te ha pasado alguna vez que tienes una conversación con alguien y parece que vivís en un dos completamente diferentes y no me refiero a tener opiniones diferentes sobre una misma realidad, eso es normal, incluso bueno me refiero a no estar ni siquiera de acuerdo en lo más básico, en los hechos, en lo que ha ocurrido o no ha ocurrido en la realidad. Hoy vamos a hablar de eso de la verdad, de tu verdad, de mi verdad y de la verdad. Y de por qué es necesario es urgente recuperar algo muy importante, una realidad común. Y ya te adelanto que es posible que no estés nada de acuerdo con algunas de las cosas que voy a decir.

Yo voy a hacerlo de la forma más respetuosa posible y te pido que si tú también participas en la conversación a través de los comentarios lo hagas del mismo modo conmigo y también con el resto de personas. Mil gracias. Y antes de continuar como siempre te recuerdo que puedes leer la transcripción gratuita del episodio, la traducción al inglés, un ejercicio de comprensión y usar las flashcards de vocabulario en la web spannslemuchcouch.com. Para empezar quiero contarte algo que escuché recientemente en una entrevista a la periodista española Pepa Bueno. Ella dejó algo que me hizo pensar mucho y por lo que estoy haciendo este episodio hoy. Dijo, antes teníamos un consenso, un acuerdo sobre lo que era la realidad. Y hay distintas maneras de intervenir para mejorarla, pero si rompemos el consenso de lo que es la realidad de que vamos a hablar. Y añadió. La realidad existe y el trabajo de los periodistas consiste en acercarse con honestidad a esa realidad, con un protocolo de trabajo y contárselo a la gente. Lo que tú piensas, lo dejas atrás cuando estás en el trabajo. Me pareció una reflexión muy poderosa estudiante porque vivimos en un momento en el que muchas personas parecen o parecemos que tienen su propia o nuestra propia versión de la realidad. Y claro, cuando ya no compartimos una base común, cuando cada uno vive en su burbuja, ¿cómo vamos a entendernos? Es imposible. Hay una novela del autor británico George Orwell que seguramente conoces, que se llama 1984, y en ella el poder controla la realidad cambiando el lenguaje. Si pueden manipular el lenguaje, también pueden manipular la verdad. Por eso es tan importante defender esa base común, porque sin ella incluso las palabras pierden su sentido. Y por cierto, si te interesa este tema de la manipulación de la realidad, te recomiendo que escuches el episodio 210 de este podcast. Y antes de seguir, quiero aclarar el significado de una palabra que mencionaba esta periodista, decía que antes

teníamos consenso sobre la realidad. Consenso no es que todos pensemos lo mismo, sino que compartimos una base de realidad suficiente como para conversar, cooperar o tomar decisiones juntos. Es un acuerdo general sobre ciertos hechos o valores fundamentales que nos permite convivir. Sin consenso, no hay punto de partida, no hay entendimiento y cada uno acaba atrapado en su propia burbuja de certezas individuales y de verdades individuales. Para empezar a aproximarnos a este tema, vamos a hacernos una pregunta. Hay una sola verdad? Pues mira, una vez le hay una frase de Nietzsche y perdón, si lo pronunció mal, que dice, no hay hechos, sólo interpretaciones. Una frase provocadora, ¿verdad? Pero cuidado, esta visión posmoderna que ha sido muy influyente en el pensamiento contemporáneo puede ser útil para entender que muchas veces interpretamos el mundo desde nuestros propios filtros, con nuestras propias gafas. Sin embargo, si llevamos esta idea al extremo, corremos el riesgo de negar cualquier verdad objetiva. Y eso puede ser peligroso. Hay una sola verdad, entonces, pues puede parecer una pregunta muy filosófica y lo es, pero también es muy práctica, porque afecta a cómo hablamos con otras personas, cómo debatimos, cómo votamos, e incluso cómo convivimos con el resto de personas. Es normal tener opiniones diferentes, por ejemplo, tú puedes pensar que lo mejor para luchar contra el cambio climático es invertir en energías renovables y otra persona puede pensar que es mejor invertir en energía nuclear. Diferentes opiniones, pero una misma realidad. El cambio climático existe. Es un ejemplo de realidad común, un hecho compartido y desde ahí cada uno puede proponer su solución.

También existe una tercera vía, hay consenso científico, suficiente para afirmar que el cambio climático es real.

Pero es el ágito cuestionar el impacto exacto, las proyecciones futuras o incluso si hay lobes interesados en exagerar o minimizar sus efectos. Todo eso es debatible, discutible, pero solo si partimos de una base común que el cambio climático es una realidad respaldada por hechos científicos. Pero últimamente vemos situaciones en las que ni siquiera estamos de acuerdo en los hechos.

Hay personas que ni llegan el cambio climático.

Y no hablo de voces críticas que le den mayor o menor importancia al problema.

Hablo de negacionistas absolutos.

A pesar de las pruebas científicas, a pesar de los hechos, dicen que es una invención. Y aquí no estamos hablando de opiniones, estamos hablando de hechos, hechos medidos por la comunidad científica con datos. Y negar eso es como decir que el sol no existe porque hoy está un lado, hay nubes. Esto no es un problema de desinformación, es un problema más profundo, ya no compartimos una realidad común y eso es bastante peligroso y te voy a poner un ejemplo más doloroso pero muy claro. En una guerra una realidad común debería ser esta. No se mata a civiles, nunca. Esa es una línea roja que no se cruza y es parte de lo que llamamos derecho internacional humanitario. Y este consenso este acuerdo no es nuevo. En el mundo occidental, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial,

se establecieron tratados y acuerdos internacionales como los Compenios de Ginebra de 1949,

que dejaron muy claro que proteger a la población civil es una obligación moral y legal.

Desde entonces, está sido una base compartida, una realidad común que no deberíamos perder, una realidad común que no debería depender de ideologías políticas o religiones. Pero hoy en día vemos como algunas personas justifican el asesinato de civiles dependiendo de quién lo haga. Y eso es romper el consenso sobre la realidad. Si justificamos que maten a niños a personas inocentes, que nos queda y sobre todo que dice de nosotros como sociedad. Y aquí entra algo muy interesante, el lenguaje no solo describe la realidad, también la construye, lo que decimos cómo lo decimos que palabras usamos crea marcos mentales. Si llamamos a una guerra intervención humanitaria, cambiamos la percepción. Si decimos daño colateral en vez de cibiles asesinados, el horror se difumina. Y así es como poco a poco manipulando el lenguaje, se destruye la realidad común. Otro ejemplo reciente, el asesinato de Charlie Kirk. Hubo personas que celebraban el asesinato de este activista político solo porque defendía ideas con las que no estaban de acuerdo y decían cosas como, bueno, él también defendía el uso de armas, así que se lo merece. Y no, no se lo merece. Nadie se merece, se hará sesinado por sus ideas. No era una realidad común, no había un consenso ya consolidado de que no queremos que la gente muera por sus ideas. Eso también debería ser parte de nuestra realidad común, un valor compartido. Nadie se merece, seesinado por sus ideas. No hay peros. Te deberías ser una realidad común independientemente de tu ideología política. Y ahora te hago otra pregunta, estudiante. ¿Crees que existen valores universales? Hay principios que se repiten en todas las culturas del mundo y que podrían ayudarnos a reconstruir una realidad común, no podemos decir que todas las culturas sean iguales ni que compartan exactamente los mismos valores, pero algunos principios parecen aparecer una y otra en diferentes partes del mundo y a lo largo de la historia. Por ejemplo, no mentir, no discriminar, no matar, respetar la vida de los demás. Claro, podemos discutir si todos los valores son realmente universales. Algunas culturas priorizan el grupo sobre el individuo mientras mientras que otras hacen lo contrario. Pero incluso con estas diferencias, hay un núcleo ético compartido que aparece una y otra vez en los grandes textos filosóficos en las religiones y en las constituciones modernas. Y ese núcleo, aunque no perfecto, puede ser nuestra brújula. Estos valores son la base de muchos sistemas legales de los derechos humanos y de las sociedades democráticas. No son solo opiniones personales, son acuerdos a veces implícitos que nos permiten convivir. Y por eso están peligroso cuando empezamos a relativizarlo todo, cuando decimos, bueno, depende, no, no siempre depende, hay cosas que están bien y cosas que están mal. Y hay una frase que me gusta mucho que dice, tú tienes una verdad, yo tengo una verdad, pero hay algo que es la verdad, aunque ninguno de los dos la conozca completamente. esa frase me recuerda también que tenemos que ser humildes, que no siempre tenemos razón, pero también que no todo es subjetivo, que la verdad existe, aunque sea difícil de ver. Los que hemos solucionado ¿Cómo recuperar la realidad común? Es posible. Pues, bueno, a nivel individual podemos probar algunas cosas, ¿no crees? Escuchar con honestidad, por ejemplo, no simplemente esperar a que el otro termine para responder lo que yo pienso, sino para entender realmente

porque esa persona que quizás piensa algo opuesto a lo que yo pienso tiene esa idea. Buscar fuentes fiables también evitar la desinformación, tener una ética mínima compartida, por ejemplo no insultar, no justificar la violencia, no deshumanizar al otro, incluso si piensa lo contrario nosotros, y una más evitar tener una visión política dogmática. A veces apoyamos a un presidente o presidenta y nos volvemos casi fans, aceptamos cualquier cosa que hagan o digan, sin cuestionarlo. Pero es muy importante ser críticos con nuestros gobernantes, incluso si les dimos nuestro voto en el pasado, y ese espíritu crítico también forma parte de una sociedad sana y de una realidad compartida. Y además, para fortalecer nuestro pensamiento crítico es útil conocer algunas falacias, comunes, es decir, errores en el razonamiento que parece en válidos, pero no lo son. Aquí te doy tres muy frecuentes. La primera ad hominem, atacar a la persona en lugar de sus ideas, por ejemplo, decir, no puedes confiar en ella porque es activista climática, o la opinión de ese hombre sobre una política económica no es válida porque es millonario. En debates polarizados, muchas veces se ignora el argumento simplemente atacando la identidad de la persona que lo defiende. El segundo tipo, falsa causa, pensar que porque una cosa pasa después de la otra, la primera es causa, por ejemplo, desde que gobierna este partido ha aumentado la delincuencia. Sin tener en cuenta muchos otros factores sociales o económicos que pueden influir. Y tercero, falsa dichotomía. Presentar sólo dos opciones extremas como si no hubiera alternativas. Por ejemplo, si no apoyas esta ley, entonces estás en contra de los derechos humanos. Esta falacia es muy común en debates políticos polarizados donde se obliga a elegir entre extremos. Y conocer estas falacias nos ayuda a identificar malos argumentos, tanto de los demás como en nosotros mismos. Y así pensamos mejor y dialogamos mejor. yar críticamente estudiante es como limpiar unas gaza sucias, si no lo hacemos, todo lo que vemos está distorsionado, da igual que mire es al cielo o a una flor, si el cristal está manchado, verás mal. Y lo mismo pasa con la información, las ideas o los discursos, si no revisamos nuestros filtros, no veremos la realidad, sino una versión borrosa y cómoda. Y antes de cerrar hay algo que no podemos ignorar el papel de la inteligencia artificial en todo esto, en la verdad. La IA está avanzando a una velocidad increíble y ya no sólo hablamos de bulos o las llamadas fake news. Ahora también hay imágenes y vídeos y perrealistas generados por inteligencia artificial que son casi imposibles de distinguir de los reales y lo más preocupantes que muchas personas se los tragan. ¿Qué significa eso? Tragarse algo es una expresión informal que significa creer algo sin cuestionarlo, aceptar una información como cierta sin analizarla. Y esto tiene consecuencias muy graves. Si ya era difícil tener una realidad común, ahora lo es mucho más, porque cuando no puedes confiar en lo que ves o escuchas, todo se vuelve relativo. Y si todo es relativo, todo vale. Y cuando todo vale, dejamos de tener una base para hablar, para convivir y para construir una sociedad con ciertos valores compartidos. Por eso, más que nunca necesitamos pensamiento crítico, necesitamos educación mediática y necesitamos mucha honestidad intelectual. Estudiantes, vivimos tiempos difíciles, pero no todo está perdido. Aún podemos hacer algo. Escuchar, cuestionar, hablar desde el respeto y no dejar que la verdad se convierta en un juego de opiniones. Sólo así podemos reconstruir ese puente roto o mejor dicho averiado entre realidades. ¿Y tú qué piensas? ¿Crees que estamos perdiendo la capacidad de hablar desde una base común? ¿Te ha pasado que hablas con alguien y parece que vivís en realidades diferentes? Te invito a dejar un comentario con tu opinión. Así también practicas tu español escrito y puedes hacerlo en la plataforma

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muchísimo a seguir creando más episodios. Una abrazo grande.