Cuando era más joven, esto fue hace varios años, recuerdo que leía a cierto autor cristiano

que afirmaba que si quería uno tener comunión con Dios, lo mejor era levantarse, a buscarlo,

mejorar, promediando las tres o las cuatro de las cuatro de la madrugada. Y yo te confiezo que hace unos

años por un tiempo hice el intento, pero era tan temprano y oscuro que yo sentía que el

espíritu Santo todavía no se había despertado. Era tan temprano y en aquel entonces, a diferencia

de otros que lo pueden hacer y lo celebro, yo comprobe que nunca iba a ser un hombre que

funciona en su estado óptimo muy temprano la mañana, no funcionó. Hay gente que sí, hay gente

que es gente de mañana, yo sí más ave nocturna. A esa hora impía y mundial de las tres, cuatro,

cinco de la madrugada, no le puedo ofrecer mi mejor versión adiós ni a nadie. Sé que yo

sé que hay mucha gente insisto que le funciona, que es así, es lo mejor la quietud ante que se levanten

los niños antes que aparezca la suegra, que antes que o que satanás molesta. Bueno, que es lo

mismo, pero digo, ese ahora le funciona, de gente que es adita, no alevantarse antes que salga

el sol. En mi caso prefiero que el sol salga primero, casi por una cuestión de humildad, digo,

no, no, no, que salga primero, luego que me despierto incluso, los primeros 60 minutos de

mi día están como siempre, son como una laguna, un bachemental, nunca me acuerdo que pasan los

primeros 60 minutos de cualquiera de mi día. Siempre hablo los ojos, ser penteo, hasta el baño,

como un zombie, me ha feito, me rasuro de memoria, tomo un café, preso, negro, bien cargado,

un inmeía, después empiezo a recordar quién soy, todavía no mi propósito en la vida, pero quién

soy? Dos horas después, esos extraños que dicen ser mis hijos se bajan en la puerta del

colegio y recién, más o menos empiezo a contestar llamadas de otros seres humanos, porque ya siento

que todos mis switchers se levantaron, mi switch se levantaron y estoy más o menos diable,

utilitario, práctico. Y como me conozco demasiado, sé que puedo ser el hombre santificado,

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