5 • 668 Ratings
🗓️ 18 September 2025
⏱️ 37 minutes
🧾️ Download transcript
Estar a la defensiva... ¿Qué hay detrás de tu armadura?
Hoy exploramos por qué reaccionamos como si todo fuera un ataque, incluso cuando no hay amenaza real. Vivir en modo defensivo nos protege, pero también nos encierra y nos agota.
Bajar la guardia no significa rendirse ni dejar de cuidarte: es recuperar la calma, conectar mejor con los demás y soltar una coraza que ya no te sirve.¿Te gusta este contenido?
💌 Suscríbete a nuestro Newsletter GRATIS aquí.
🫂 Únete al CLUB de Miembros aquí.
❤️🩹 Comienza terapia HOY aquí.
✏️ Envía tus opiniones: [email protected]
.
📲 Síguenos en nuestras redes.
.
💜 Psicología al Desnudo es un podcast original de Psi Mammoliti.
.
📍 Grabado en Casa Spotify, Buenos Aires.
Click on a timestamp to play from that location
| 0:00.0 | Psicología al desnudo es una producción original de psimamoliti. La plataforma de Psicología y bienestar en la que podés encontrar a tu psicólogo ideal. Viste que hay personas que viven sintiendo que el mundo está en su contra? ¿Qué creen que cada palabra, cada gesto, cada mirada viene con una intención oculta y malvada de hacerles daño? Y entonces están siempre como en guardia, cubriendo se con una capa explosiva de defensa, siempre listos para la tierra, listos para defenderse, para ganar la batalla, aunque no haya guerra en realidad. ¿Por qué reaccionamos así como si nos vivieran atacando? Porque sentimos a veces que todo es una amenaza. ¿Qué es lo que nos lleva a querer defendernos todo el tiempo de lo que nos dicen los otros? Soy Marina Mamoliti, psicóloga, y esto es psicología el desnudo. El podcast de salud mental de Psyma Mollicky, donde navegamos juntos en las profundidades de la mente. Hoy presentamos vivir a la defensiva. ¡Ay, ¿qué susceptible? ¿Sí? Solo te preguntó si ya terminaste con el proyecto, ¿por qué me respondes así? Bueno, no era para tanto. Quería saber si seguías con Juli, nada más que exagerado. Listo, está bien, ¿sabes que no te pregunto más nada? Ya fue. Comentarios así reciben habitualmente una persona que vive en una postura defensiva. Y los reciben porque seguramente antes haya respondido con un ataque, con un enojo explosivo, como si cualquier cosa le molestara al extremo. Hablamos de personas malumoradas que responden así porque viven enojadas con la vida. No, no están así. Aunque parezca que viene por el helado, la postura defensiva es un gran iceberg del cual solamente vemos una parte muy chiquitita. Para conocerlo en profundidad, empecemos por entender qué es esto de estar a la defensiva. Ser una persona defensiva no es un rasgo de personalidad, es un mecanismo de defensa, una reacción automática que se dispara cuando sentimos que nos están atacando. La trampa es que a veces la amenaza no es real, sino percibida. Veamos que eso le vamos a proteger cuando estamos reaccionando así. En primer lugar, nuestra autoestima. Por ejemplo, si alguien te hace un comentario sobre cómo te vestís o algo que hiciste y sentís que te están criticando de manera personal, ahí tu reacción defensiva surge, ¿por qué crees proteger cómo te sentís con vos mismo? En segundo lugar, hacía nuestra identidad. Si alguien cuestiona algo que es parte de quien sos, como tus valores, tu trabajo, tu estilo de vida. |
| 3:05.4 | Por ejemplo, alguien te dice que ser artista no es una profesión seria y sentirla en necesidad de defenderte porque eso toca una parte fundamental de tu identidad. Y enterzar lugar, percibimos como amenaza cuando atendidán contra nuestras creencias. Si alguien contradice algo en lo que crees profundamente como tus ideales políticos o tus ideas sobre cómo |
| 3:29.3 | triar a tus hijos, hay reacciones a la defensiva porque sentís que están atacando tus convicciones. Y hablamos de reacción porque la respuesta defensiva se caracteriza principalmente por ser automática. Es más bien impulsiva, no se piensa, simplemente se lanza como un proyectil. Pensemos así. Todos los animales tienen actitudes defensivas para protegerse y nosotros no somos la excepción. La actitud defensiva es un mecanismo evolutivo, profundamente arraigado en la naturaleza humana y animal. No es que un día nos levantamos y dijimos, ¿qué divertido reaccionar con bronca cuando nos critican? No, no, esto viene de fábrica. Esteben porjes, psicólogo estadounidense y creador de la teoría polivagal, nos explica que nuestro sistema nervioso autónomo está evaluando constantemente el entorno en busca de señales de seguridad o amenaza y enseguida que perside una amenaza activa respuestas defensivas y ese proceso garantiza nuestra supervivencia y esto tiene sentido los primeros humanos vivían en un mundoil. No podía andarse el lujo de quedar, analizando, si un depredador tenía buenas intenciones, o si otro humano los estaba mirando raro por cómo se vestía. Si algo parecía peligroso, atacaban o huían. Y así sobrevivimos miles de años. Así que tenemos que agradecer la la posibilidad de reaccionar y de estar a la defensiva. El tema es cuando esto se vuelve excesivo, o aparece frente a amenazas que son imaginadas. ¿Qué pasa a nivel biológico? Cerebral. Nuestro cerebro entra en modo defensivo y esto activa toda una serie de señales que hace que actuemos en modo lucha o modo huida. Para entenderlo de manera simple lo que pasa es lo siguiente. En primer lugar nuestra amigdalá, que es el detector del peligro del cerebro, prende todas las alarmas, nos dice, ey, algo está pasando, preparate. En segundo lugar, liberamos a Derenalina, que es el neurotransmissor que se encarga de que aumenta el estado de tensión y de alerta. Y en tercer lugar, la corteza prefrontal, que es la parte racional del cerebro, se apaga. O sea que perdemos la capacidad de pensar con claridad. Y ¿por qué pasa esto? Porque a la hora de sobrevivir, no necesitamos pensar tanto. Tenemos que actuar rápido. Por eso tendemos a responder de manera reactiva como dominados por la emoción. Atacamos, nos defendemos. Y por eso, respondemos impulsivamente. Pelíamos, o vimos, sin detenernos a evaluarse realmente hay peligro o no. Y acá viene lo loco. Cuando reaccionamos así, el cerebro nos premía con dopamina. Una sensación de hui me defendí bien. Y encima el hipocam, porque es nuestra memoria del cerebro guarda todo lo almacena para que la próxima vez estemos en una situación similar, reaccionemos igual. ¿Cuál es el problema? Que hoy en día, las amenazas no son depredadores ni tribus enemigas. Ahora la amenaza puede ser una crítica, una mirada de desaprobación, un comentario en redes. Algo que nos toca la autoestima, nos hace sentir jugados o nos expone. Y aunque ya nos temos en la selva, nuestro cerebro no lo distingue, activa el mismo mecanismo de supervivencia. Las nuevas formas de amenazas dejaron de ser solamente físicas. Ahora existen también en el plano social y en el emocional. Por eso nos ponemos a la defensiva con un jefe, con nuestra pareja, o incluso con alguien que nos hace una pregunta sin mala intención, porque para nuestro cerebro eso también se siente como una amenaza. Dijimos que la actitud defensiva es un mecanismo de defensa psicológico, una estrategia mental que empleamos para protegernos de lo que percibimos como una ataque. Siempre que reaccionamos a la defensiva es porque sentimos que estamos frente a la ataque de otra persona o de una situación. Sentimos que estamos en peligro. Nos sentimos inseguros y por eso atacamos. La cuestión es entender por qué nos sentimos amenazados cuando hay situaciones en las que no estamos frente a una amenaza real y ahí es donde todos se ponen un poco más complicado. Ahora dejamos de ver la superficie, la punta de la iceberg y nos adentramos hacia lo profundo a los orígenes. A veces reaccionamos como si todo fuera una amenaza. Alguien nos hace una pregunta y saltamos como si no se estuvieran atacando. Nos corriguen un detallito en el trabajo y sentimos que nos están criticando como persona. Pero ¿por qué? ¿Por qué nos sentimos en peligro cuando en realidad no lo estamos. La respuesta no está en la superficie. No es solamente que somos sensibles o tenemos mal humor, es algo más profundo. En el fondo, ponernos a la defensiva. Es un mecanismo para reducir la incomodidad interna. Cuando alguien dice algo que desafíé la forma en la que nos vemos a nosotros mismos, o choca con nuestras creencias, nos sentimos amenazados y reaccionamos. Ahora, la gran pregunta es ¿por qué algunas personas son más propensas a ponerse a la defensiva que otras? Vamos a ver tres disparadores claves. En primer lugar, las experiencias traumáticas o difíciles del pasado. Si creciste en un entorno donde te criticaban todo el tiempo, donde tus opiniones eran invalidadas, o te hicieron sentir que estás que nunca era suficiente, tu cerebro aprendió algo. O cualquier comentario puede ser un ataque. Entonces, cada vez que alguien te corrije o te da una opinión, tu sistema de alerta se dispara. No importa si la intención de la otra persona es buena, tu reacción es la misma. Me están atacando. Por ejemplo, si en tu infancia te señalaron cada error como si fuera un desastre, hoy puede que vivas cualquier corrección como una amenaza a tu valor personal. En segundo lugar, tener un estilo de apego insegura. Las personas con apego evitativo o ansioso van a tendr a interpretar las interacciones humanas como potencialmente peligrosas. Y voy a hacer una pausa que ahí es que si no tenés ni idea de que son los estilos de apego no te preocupes, puedes familiarizarte con esta teoría escuchándole episodio 48 de la primera temporada. Las personas evitativas vena pero tejerse de los comentarios y hiendo fríos y distantes pensando en cosas como me preguntó como me había ido en el examen, yo no le pienso cantar más nada, seguro que me quiero millar mientras que los ansiosos, quizás presivar estos comentarios como gestos de rechazo hacia ellos. Pensando en cosas como seguro que me dijo que preste más atención porque cree que soy una inútil y acá un pequeño paréntesis. Si quieres saber cuál es tu estilo de apego y qué impacto tiene en tus relaciones, cree un curso en donde los vemos todos uno a uno que está super pensado para que te conozcas y empiezas a trabajar. Si quieres más información, las encontraran en la descripción de este episodio. Tercer disparador, nuestras creencias. Lo que creemos molde a la forma en la que interpretamos la realidad. Si tienes una creencia del tipo, nadie entiende. O las personas siempre intentan lastimarme eso, va a actuar como un filtro que distorsiona cómo percibéis los comentarios con las acciones de los otros. Por ejemplo, tu mamá te dice, ¿qué lindo que estáis hoy? Y vos pensás, lo dice porque normalmente piensa que me he visto mal lo que estoy fea. Y te nojas. No importa que ella te haya hecho ese comentario con amor, tu filto romental hizo que sonara como una crítica. Y, ojo, ponerse a la defensiva no siempre es malo. A veces, Protegernos es lo más saludable. Hay situaciones en las que defendarnos es necesario, porque hay personas que realmente nos quieren hacer daño. Pero hay una diferencia entre tener una actitud defensiva en momentos puntuales y vivir en modo defensivo 24 o 7. Si cada conversación se siente como una batalla, si cualquier momento comentario lo tomás como una crítica, si sentís que el mundo está constantemente en tu contra, ahí, es cuando la defensa deja de ser una protección y se convierte en una cárcel. ¿Por qué no solamente te defendes del daño? También te alejas del cariño de las oportunidades reales de conectar con los demás. Vamos a dividir la cuestión en dos. Una cosa, estenar una actitud defensiva y la otra es tener la postura defensiva frente a la vida. La actitud defensiva es una respuesta emocional intensa frente a una situación que es percibida como amenazante, pero tiene un principio y un fin y una duración lógica acorde a la situación y es adaptativa porque se activa en situaciones de peligro real nos ayuda a sobrevivir. Un claro ejemplo de estos son los casos de personas que lograron hacer cosas increíbles, como levantar autos, objetos muy pesados en situaciones extremas para salvar la vida de otra persona. Por ejemplo, en el 2002 se Laura en Cornac y de 22 años levantó un auton para salvar a su papá que se había quedado atrapado debajo. Ese estado adrenalínico impulsivo donde no hubo lugar para el razonamiento le permitió salvar a alguien que ama. Claro que la actitud defensiva no solamente está presente en casos extraordinarios como estos, sino que también aparece cuando percibimos que nos atacan de otras formas. como cuando nos insultan, nos critican, nos acusan. Ahí también respondemos en defensa propia. Ponemos límites, nos protegemos. Por ejemplo, un amigo te dice que desde que te pusiste en pareja desapareciste, que no estás nunca, que eso es un gobernado. Y eso te molesta, porque sí está, así seguís juntando T con tu grupo, pero quizás un poco menos que antes. Haces todo el esfuerzo que podés para dividir tu tiempo y por eso esa reclama te molesta. Entonces, ponés el límite. Cortá, la con eso. Estoy haciendo todo lo que puedo para verlos a ustedes, pero también a mi pareja. Obvio, bueno, salgo todos los fines de semana, como le hacía antes, pero eso no quiere decir que desapareció, que no esté. A ver, muchas veces puede que nuestra percepción falle y que percibamos una amenazada donde no le hay. Pero mientras eso no pase siempre y no estemos en una constante posición de defensa. Esa actitud es funcional es necesaria para protegernos y en su medida justa la actitud defensiva es saludable, nos ayuda a protegernos y a marcar territorio cuando es necesario. Ahora, cuando es que la actitud defensiva, deja de servirnos y se transforma en problemáticas. Cuando estar a la defensiva se transforma en nuestro mecanismo por excelencia. En nuestra única estrategia para responder, nuestro modo de responder siempre, siempre frente a cada situación, aunque no haya una amenaza real. Acá estamos hablando de una postura defensiva ante la vida. Y entonces la cosa se complejiza un poco. Primero porque cuando hablamos de postura ante la vida ya no hablamos de una conducta puntual, sino de un patrón de comportamiento generalizado. Es decir, repito una y otra vez la misma manera de actuar. Es como vivir en estado de guerra, viendo amenazas en todos lados. Las personas que viven en modo defensivo reaccionan ante todo, como si fuera un ataque incluso cuando no lo ves. No importa el contexto, no importa la persona. Siempre sienten que tienen que protegerse. Esto me va a traer más problemas que soluciones. ¿Por qué? ¿Por qué no todo lo que persivo como un ataque es necesariamente amenazante ni requiere que yo adopte esa postura? Por ejemplo, una consultante me decía que estaba cansada de su jefe. Estaban hace meses trabajando en un proyecto para entregar un cliente gigante y había mucha presión en el equipo para que todo saliera perfecto. Entonces su jefe la llamaba varias veces al día para corregirle algunas cositas y le decía cosas como... Mira, ¿por qué no te fijas cómo lo hace Juanita? ¿Viste que ya sabe el tema? ¿Capaste poder ayudar a hacerlo más rápido? Y mandaste, el informe viste, ya tenemos que avisarle al cliente. |
| 17:07.0 | Comentarios así hicieron que ni consultante con la pzara que no pudiera ni ver a su jefe. Entregaron el proyecto, salió todo excelente y su jefe dejó de llamarla. Pero para ella no quedó todo ahí. Cada vez que llegaba a su oficina y su jefe la saludaba con un, con un, hola, cómo estás, y yo le respondía de muy mala manera. |
| 17:26.5 | ¿Qué te importa saber cómo estoy? |
| 17:28.1 | ¿O estás tanteando si hago o no hago mi trabajo? ¿Te cuento que lo hago bastante bien? En realidad él estaba centrado en cumplir los objetivos y entregar el proyecto en tiempo informa, no ir a algo personal con ella ni tener la intención de ponerla a prueba, pero para los ojos de mi consultante la cosa era diferente. Y acá hay una cuestión, y es que nuestra percepción de qué cosas sí son amenazantes y cuales no se maneja con nuestros propios filtros. Es decir, está tenido de nuestra personalidad y de nuestra historia, lo que para mí puede ser amenazante para vos no, porque tiene que ver con mi historia personal de aprendizaje, con las situaciones que a mí me tocó ir atravesando en las que yo me sentí amenazada o en las que me sentí desprotegida y vulnerable. Y entonces cada persona se va a defender de algo diferente. Mi paciente había |
| 18:28.0 | tenido padres muy críticos, que muy rara vez le recordaban sus logros y todo el tiempo el exigían que fuera mejor en todo. Al mínimo error se encargaban de marcarse lo y eso para ella dejó una marca, un recordatorio de lo mal que le hacía sentir, que no importa cuánto se esforzara, nada nunca era suficiente. Ella adoptó una postura defensiva en su vida para no volver a sentirse así, para protegerse. El problema con vivir la vida a la defensiva es que la persona nunca descansa del conflicto y su fronmontón. A quienes están todo el tiempo la defensiva le pasan varias cosas. En primer lugar, tienen muchos conflictos interpersonales. Imagínate que cada vez que te sentás con tu familia al morzar y te preguntan sobre tu trabajo, por ejemplo, vos respondes enojado, harto de que siempre te preguntan lo mismo, pensando que lo hacen para molestarte, y entonces respondes insultando, o mostrando que no te van a cajar la pregunta. El lado B, de todo esto es que quizás estén preguntando por tu trabajo para saber si finalmente te sentís a gusto, quizás se preocupan por vos, por tu bienestar, no tiene nada que ver con atacarte o hacerte sentir mal. ¿Attacás? Porque la postura defensiva no te permite correrte de ese lugar de pensar que todos te están atacando. No puedes ver las cosas desde otro punto de vista. Y al final termina se nojado, sintiendo bronca y también en potencia, porque nadie te entiende. Nadie entiende lo difícil que es cargar esa armadura tan pesada. Entonces cuesta conectar genuinamente con los demás. Cuando estás siempre a la defensiva es difícil construir vínculos calmos. Te vuelve difícil de tratar. Las personas que te rodean pueden empezar a evitar ciertos temas quizás o incluso a alejarse, por miedo a cómo vas a reaccionar. Y esto crea como una sensación de aislamiento que a su vez refuerza la idea de que nadie te entiende o que todo el mundo está en tu contra. Es algo así como un círculo vicioso que te desconecta de quienes realmente se preocupa por vos. Lo que nos lleva a la segunda consecuencia que es el abotamiento físico y emocional. Quiero que hagas un ejercicio. Pensad la última vez que te pusiste la defensiva. Pensaba donde estabas con quién que pasó. Y ahora pensaba en cómo te sentiste después. Te quedaste con energía o terminaste agotada, exacto. Vivir en modo defensivo, cansa, estar en estado de alerta esa agotador, porque tu cuerpo y tu mente están en constante tensión. Es como estar en un campo de batalla que en realidad no existe. Y la tercera consecuencia de estar siempre a la defensiva es ver todo de manera negativa, todo catastrófico. Es como si tuvieras puestos unos lentes que deforman la realidad, pero no de cualquier manera. Los lentes están muy configurados para exagerar todo y volverlo terrible. Todo lo que alguien dice o hace a todo alrededor, te parece un ataque, aunque no tenga mala intención. Por ejemplo, estás en el trabajo y un compañero te señala un pequeño error chiquito en algo que hiciste, pero de buena manera. Capaz lo hace porque quiere que la cosa mejore o porque de verdad le importa que todos salga bien, no tiene que ver con vos, pero vos, con tus lentes, cuestros, lo escuchas como una crítica tremenda para dejarte mal parado, mal parada o para hacerte quedar como incapaz o inútil. Lo peor de todo es que esta manera de interpretar el mundo no solo nos genera conflictos necesarios con los demás, sino que también nos desgasta mucho por dentro. Nos hace sentir resentimiento, nos pone tristes. Es como estar en una pelea constante, incluso cuando nadie está peleando con vos. Y sabes qué pasa a largo plazo. ¿Te terminás encerrando en un estado como de sospecha permanente, donde todo parece una amenaza y nadie es confiable? Te mantienes como en alerta máxima gastando mucha energía que podría asusar para algo mucho más lindo, más liviano. Bien, dijimos que la actitud defensiva y la postura defensiva ante la vida no son lo mismo, así que si tienes dudas sobre en cuál de estos dos polos estás parado, vamos ahora a descubrirlo. La actitud defensiva es bastante difícil de reconocer en uno mismo, ¿no? Puedes reconocerla, entonces vamos a hacer un minites para verlo con más claridad. La cosa es así. Te voy a presentar cuatro situaciones. Y vos, a medida que yo las vaya nombrando, evaluar qué tanto te identifica son o con cada una. Uno. Cuando alguien tiene una opinión diferente a la tuya, dejás de escuchar. Por ejemplo, tenés que exponer un proyecto con un compañero de trabajo, pero tienen puntos de vista totalmente distintos. Desde ese momento, cada vez que la habla en la reunión, vos te pones con el teléfono te distraez ni le prestas atención. No puedes escucharlo. Número dos, en general, crees que las personas tienen siempre dobles intenciones, malas intenciones o cultas. Cuando alguien te pregunta ¿por qué existe eso así? Automáticamente pensás que se viene la crítica. Por ejemplo, tu hermano te pregunta ¿cómo te fue en un examen y y pensás seguro que lo hace para dejarme mal en frente de mamá y de papá y sobre salir. El o un compañero de trabajo te dice, ¿qué buen trabajo que hiciste en el proyecto? Y vos encerrida pensás, ¿de dice en serio? ¿Qué me quiere pedir? Número 3, buscas justificar tus acciones todo el tiempo. |
| 24:45.4 | Entonces, por ejemplo, llegas tarde al trabajo y sin que nadie te pregunte, |
| 24:49.8 | empezas a justificar el motivo. Hola, no sabes el tráfico que había, ¿es? Alí de casa más temprano, mucho más temprano que nunca, pero no hay forma de llegar a la área en esta ciudad. y cuatro en discusiones sentís que siempre tenés que defender tu punto de vista porque si no |
| 25:05.7 | te pasan por arriba. Por ejemplo, estás debatiendo sobre política con un amigo y aunque él lo te esté atacando, levantas la voz y le decís siempre querés tener razón vos, no lo sabéis todo. O por ejemplo, tu pareja te dice que deberías mejorar cómo decís las cosas, pero le respondes. |
| 25:26.0 | Ah, claro, y vos te olvidaste de la vez que en el teatro me contestas terremal porque estaba |
| 25:31.2 | de mal humor? Es decir, en vez de responder sobre lo que te dice, quizás saca en cara errores |
| 25:37.9 | del pasado para desviar la conversación, siempre sintiendo te atacado. |
| 25:42.5 | Ok, hasta acá con este mini test. Si te sentiste identificado con más de dos situaciones, probablemente algo de esta postura defensiva esté desadoptando en tu vida. Si es su caso, calma, llegó el momento de ver qué podemos hacer para empezar a corrernos de esta postura defensiva tan rígida. Número uno, |
| 26:06.2 | reconocer nuestra postura defensiva. Probablemente este se ha pasado más importante y también el más difícil. Y si no pensáis esto, ¿cuándo si alguna vez te dijeron, no te lo todo me sací, respondiste con un... Ay, si, tienes razón, estoy reaccionando a la defensiva. |
| 26:26.1 | Nunca, nunca, nadie hizo eso. |
| 26:29.4 | Porque... respondiste con un... Ay, si, tienes razón, estoy reaccionando a la defensiva. Nunca, nunca, nadie hizo eso. Porque cuando nos marcan que estamos a la defensiva, nos ponimos más a la defensiva. Como se trata de una reacción, la toma de conciencia es difícil. Por eso lo primero es aceptar que efectivamente tengo una postura defensiva ante la vida aunque cueste. Mejor decir? Sí, la verdad que sí. Creo que a veces suelo reaccionar bastante mal. Solo responder medio atacando a la gente a veces puede ser. Reconocerlo en nosotros, aunque no nos guste, nos va a permitir estar más atentos a esas |
| 27:05.4 | situaciones en las que reaccionamos sin dar nos cuenta si quiero cambiar algo primero tengo que ser consciente de qué es eso que quiero cambiar tengo que aceptarlo en mí segundo revisar mi historia personal si ya reconociste que vivís en modo Defensivo, el siguiente paso es buscar el origen, la raíz del mecanismo. ¿De qué me estoy defendiendo? ¿Por qué me vivió sintiendo amenazado por los demás? Me acuerdo de una paciente con la que trabajamos bien profundo este tema, ella había crecido en una casa donde todo se jugaba hasta lo más mínimo, si llegaba con una nota baja, sus papás automáticamente le preguntaban si había estudiado los suficientes, si había prestado atención, si estaba siendo irresponsable. Con el tiempo se acostumbró a sentir que cualquier comentario podía ser una crítica oculta y desarrolló una actitud defensiva constante. justificaba antes de que alguien hablara y asumía siempre que los demás querían hacerla quedar mal. Cuando su actual pareja le preguntaba por qué tenía esa cara de preocupación, ella respondía que cara, mi cara normal, entiendo de que me estás hablando. Y nojada, molesta. Entonces, ejercicio simple. Cada vez que reacciones a la defensiva, frena y pregúntate. ¿De qué me estoy defendiendo? Revisar tu historia, intentar recordar si hubo momentos en tu infancia, en tu pasado, en los que te sentiste atacado. Muchas veces no nos estamos defendiendo del otro ahora, sino de una historia vieja que seguimos repitiendo. Número tres, autocompasión. La toma de conciencia muchas veces cae como un bal de agua fería, porque significa aceptar una parte nuestra que probablemente no nos guste. No nos gusta asumir que a veces reaccionamos mal, que somos susceptibles, por eso nuestra gran aliada acá es la autocompasión, es decir, ser compasivos con nosotros mismos, porque es más fácil aceptar mi postura defensiva, si entiendo que la adopte porque esa fue la manera que encontré en su momento durante mi infancia hace mucho tiempo para defenderme, para protegerme de algo que me dolió. Y la tome como una herramienta que fui arrastrando y me traje a la vida adulta, aunque, quizás ya no me sirva más. Cuarto, tomar perspectiva. Bien, ok. Una vez que acepto que hay mucho de mi historia, que puede estar afectando mi estado defensivo, entonces, puedo empezar a tomar perspectiva de lo que dice el otro. ¿Por qué no necesariamente esa corrección, ese comentario, esa pregunta, es un ataque directo hacia mi persona. Y ahí lo puedo ver. A veces la gente simplemente habla, nos están atacando. En este paso podemos hacernos preguntas como, por ejemplo, ¿Qué quiere lograr esta persona con esa pregunta que me acaba de hacer? Busca molestarme de verdad, me quiere molestar, quizás no quiere molestarme quizás, solamente quieres saber de mí porque le interesa, porque me quiere, esto que me dijeron, es cierto, o es solamente una interpretación mía. Podría haber otro motivo por el cual lo dijo. Podría haber dicho esto con buena intención y quizás yo lo estoy interpretando mal. Esta persona que me está diciendo esto suele atacarme o simplemente estoy sintiendo su palabra como una ataque personal pero es más mío. Estoy reaccionando así porque me recuerda algo de mi pasado. Y mi pregunta favorita es ¿qué tan importante va a ser esto en un mes o en un año? De verdad vale la pena atacar así. Número cinco, trabajar la comunicación acertiva. Para hacer algo diferente vamos a tener que aprender a usar nuevas herramientas. Si yo solamente se responder desde el ataque y esas únicas herramientas seguramente cuando quiere responder de otra forma no voy a saber cómo. Comunicar assertivamente significa poder decir lo que quiero, lo que siento, pero teniendo en cuenta el otro, poder expresarme en el momento indicado de la manera adecuada la mayor parte del tiempo. A veces se nos puede soltar la cadena, digo, no somos perfectos. Y cómo aprendemos a comunicarnos hace activamente? Bueno, de muchas maneras, existen, por ejemplo, miles de libros que hablan del tema. |
| 32:06.5 | Ahora se me viene a la mente, inteligencia efectiva de Javier a la plaza, pero en realidad hay un montón. También podés escuchar el episodio 27 de la tercera temporada que es sobre comunicación a la activa. Y si sentís que todo esto no es suficiente, en un proceso de psicoterapia podés trabajar en mucha mayor profundidad para adquirir estabilidad. |
| 32:28.9 | Bueno, muy bien. Ya con todo este conocimiento, realmente vamos a pasar a la parte práctica. La invitación acá es que después de este episodio, este es muy atentos, muy atentos, y que la próxima vez que sientas el impulso de mostrarte a la defensiva, sigas los siguientes pasos. Paso número uno, nota las señales de tu cuerpo. Como se trata de un impulso de una reacción instintiva, quizás no la reconozcas al principio. Y una manera de hacerlo es prestando a atención a las señales de tu cuerpo. Algunas señales comunes es que notas que tu temperatura corporal aumenta, tenés más calor de lo normal, o te tensionas o tu respiración se agita como si estuvieras a punto de ser atacado en la vida real. Paso número dos, respira. Le tenés que avisar a tu mente que no hay ninguna amenaza real que esté atentando contra tu vida y la forma más rápida hacer eso es a través de la respiración. Simplemente toma conciencia de cómo estás respirando y empieza a hacerlo de manera más lenta y más pausada. Eso te va a ayudar a calmarte muy rápido. Está comprobado que la respiración tiene el poder de cambiar la química cerebral. Paso número 3, toma distancia. Ya más tranquilo, más tranquila, tomate tu tiempo para responder, no respondas enseguida. Primero pensar en que te dijo esa persona y preguntate, ¿O es ser que esta persona tenga otra intención para decirme esto que me dice? Puede ser que la intención no sea atacarme, sino tal vez, no sé, se está preocupando por mí o quizás le importa cómo estoy y nada más. Permítate abrir el abanico de posibilidades. Este ejercicio, esta pausa, es súper rivaliosa para manejar la postura defensiva. Poder repetirlo en cada situación en la que sientas que estás a punto de atacar. Esta la defensiva es como vivir con una armadura puesta todo el tiempo. Te protege, sí, pero también te pesa, te ahicla. No deja que las cosas buenas lleguen a vos. ¿Qué estás tratando de proteger cuando te pones a la defensiva? ¿Qué es miedo? Por gusto, una herida que nunca terminó de sanar. Porque muchas veces esa coraza no te está cuidando. Te está encarcelando. No te confundas defenderse no está mal. Es un reflejo natural, pero vivir en estado de guerra permanente te aleja de lo que podría pasarte bien. La verdadera fortaleza no es responder con un escudo en alto y saber cuando bajarlo. Es animarte a escuchar sin sentir que todo es un ataque. Es entender que no tienes que ganar todas las discusiones, que no todo es una amenaza. Así que la próxima vez que te encuentres reaccionando sin pensar pausa. ¿Qué es lo que realmente me incomoda? ¿Vale la pena las tarden en la región eso? Estoy reaccionando a lo que pasa ahora o algo que pasó hace mucho tiempo. Nadie te pide que te saques la armadura de golpe, pero tal vez se obra de aflojar a algunas partes porque la livienda de que buscas no está en pelear menos, está en dejar de vivir a la defensiva. Este episodio llegó a su fin, pero psicología el desnudo es sólo la punta de la isla de todo el universo de Psymma Meliti. Para descubrir cada semana nuevos recursos te invito a que te suscribas gratis a nuestro newsletter. Nos gusta decir que es como una dosis de bienestar emocional, semanal. recibir próximo este mismo sábado, suscribiéndote en simamiliti.com, barra Newsletter. |
Please login to see the full transcript.
Disclaimer: The podcast and artwork embedded on this page are from Psi Mammoliti, and are the property of its owner and not affiliated with or endorsed by Tapesearch.
Generated transcripts are the property of Psi Mammoliti and are distributed freely under the Fair Use doctrine. Transcripts generated by Tapesearch are not guaranteed to be accurate.
Copyright © Tapesearch 2025.