En la pareja, la culpa siempre es del otro.

Queremos que el otro sea como nosotros queremos que sea,

pero eso no parece muy saludable.

Bienvenidos al podcast de Teden Español, soy Jarriga Urbullski.

Diana Juan es especialista en terapia de pareja.

Usando historias y humor, en su charla de Tedequí Río de la Plata,

nos muestra cómo podemos relacionarnos mejor

con las personas que queremos.

Estando en pareja queremos cambiar al otro.

El otro tiene la culpa de todo lo que está mal. Emprendemos la tería de cambiarlo con ganas, con optimismo, con mucha onda. Vamos a poder, claro, podremos. Pero a medida que pasa el tiempo, nos vamos desanimando porque por más que lo intentemos, el otro no cambia, sigue siendo tal cual es que frustración, que rabia, cuánto sufrimiento, todo mal, los quedan cuatro alternativas, el suicidio, el asesinato, la separación o la terapia de pareja. Entendida, claro está, como el último y desesperado intento de cambiar al otro, que es lo que le pedimos ante la peuta. Y ante la peuta sabe perfectamente de qué le estamos hablando porque también quiso cambiar a su otro. Y tampoco pudo. Después de más de 40 años de casada y de algunos más como Terapeuta, encontré un modelo que me es muy útil para pensar a las parejas. El barrilete ira estaca. Al barrilete le encanta volar lejos de la tierra. Es creativo, original, estimulante, divertido. También es imprevisible, inseguro, necesita probarse cosas, necesita destímbolos, desafíos, cambios. La estaca, a la estaca no le gustan los cambios, es rutinaria, un poco aburrida, pero es estable, ordenada, no tiene que probarse nada y está feliz con los pies de la tierra. Estas dos funciones, barrilete y estaca, son esenciales para que una pareja se mantenga viva. Cuando somos barrilete, volamos felices y tranquilos porque está la estaca, que no sujeta y nos trae de vuelta. Y cuando somos est ca, mantenemos todo en orden. Mientras miramos el vuelo colorido del barrilete, ¿qué sabe que a su regreso estará todo en su lugar? Pensar, pensarnos como barrilete y esta ca. nos permite elegir a cada paso en qué escenario queremos vivir. ¿El agarra o la paz? Nos regala además la noción lideradora, de que cada uno es como es. No me lo hace a mí. Lo que baja enormemente el sufrimiento porque dejo de pedirle peraz al Olmo. Si nos pensamos como barrilete y estaca, no nos tomamos tan en serio, hasta podemos reírnos de nosotros mismos, como nos pasó con mi marido que hartos de discutir, por ver quién de los dos contaba la historia como en realidad había sido, ahora nos decimos, cuento yo y vos corregís o contás vos y corrijo yo. Claro que discutimos, cuando a los dos se nos da por ser barrilete y no queda estaca que nos sujeteete o cuando diferimos acerca del largo del violín, porque el violín es la clave. El violín mide la distancia óptima que nos resulta cómodo para vivir. ¿Cuán cerca? ¿Con cuánto control? ¿Durante cuánto tiempo? tiempo, el violín es puente y frontera, entre uno como individuo y como miembro de la pareja? En las noches o cuando nos cubren cielos tormentosos, nos cobizamos bajo una misma banda, Nuc sin antes revisar, centímetro a centímetro, el violín que nos une, a ver si está desilachado, si corre riesgo de partirse en algún lugar, y recién entonces, lo brillamos, proliciamente y con mucho cuidado para que a la mañana siliente, cuando el barrilete remonte vuelo otra vez, este seguro de que tendrá donde volver. Si les gusta te den español la mejor manera de apoyarnos es compartiendo el podcast con

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Soy Chari Garbulski y los espero en el próximo episodio.