Hola, buenos días, bienvenidos a despertando podcast. Gracias por estar aquí.

Iniciemos este día, presentes y conscientes. Esta mañana te comparto una reflexión sobre tu

neña a un niño interior. ¿Alguna vez te has detenido a ver la cara de un bebé?

Pareciera que no hay nada malo en el mundo cuando se riemp por nada o cuando cierra los ojos para dormir.

Los bebés todavía no tienen palabras, pero saben lo que quieren y lo pién sin dudar.

Si tienen hambre, lloran.

Si quieren que los carges extienden los brazos hacia ti, y solo corrodear un ojo de tus dedos con su manita

completa te llenan de amor.

Los bebes y los niños tienen una luz especial, que es difícil de describir, pero se siente,

transmite en termura, porque están llenos de curiosidad pura.

Tienen una inocencia a dulce que inspira a protegerlos de todo lo difícil del mundo.

Hubo un tiempo en que tú también fuiste bebé.

Tu piera tan pequeño que cabía en la palma de tu mano y hacías que las personas que pasaban a tu

lado sonrieran por verte.

Esa esencia tierna y suave, siguen tí, aunque no te descuenta.

Tu capacidad de aprender era increíble, aprendiste a hablar, a caminar y a descubrir el mundo que te rodeaba.

En esa época, necesitabas cuidado de tu familia todo el tiempo.

Así son los niños, necesitan muchísimos amor.

Y a veces, no reciben tanto como sus corazones quisieran.

Tu viste días con momentos muy felices,

pero también tu viste días en los que sentías tristeza,

suelidad o incluso miedo,

...