Miles de veces quise ayudar en mi vida, pero terminé haciendo el culpable, tantas,

que terminé creyendo que lo era jamás en mi vida,

he sido alguien que huye de sus responsabilidades y tampoco he jugado el papel de la víctima,

siempre he sacado la casta, la verdad, he pagado los golpes que me tocaran pagar,

pero hubo momentos, la verdad es mi vida en donde me inundé por dentro, las lágrimas. De hecho aprendí como castigarme

para que otros no fueran castigados, esos que no podían soportar las consecuencias de

los errores. La mentalmente queridos ese dolor me llevó a pensar cosas muy malas, terribles.

Hubo momentos en donde mi alma estaba a un paso del precipicio. De hecho hubo momentos

en donde creí que

no iba a poder limpiar esa bodega de culpas, esas culpas que habían depositado otros en

mi corazón y que yo se los había permitido aparte. La culpa es un sigiloso asesino, porque

no tiene sombra. Es como si fuera una humedad que se va encarnando en tu alma tiene diferentes voces porque te acusa por las noches pero te per sigue por las mañanas. Es un neco que se va apartando a los lejos pero es esa alarma que te recuerda que tú no

lo mereces. Pero Dios, Dios siempre entra a tu corazón y va a recon todo, se lo deja a centrar

porque donde había llagas y desorden, leja la cama atendida y ese cuarto perfumado.

A ver gente en tu vida que va a buscar dejarte sus culpas por falta de valentía para ser

responsables y posiblemente vas a terminar creyendo que tú debes absorber esas culpas,

¿verdad? Y aparte vas a creer que eso es bueno y te va a llevar a confundirte porque

vas a empezar a dudar de tus capacidades, de tus potenciales para ser, para amar, para crear.

Y cuando menos lo imagínense, vas a estar en una cueva en donde no vas a reconocer absolutamente

nada de ti, vas a conocer el terror que provoca la culpa, pero si hoy, si estás escuchando

este mensaje y decide saber la puerta de tu corazón al eterno, la puerta de tu corazón a Dios o

Game, seguro que en este mismo momento pues va a llegar un huracán, un

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