Este mensaje con este en particular yo he sentido durante toda esta semana de hacer algo que yo no había hecho antes y es transmitir este mensaje al menos en dos partes, cosa que nunca hago pero como veo que tiene mucho para transmitir y hay muchos contenidos que, quisiera hacerlo así de manera que hoy quiero exponer la primera parte de esta saga y aunque cada uno de los mensajes este y el próximo desde luego tiene su singular línea de relato y su propio final me gustaría sugerirte que hagas planes para escuchar. La segunda parte que será dios mediante el próximo domingo. Una de mis convicciones fundamentales, siempre como orador o como líder, Eja Mags enseñara algo por lo cual yo no haya pasado, o por lo que no esté pasando. Creo que este es el gran secreto de la autenticidad en cualquier mensaje, en cualquier sermón, en cualquier conferencia, sino uno habla bicariamente de cosas que le pasaron a otros. Así que desde yo desde el principio he decidido ser transparente y es por esa razón que le puse este título al mensaje. Yo quiero hablar de esas heridas cortantes cápticas, insisivas, profundas de esos golpes que no se curan con una bolsa de hielo, golpes que dejan moretones en nuestra alma, hablo de golpes relacionales, golpes emocionales, golpes en el ego, hablo de golpes familiares, incluso golpes espirituales. Cada ser humano se compone de mente, cuerpo y espíritu. Podríamos decir alma, cuerpo y espíritu, pero es mente, cuerpo y espíritu. Y yo quisiera que veamos nuestro ser como un paquete de regalo a los pies de un árbol navideño. El papel envoltorio es nuestra mente o representa metafóricamente nuestra mente, la caja es nuestro cuerpo, pero el verdadero regalo, el contenido es nuestro espíritu, que es lo que realmente está dentro, nadie se queda con el envoltorio y la caja solamente. El contenido es el espíritu. Y a lo largo de la vida, nuestras relaciones, nuestras circunstancias, las elecciones que hacemos, suelen dañar nuestra envoltura, que es la mente, lo primero que atacan es la mente. Y también puede que llegan a nuestra caja, que es el cuerpo. Pero finalmente nos guste o no, terminan afectando a nuestro espíritu, o sea, el contenido. Es inevitable. Es previsible? Sí, pero es inevitable. Y cuando sucede, nos suele dejar hecho un desastre con nuestros sentimientos fracturados, nuestro espíritu amputado, y como supo decir alguna vez el personaje de alp que se ha hecho en los colombianos, que se

ha hecho en los colombianos,

que se ha hecho en los colombianos,

que se ha hecho en los colombianos,

que se ha hecho en los colombianos,

que se ha hecho en los colombianos, que se ha hecho en los colombianos, que se ha hecho en los colombianos, como digo siempre.

¿Qué es la manifestación

de un problema psicológico emocional

a través de síntomas físicos,

a través de los cuales nuestros cuerpos

expresa un malestar

que no puede procesar de forma consciente. Entonces uno puede llegar a padecer por un problema anímico, sentimental, espiritual, emocional. Uno puede padecer dolores de cabeza, literal. Problemas digestivos, dificultad para dormir. Y casos de bienes en cualquier otra enfermedad, que no tiene una explicación a veces clara médica, que suelen ser respuestas al estrés, al surmenaz, a la ansiedad, de esas heridas que nunca pudimos resolver. El cuerpo pasa la cuenta. Hay un libro que dice el cuerpo pasa la cuenta. Yo lo creo, siempre el envoltorio, la mente y el cuerpo, la caja terminan pasando la cuenta de una espíritu fracturada o emputada. Lo cierto es que cuando experimentamos daños implacables, un fracaso tras otro, un rechazo tras otro, un abuso tras otro, quedamos devast. Y llegamos al señor, pero aún así estamos rotos. Ergo, nos sentimos como si estuvieramos condenados a vivir en un perpetuo dolor, en un ciclo que no se termina nunca de desesperanza. Ahora no obstante, yo tengo buenas noticias, nuestro contenido, o sea, nuestro espíritu, nunca puede ser destruido por daños externos, porque nuestro espíritu fue hecho a mano por Dios a su imagen. Entonces, el espíritu nunca puede ser dañado. Y por favor, quiero que me escuches, para dejar esto en claro antes de continuar. Quiero que me preste esa atención cuando digo esto. No importa lo que nos hace ha sucedido en la vida, no importa quién o cuánto nos hacen lastimado, no importa cuán vacíos nos sintamos, lo valioso siempre sigue permaneciendo dentro nuestro. Nadie puede llegar a lo valioso que puso el señor. El valor incalculable que está entretejido en cada hebra de nuestro ADN todavía está dentro nuestro y eso no cambia. Pase lo que nos pase. Pueden agarrar nuestro envolctor y nuestra caja apatadas, o sea nuestra mente y nuestro cuerpo, pero ningún golpe puede disminuir lo valioso que Dios puso dentro nuestro. Quiero que esto lo tengamos claro. Estamos de acuerdo. Nos puede agarrar a patadas a trancasos, atrompadas, pero nunca van a dañar por completo lo valioso que está dentro. Lo que sucede es que nuestra cultura de consumo

diseñamos los recipientes para comunicar lo que hay dentro.

Cuanto más caro sea lo que hay dentro, más lindo se el recipiente.

Así nos dan las joyas, no te dan en una bolsa de bons.

Cuando uno compra una alianza, no te dan en vuelta,

en una bolsa de papel,

como se llevan la vez en los borracho, es condida a la cerveza, no. Te lo da en un envoltoria que a veces uno le da pena tirar la caja, pero yo yo quedo bonito, ¿no? Porque uno espera que el recipiente refleje el valor del contenido. Pero Dios, no en que lo hacía así. Cuando yo le dices a Samuel que vise a los hijos de Isaí para identificar y un gira al próximo Ray de Israel, el profeta se sorprende al descubrir que Dios no tienen mente ni al más experimentado ni al más fuerte ni al más guapo de los hijos. De hecho, en primera esa muerte 16 y 17, Dios dice, no te dejes impresionar por su apariencia. Permíteme decir, no te dejes impresionar por el envoltorio, por el paca, sin, ni por su estatura, porque yo rechazo esas cosas. La gente se fica en las apariencias, yo me fijo en el corazón. La gente se fica en el envoltorio, en el moño, en la caja, yo siempre me fijo en el contenido, dice el señor. En palabras más simples, el envoltório de David no comunicaba el contenido de un rey. Uno veía David y no veía, Úy, este muchacho va a ser un rey. No, de hecho, si no no hubiese hecho falta la aclaración de Dios, no te confundas a Muel, yo no miro lo que miran los hombres. Yo no sé si todavía existen, pero cuando yo era un chiquitito,

un niño... que se ha hecho falta la aclaración de Dios, no te confundas a Muel, yo no miro lo que miran los hombres.

Yo no sé si todavía existen, pero cuando yo era un chiquitito, un niño, algunas tiendas tenían una sección, por lo menos en mi país, de mercadería dañada, generalmente estaban la parte de atrás, cerca de los baños, y había unos estantes donde había mucha mercadería que venían de fábrica con las etiquetas estropeadas,

latas con alguna que otra bolladura. que existantes, donde había mucha mercadería que venían de fábrica

con las etiquetas estropeadas, latas con alguna que otra bolladura

...