Este episodio fue producido con el apoyo del Amazon Rainforest Journalism Fund en colaboración con el Pulitzer Center. Aca de la...

Aéo, Aéo, Aéo, Aéo, Aéo...

Es un viernes de finales de Julio, cerca de las dos de la tarde.

En la aldea, sagrada de los Yahuanahuá, un pueblo nativo de la Amazonía Brasileña.

Unas veinte mujeres se han reunido en Sallar Campos para una ceremonia que tendrá lugares en unos días. Están

sentadas en círculo de bajo de una cabaña enorme sin paredes, que hace reotar

su fóssez en el techo y las multiplica, las proyectas. Esto ya en esta aldea por un doble homicidio, por la historia que no llegó a contar el periodista

abritánico Don Phillips, que fue asesinado en la mazonía en 2022 junto al indigenista

Bruno Pereira. Pero para entender por qué viajamos hasta acá, porque Don Phillips quería escribir

sobre esta comunidad y su casique.

Es importante saber esto.

Los Yahuanawa adora la música.

Es parte esencial de su vida colectiva.

Como otros pueblos de esta región, la tierra indígena del Rio Gregorio, en el estado

brasileño de Acre, la música que hace es melodica.

Los principales son los cantos que tienen una función espiritual, pero en este caso también

son el símbolo de una lucha política. Durante una década aproximadamente los Lahuana

Huatu hubieron prohibido cantar. El pueblo había sido sometido por misioneros evangelicos

que les impedían practicar sus rituales, hacer fiestas o hablar su lengua y permitían que

los caucheros los explotaran

como mano de obra semi-esclava. Sus tradiciones y conocimientos estaban desapareciendo.

Pero hace 40 años, un joven de 18 años que se había ido de la comunidad volvió para Eles convenceram muito de nossos povos indígenas da Amazônia e da América.

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