Hola, buenos días.

Gracias por estar aquí and despertando podcast.

Iniciemos este día presentes y conscientes. Podría decirse que la hermandad es un nuevo nivel de amistad, uno en el que

logras intonizar naturalmente con la otra persona, en el que ambas partes conocen ciegamente

sus reacciones y en donde no hace falta decir palabras para abrazarse mutuamente el corazón. Hay quienes ya nacemos con hermanas o hermanas, que nos han visto desde que vimos nuestros

primeros pasos. Personas con las que vamos forjando nuestro carácter, con quienes tuvimos

nuestros primeros malentendidos, y que nos prepararon para poder defendernos de todo lo que el mundo tiene allá afuera.

A mis hermanos y hermanos, con los que comparto sangre, les agradezco porque compartimos más que eso.

Nos tocó ver momentos de mucha alegría, pero también nos apoyamos y nos abrazamos cuando nos tocó ver momentos de oscuridad

en nuestro crecimiento.

Gracias por permitirme sentir tu apoyo cuando la vida se empezó a poner un poco confusa.

Por ser mi guía cuando ni siquiera mamá o papá lo graban entender lo que sucedía en mí.

Contigo aprendí un nuevo tipo de amor, uno, inquébrantable.

Y aunque vivimos momentos en los que nos soportábamos muy poco, entendí que la vida a tu lado

es mucho más emocionante que una vida en la que no me acompañas. Amara una hermana o a un hermano

es un privilegio, pero también he aprendido a través de mi camino que la hermandad no

solo la encuentras en casa. Hay personas que el universo te va poniendo en el camino, con las que todo comienza como una simple amistad,

con las que conectas mágicamente desde el primer momento.

Pero aun así, te tomas el tiempo y el espacio para conocerlas e ir abriéndoles tu corazón.

A esas hermanas y a esos hermanos que el universo me mandó, también les agradezco.

Por enseñarme que también tengo la oportunidad de escoger a mi propia familia.

Por llenarme de perspectivas acerca de la vida que no conocía,

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