Esto rambulante, sodaniel Alarcón. Pergamino província de Buenos Aires, Argentina. Una

ciudad mediana de 100.000 habitantes en el corazón de la Pampa Úmeda, la zona grícola

más rica y pujante del país, un mar de soya, maíz y trigo, un lugar en el que todos

los habitantes tienen un lazo con el campo, vivende él para él o a pesar de él. Ahí nació Sabrina Ortiz y ahí seguía 27 años después, esa tarde

de 2011, cuando sintió a lo lejos el rumor de un motor y a sabía de que se trataba.

Había escuchado ese ruido otra vez. De todos modos se asomó a la ventana para verlo.

A lo lejos un tractor recorría alento el campo verde y brillante que estaba frente a su casa, al otro lado de una calle de tierra. Todos lo llamaban el mosquito, esa máquina que los productores usaban para fumigar los cultivos.

Después del ruido llegó ese olor que ya conocía muy bien, pero esta vez era diferente.

Había un bien todo ese día, y ese bien todo se va a todo el veneno o van a mi casa y bueno empezó a entrar, entrar, entrar.

Chequeó que las ventanas estuvieran cerradas y bajó las percianas.

Y no sé que echaron ese día, pero era fortísimo.

Era mucho más fuerte que en las veces ante diores.

Se metía por todo lo suficio de la casa era como que se iba metiendo como una cámara de gas.

Se hacía cada vez más fuerte, cada vez más, cada vez más,

cada vez más, el aire era veneno. Y ahora ella, que estaba embarazada de 5 meses,

respiraba ese veneno. Empezó a sentirse mal, le dolió a la cabeza y tenía los ojos irritados.

Su hija fiamma de 10 años, que estaba con ella en la casa, empezó a respirar con dificultad. Y a otras

veces se les había abrotado la piel después de una fumigación, así que Sabrina pensó que

era mejorirse, pudían regresar cuando terminaran y se disipar el olor. Pero cuando volvieron

más tarde, pareciente estaba más concentrado todo y que me estaba todo acumulado en el aire y bueno en vez de tener más dolor de cabeza, ya se me habían

empezado a irritarlas, fosas nasales, la garganta, la boca, los labios se me lastimaron y en el cuerpo

me empecé a inflamar, en vez de tener una ucia, muchas náuseas, mucho dolor de panza, bonitos, buómitos.

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