Era de madrugada y me despertó el pleto de mi tía que se vea quedado cuidarnos.

Me levanté la vioorando, diciendo que acababa de ver una mujer, que se le había parecido

una mujer, saliendo de ese cuarto prohibido, de ese cuarto con llave que nadie podía abrir, la vio salir, la tuvo a unos pasos, no era nadie vivo.

Los relatos y historias que vamos a conocer esta noche comunidad, son de esos de los que

sentieran cerca de casa. Y lo digo con tu intención con estas palabras.

Un hogar puede ser habitado no solo por la familia, no solo por los vivos. Es posible

que haya fantasmas que nos han dado cuenta que ya no están aquí físicamente, que se

reusan a irse, consciente o inconscientemente. Hay entidades que deciden entrar ahí, aunque

nunca lo hayan ocupado, aunque nunca hayan estado vivos, y te hay que tener cuidado,

porque se van a alimentar de todo el miedo, la desesperación y la tristeza que puedan

provocarnos. Hay muchas posibilidades distintas para que podamos decir que una casa está brojada,

infestada, poseída, pero todas son igual de aterradoras. Me da mucho gusto que estén en

los acuentes escuchándonos y espero que estén listos y listas para lo que viene.

Cierra los ojos y deja de llevar a menos que estés en tu casa. En ese caso escucha

con atención y muy alerta y por ningún motivo pongas las siguientes

historias en un volumen que alguien más, que algo más puede escuchar, de ser así, podría

ser que tú seas el siguiente protagonista de relatos de la noche. Me mudé a la ciudad de México hace unos años, cuando por fin conseguí un buen trabajo

en una oficina por la zona de reforma. Como no tenía tanto presupuesto al principio, me

puse buscar una habitación en renta, algo sencillo pero esperando que estuviera lo mejor

ubicado posible. Y sorarios merean salir muy tarde o entrar muy temprano, así que quería

algo que estuviera lo más cercano posible a mi trabajo.

Encontro una publicación en Facebook, de una familia que rentaba un cuarto para mujeres

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