húdalo Y a la mano, el húnico, el húnico, el húnico, el húnico, el húnico, el, la hermana mayor de Juanita. Le llevaste a siete años. Carolina se acuerda que ese día mientras la esposa de su hermano se quedó en la cocina preparándola al muerto. Los demás empezaron a recorrer la casa. Entonces ahí cogimos ver lo que los relogos de mi papá y no se qué, cada uno como, fue cogiendo como cositas o las vimos y las dejamos ahí. Luego los tres hijos y su mamá fueron al cuarto principal donde dormía Jorge Enrique. no le empieza a decir cómo es que yo debería decirme cómo me hice mi papa. Y se apuso como nos tenis, los tenis que le dimos a mi papa de su último de al padre que los regalamos o nos tenis. Después a Alejandro se acercó al escritorio de Jorge Enrique que quedaban el mismo cuarto. Ahí seguían algunos papeles, como una lista de tareas por hacer. Alejandro empezó a revisar lo que había. Entonces ahí es cuando Alejandro me llamó y me dice, caro, mira. Le mostro una foto de ella que su papá había puesto en un portar retratos. Y para mí fue una foto muy importante, porque es como el momento donde superé todos mis traumas, si como tu aión, que mi papá tuviera esa foto y para mí era super significativo y al lado de esta una hotela. Una hotela plástica de agua saborizada con tapaberte. Era pequeña de tamaño personal. Y mi mamá dijo como hay las aguitas de tu papá, que mi papá siempre estaba muerto en la sed. Mi mamá decía que porque había tenido cáncer, no tengo ni idea. Pero mi papá siempre estaba muerto en la sed. Entonces, siempre eran las botegas de tapita verde por ahí. Yo de lo que recuerdo que ni idea, si estoy bien, no estoy mal, se estaba bastante llena. Si es decir, obviamente no estaba nueva, pero si tenía por lo menos tres cuartos. Y mi hermano, coge la botella, la prueba, dice como que se estaba inatán inmunda, pero yo pensé de su pofeo y ya, sí como debe estar pasada. Pero el sabor tuvo que ser más que feo porque la reacción de Alejandro no fue precisamente de asco. Parecía más de terror. De volado te llen el escritorio y se fue corriendo al baño desesperado. Pero bruitados estaba muy asustado, muy paniquiado totalmente. ¿Me empezó cómo tratar de descubrir en el baño? No funcionó. Alejandro salió tambaleándose y empezó a bajar las escaleras como pudo. En ese momento Juanita garró la botella, la acercó a su boca. No iba a cometer la estupidez hace exactamente lo mismo, tomarme el sorbo pero si quería por lo menos percibir que era lo que había ahí, ni siquiera tuve como que voltear totalmente la botella, del solo poner la boca, sentir el sabor más asqueroso y como amargo que yo podía sentir en mi vida. Usas solamente lo puedes comer como la muerte. Cuando Alejandro llegó a la cocina, se cayó al piso y empezó a convulsionar. Su mamá, sin entender lo que pasaba,

trató de levantarlo y ayudarlo de alguna manera.

Mi mamá intentó meterle el dedo para que vomitarla,

pero me tiró el pulgar. Yo como no, es que tenemos más el emetir, el índice para que vomitarla. Pero mi hermano ya estaba rígido. Entonces, es de lo que se fue morderme, tengo la cicatriz.

Lo montaron rápido en el carro para llevarlo al puesto de salud más cercano.

Antes de salir, Carolina subió corriendo y

acarro la botella. Yo he visto muchas series de de médicos, saben que se

tomó, saben cómo se puede salvar, se sufrió y coge la botella y me subía la

parte atrás del carro en el baúl con la puerta de esa abierta y todo.

Y la puerta se cerró con el golpe de la estapa de Ojando a toda velocidad. Creo que ahí fue que yo le pase la bote y a mi hermana. En unos minutos llegaron al puesto de salud. Alejandro estaba inconsciente. La entrada del lugar estaba vacía, no había

quien lo recibiera. Empezaron a pedir ayuda gritos hasta que salió a alguien que lo subía en una camilla. Alejandro estaba perdiendo sus signos vitales, un paro respiratorio era inminente y ese lugar no estaba equipado para salvarlo. Había que llevarlo inmediatamente a un hospital más grande, que estaba más de 40 minutos. lo subieron a una ambulancia y yo ahí le entregué la hotela a alguien en la

ambulancia les di es que esto fue lo que se tomó y ahí mi mamá se subió a la ambulancia y el resto estábamos en el carro detrás de la ambulancia y estábamos yendo al hospital de Facatatioa pero perdió los signos vitales. No iban al cansar a llegar. la ambulancia parió el medio del camino frente a otro hospital más pequeño y los paramedicos empezaron a intentar reanimarlo. Trenta compresiones en el pecho, dos respiraciones bocabocas y así varias veces. Desde afuera los demás veían cómo se movía la ambulancia que subía y bajaba en decenas de intentos de reanimación, así como por media hora.

Y se empezó a hacer como un tumulto de gente alrededor nuestro y solamente llorábamos y le gritábamos a Alejandro como quedate con nosotros. Y yo ahí empecé a gritar la gente como puede creer en Dios. Soy yo no puede creer que impopas de hubo gran muertos, ya tres días sin hermanos que estaba muriendo. tu te entieras un audio adiós tan grande

gracias 3 días sin hermanos que estaban muriendo. Tienes que sentir un odio adiós tan grande. Es que no puede existir si esto pasa. Pero ya no había nada que hacer. Se había muerto. Alejandro tenía 31 años. Es ya todo serrundo. Y mamá, abgiritos, la tuvieron que se dar, es que la vida se parte en dos y yo creo que se parte en mil, por eso para mí la muerte no es la muerte la persona, es la muerte de todos los que estaban al rey de la persona porque no me da de ser quien era, uno cambia muchas partes de mundo. Y yo no lo voy a creer pero en un momento nuestras vías que significaba esto, o sea, mi mamá solo gritaba, o obviamente con una loca y tuvieron que poner unos calmantes, todo era un absoluto, y todo tan caos. Pero el medio del caos y del choquenel que estaban todos o a ni tan recuerda haber visto la botella Las sacaron de la ambulancia

y estaban unas enfermeras con la botella

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