He visto cosas que me han destrozado el alma, he escuchado cosas que me han matado por dentro,

he visto cómo me traicionaron cuando más le han decidido en la vida pero saben qué,

aquí sigo, aquí estoy y aquí se guiere con ganas inquiable de amar, de servir, de

motivarles, de inspirarles, de igual a levantarles, y dos trucas aprendí a hacer como el agua.

Yo pienso hacer como el agua, de bien,

que va, que tiene la valentía, pero sobre todo,

la disposición de siempre cambiar,

porque tú y yo sabemos que lo único realmente constante

en este universo es el cambio.

Entonces, prefiero estar en este constante movimiento,

experimentando las infinitas posibilidades de mi vida.

Reciro esto a quedarme estático rígido,

erosionándome en el día a día al final.

Su convida al cambio es porque el agua y el sol

siempre traminan por hacer su trabajo y siempre van a

terminar quebrando al más perro de los metales.

Así que como el agua, pues fluye.

Fluye a través de los desafíos. Así que adaptate en la forma de con cada experiencia,

con cada reto, no te detengas ante las adversidades y no púsalas para que, para pulir,

tu estencia, para crecer, porque cada golpe, a la traición, cada lágrima,

pues son cosas que moldean tu ser,

que van a llevar a una profundidad hermosa de comprensión y de compasión.

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