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Psicologia Al Desnudo | @psi.mammoliti

T4 E27 LUDOPATÍA

Psicologia Al Desnudo | @psi.mammoliti

Psi Mammoliti

Mental Health, Health & Fitness

5668 Ratings

🗓️ 25 September 2025

⏱️ 44 minutes

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Summary

La ludopatía es mucho más que “jugar de vez en cuando”. ¿Cómo una actividad que empezó siendo un pasatiempo puede convertirse en una adicción que consume relaciones, tiempo y recursos?
Vamos a descubrir qué ocurre en el cerebro cuando el juego se vuelve compulsión, las señales tempranas para detectarlo, y por qué no se trata solo de “falta de fuerza de voluntad”.
Si sientes que el juego te controla más de lo que quisieras, o conoces a alguien que podría estar atravesando esto, este episodio puede ayudarte a entender y dar los primeros pasos hacia la recuperación.

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💜 Psicología al Desnudo es un podcast original de Psi Mammoliti.
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📍 Grabado en Casa Spotify, Buenos Aires.

Transcript

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Se estima que al menos una de cada 10 personas va a desarrollar algún tipo de adicción comportamental

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a lo largo de su vida. Las más comunes incluyen adicción al juego, redes sociales, compras compulsivas, consumo compulsivo de pornografía y uso excesivo de pantallas. Entre el 1% y el 3% de la población adulta mundial, sufre de ludo patía o juego patológico. El 40% de los apostadores online son jóvenes y adolescentes de entre 15 y 28 años. 8 de cada 10 adolescentes accedieron alguna vez a jugar en apps o casi en los virtuales. El 45% de los ludo patas comenzó a jugar antes de los 18 años. El 70% de los jugadores patológicos reconoce haber mentido a sus familias sobre cuánto juega y solo el 8% de las personas con ludo patía busca ayuda profesional. Salir de una adicción es difícil pero no imposible y nunca nunca tenés que hacerlo solo.

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Si vos, un familiar o amigo están atravesando problemas con alguna adicción comportamental, puedes recibir ayuda gratuita y confidencial contactando con los centros de tratamiento de adicciones de tu localidad o pedir orientación a profesionales de la salud mental. Tosto Yepski, el genio que escribió,

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Criminicastigo, una de las obras más grandes de la narrativa universal. Tuve una experiencia como adicto al juego tan intensa que terminó escribiendo una novela sobre eso, el jugador. La escribió apenas en tres semanas. Y es una novela brutalmente honesta que refleja el tormento de un jugador atrapado en sus emociones. Hay un pasaje en el que relata una de sus mayores pérdidas y el dice en el momento en el que hacías girar la ruleta no existían nada más en el mundo. Era como si mi vida entera estuiera en esa pequeña

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esfera girando. En unos cinco minutos había reunido casi 400 Federicos de oro. Era el momento de irme, pero una extraña sensación se apodero de mí y se la máxima apuesta para mi tida, 4.000 florines y los perdí. Mientras lo leía, podía sentir en mi propia piel el sufrimiento de perderlo todo. Las emociones extremas del juego, la euforía de ganar, la ruina al perder, lo atraparó en un ciclo del que no puedes escapar, la tragedia de dos toyeps, quien no fue solamente económica. Cada área de su vida se desmorono y en sus últimos años sintió mucho el peso de su adicción. Lo interesante es que su historia no es un simple cuento del pasado y no es única ni es rara. Es el espejo de lo que viven muchas personas hoy. Aunque los casinos físicos hayan sido reemplazados por aplicaciones, por apuesta online y videojuegos, el ciclo sigue siendo el mismo. Euforia, derrota, desesperación. ¿Por qué nos enganchamos así? ¿Qué pasa en nuestro cerebro que nos hace creer que la próxima apuesta va a ser la que lo resuelva todo?

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¿Por qué seguimos apostando?

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Aún cuando sabemos que el precio que pagamos no es solamente en dinero, sino en salud, en relaciones y en paz mental. Soy Marina Mamoliti, psicóloga y esto es psicología desnudo.

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El podcast de salud mental de Psyma Moliti, donde navegamos juntos en las profundidades del Hoy presentamos adicción al juego.

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El juego no es algo nuevo ni exclusivo de nuestros días. En realidad, está nantiguo como la humanidad misma. Si retrocedemos en el tiempo, encontramos evidencias arqueológicas que nos muestran que el ser humano juega desde siempre. En algún rinconsito del mundo hace miles de años, una persona tiró unos huesos tallados con seis caras. Quizás lo hizo por simple diversión, quizás fue un reto entre amigos. Sin saberlo ese dado, empezaría a agistar lo que hoy conocemos como juegos de azar juegos de azar. Desde los griegos hasta los romanos, el juego de azar forma parte del corazón de un montón de culturas. Los romanos, por ejemplo, eran fanáticos de un juego llamado Desirai, que era una especie de dados con los que apostaban en todo tipo de situaciones. Desde batallas, carreras de carroajes, hasta los resultados de disputas legales. Los griegos por su parete jugaban al cotavos. Crab un juego de hacer muy popular en los banquetes en el que se apostaban por lanzamientos de discos. Y aunque estas versiones primitivas eran pasatiempo divertidos y parecen hasta inocentes, el concepto de apostar de jugarse la de poner en riesgo lo que uno tiene con la esperanza de ganar algo mejor ya estaba presente desde ahí y no es que el juego siempre estuvo ligado al lujo, también estaba en las calles y en las tabernas, cualquier cosa podía hacer una puesta. Monedas, baratijas, incluso la última ronda de cerveza. Porque el juego tiene algo que atrapa, ese coquillero que nos dice, y si ganó que... A lo largo de la historia el juego fue evolucionando, pero la esencia siempre fue la misma. Emocion, riesgo y recompensa. Y con el tiempo esa tradición se adaptó a los tiempos modernos. Llegaron los casinos con sus luces brillantes y su promesa de riquezas instantáneas. Más tarde, las maquilitas dragamonedas introdujeron el concepto de recompensa rápida, una palanca, una vuelta, el sonido de las monedas cayendo. Y después llegó la revolución digital a poner todo patas arriba. Hoy no necesitas viajar a las vegas para jugar. Tener un casino en el bolsillo, en el teléfono, en la compu, en todas partes. Cada aplicación, cada videojuego, cada página de apuestas, está diseñada para que pensemos, dale solamente una más, una más, ¿qué puede pasar? Los videojuegos por su parte crearon mundos donde podés ser el héroe que siempre soñaste, conquistar reinos, salvar civilizaciones, ganar campeonatos, todo sin moverse de tu silla. Pero ojo que estos mundos pueden no ser tan inocentes como parecen. Están diseñados con una precisión quirúrgica para engancharnos. Cada victoria, cada animación, cada nivel completado, activa una recompensa en nuestros cerebros. Y nosotros, sin darnos, cuenta decimos una partida más y lo dejo, pero no, no lo dejamos. Pero si todos jugamos, ¿dónde está el problema, quizás pienses? A ver, jugar no es malo. Todo lo contrario. De hecho, algo que siempre me decía una profesora de la facultad era ¿Quieres saber si un niño se siente bien? Bueno, fíjate si juega. Si juega, esa es una señal de que hay algo que está bien ahí. Quiero decir que jugar es de las actividades más importantes para los seres humanos. Interviene en los procesos de maturación y de aprendizaje, por ejemplo. Jugarnos permite aprender a respetar reglas, a tener en cuenta las habilidades del oponente, a poner a prueba nuestras habilidades y a superarnos. Es el lugar donde la creatividad se encuentra con la diversión. Quemos emocionar alguna vez al ganar aunque sea el piedra papel otijera. Jugarnos permite hacer un buen rato, aprender incluso madurar, y aunque tiene ese poder maravilloso, hay un límite invisible. Y ese límite que cuando se cruza transforma la diversión en algo mucho más oscuro.

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En algún punto esa línea tan infinita entre placer y compulsión se empieza a borrar. Y ahí tenemos un problema. Porque es ahí cuando el juego cruza la línea de los recreativos y se transforma en una adicción. Ludo patía. palabra que proviene del latín, ludos que significa juego y patía que significa trastorno o sufrimiento. Es literalmente el trastorno por juego. Hoy en día, esta es una de las adicciones comportamentales que a más personas afecta. No importa si esos joven, adulto, rico o pobre o cuántos títulos tengas, esta dicción no discrimina. Según la organización mundial de la salud, hasta el 5% de las personas a nivel global muestra señales de juego problemático. Y dentro de ese grupo hay un 2,2% que cumple con con todos los criterios para ser diagnosticado con juego patológico.

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Lo que asusta es que hay un porcentaje más de personas que están al borde de salínea que tienen comportamientos preocupantes, aunque quizás todavía no cumplan con el tiempo necesario para que sea algo oficial ese diagnóstico. La realidad es que no sabemos exactamente cuántas personas son. Pero sí que el problema es mucho más grande de lo que parece. El DCM5 o manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales es una herramienta clave que usamos los profesionales de la salud mental para identificar y para entender padecimiento psicológicos. Es como una guía que define y organiza los distintos problemas de salud mental para que todos sabemos el mismo idioma. En esta guía la ludopatía se clasifica como un trastorno del control de impulsos. ¿Qué significa esto? Básicamente que no puedes parar, aunque sepas que está destruyendo

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cosas importantes en tu vida. Es lo que pasa cuando tu cerebro decide que girar una ruleta o aportar al rojo tiene más prioridad que pagar el alquilar o arreglar tus relaciones rotas y así de locos suena. La ludo patía no es simplemente falta de autocontrol o una actitud

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irresponsable como dirían muchos. Es bastante más complicado eso, porque el problema no está en el juego en sí, sino en la relación que tenemos con ese juego. No tenemos que demonizar en ningún juego, porque nada es tóxico adictivo por sí mismo. Lo que lo convierte en un problema es cómo interactuamos con eso y por qué. La ludo patía toca fibras muy manas. El deseo de conectar, el deseo de ganar, el deseo de escapar un rato de la realidad y todo eso es súper valido. No se trata de rechazar los juegos ni de convertirlos en algo prohibido. Se trata de aprender a jugar de una forma que nos haga bien. Por ende, el verdadero desafío nunca es prohibir, sino aprender. Y como el primer paso para recuperar el control es entender cómo funciona esta trampa adictiva, vamos a eso. ¿Dónde está la línea que diferencia al juego, que es todo diversión de la adicción al juego o ludo patía? Es una línea finita, casi invisible. De un lado está la diversión sana, un espacio donde los juegos no conectan con amigos, nos inspiran. De otro lado, está la compulsión. Es ese momento en el que ya no jugas porque quieres, sino porque sentís que si no lo haces algo está mal. Un spoiler ahí es justo cuando ya dejaste de tener el control. Dentro del universo de los juegos con potencial adictivo, podemos encontrar los juegos de azar desde las ruletas, hasta las tragamonadas, los videojuegos online, esos que te invitan a todos los llenos de desafíos, donde competísis y formas equipos, los juegos del teléfono del celular que parecen inofensivos, pero son extremadamente accesibles, son esos en los que quizás pensás es un ratito y ese ratito se convierte en horas. Y por último tenemos las apuestas online que están disponibles 24, 7 y sin necesidad de poner dinero físico, solamente con una tarjeta de crédito ya puedes apostar cantidades estratosféricas. Te voy a contar la historia de una persona que acompañé. Paula tenía 25 años en aquel momento. Ella apareció en una vida llamada con la mirada perdida. No se había ni por donde empezar. Se sentía como alguien que se había caído un puesto tan profundo que ni siquiera podía ver la luz. Después de varias sesiones se animó a contarme su historia. Todo empezó en un almuerzo con amigos. Uno de ellos le recomendó una app de apuestas deportivas. Es ref fácil. Pones solamente 5 dólares y si acertas ganas el triple yo siempre saco algo es plato muy fácil y claro paula como cualquier persona que tiene algo de curiosidad y ganas de probar algo nuevo la descargó sin pensarla mucho la primera puesta que hizo me dice ella que fue como un golpe de adrenalina pura ganó no ganó mucho pero lo suficiente para sentirse subidón de uff esto ya está su imparable. Me lo contó como quien recuerda a su primera mor. ¿Era tan fácil? Sentí que habían encontrado la manera perfecta de hacer dinero sin mover un dedo. Lo que no sabía era que ese primer triunfo era el ansuelo y ella ya lo estaba mordiendo. Lo que empezó como un juego se transformó en una obsesión más rápido de lo que ella imaginaba. Cuando las apuestas dejaron de salirle bien, no lo vio como una señal para parar, sino como un desafío. Si apuesto un poco más, seguro que recupero lo que perdí. Y ese pensamiento tan seducto y tan tramposo la vez la llevó directo al pozo. Primero fue parte del sueldo, después los ahorros. Y finalmente, dinero que ni siquiera tenía ella, que pedía prestada amigos y familiares y que nunca podía devolver. Le decía que era para cubrir algún gasto inesperado, pero todo iba directo a las apuestas. Y ahí la trampa se hizo cada vez más profunda. Lo que la tormentaba ahora no era solamente el dinero, era el peso de saber que había perdido el control. Y ese peso empezó a plastar todo lo demás. Paula había dejado de salir, había dejado de responder mensajes, dejó de ser ella, dejó de ser Paula. Cuando alguien le preguntaba porque ella no aparecía mentía. Estoy con un montón de trabajo. Oh, bueno, me estoy enfocando en mis estudios. Pero en realidad, de pasaba horas frente a la pantalla, buscando la puesta que la salvara, que la sacara del desastre que ella misma había creado. Tenía que saldar un montón de deudas que en vez de crecer se seguían acumulando. El pío enemigo de Paula no era las aplicaciones ni las apuestas. Era la vergüenza. Esa sensación de mirarse al espejo y preguntarse cómo sí atacó. Quería parar claro que sí, pero cómo paras a lo ya no controlás. Y ya me decía, ¿mentiendo por qué no puedo simplemente desinstalar la app o no entrar a esa página y descarlo? Pero no era tan simple, porque las apuestas no eran solamente un juego. Ahora ya eran un escape, un intento desesperado de llenar un vacío, de calmar la ansiedad, de recuperar algo que

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ni siquiera sabía que había perdido. Y ahí estaba el verdadero problema. No era la, no era el dinero. Era la herida invisible que esa adicción había dejado al descubierto. Pero acá hay algo importante. A pesar de todo el dolor, de toda la vergüenza, Paula estaba en esa vida llamada conmigo, me estaba contando todo, y eso era un triunfo enorme porque buscar ayuda no es fácil. Deciden vos salta que estás perdido, perdida, es como abrir una puerta que lleva cerradas en mucho. Du mucho duelle pero es el primer paso para encontrar el camino de vuelta Paula no lo sabía todavía pero ese momento fue el inicio de algo grande porque sí había caído y si le costaba levantarse pero estaba ahí listo para intentarlo y a veces eso es todo lo que necesitamos para salir el tema con las las apuestas es que no es solamente un juego. Detrás de cada clic, de cada giro, de la ruleta, de cada mano de poca. Hay algo más profundo pasando en el cerebro. Los diseñadores de estos sistemas lo saben bien y los construyen de manera muy quirúrgica para engancharlos. Cada detalle está pensado para que no podamos parar incluso cuando queremos hacerlo. El motor de esta adicción está en el sistema de recompensa de nuestro cerebro y esa máquina biológica que regula nuestras emociones, nuestros deseos y nuestras conductas. Cuando jugamos, puntualmente cuando logramos algo, como pasar un nivel o ganar una partida, o simplemente estar cerca de ganar nuestro cerebro libera dopamina, que es una sustancia que nos da una sensación de placer, la misma que se activa cuando comemos algo rico o cuando estamos enamorados y acá viene el el truco sucio. En la ludo patía, ni siquiera es necesario ganar para liberar dopamina. Pasta con la anticipación. El saber que quizás puedo ganar es suficiente para generar el subidón. Es como una especie de adicción a la expectativa de ganar, incluso más que al ganar en sí mismo. Claro, el problema es que el cerebro con el tiempo se va acostumbrando a esa estimulación constante y como en cualquiera adicción se necesita más para sentir lo mismo. Y entonces las apuestas se van haciendo cada vez más grandes. y el riesgo aumenta y el control sobre la necesidad de jugar va desapareciendo y a eso se les suma un truco en el caso de los juegos, especialmente los juegos de azar y los videojuegos, las recompensas son impresibles Eso es lo que más nos engancha, nos engancha nunca saber si vamos a ganar o cuando va a pasar y esa incertidumbre aumenta nuestra anticipación y por supuesto nuestro deseo de jugar por eso el casi gano es tan poderoso porque aunque técnicamente no obtuvimos nada como nuestro cerebro lo interpreta como una señal de que estuvimos muy cerquita muy cerca, liberado para mí no igual y nos empuja a intentarlo de nuevo, con la promesa de que quizás la próxima vez sí lo vamos a lograr, esa sensación de estar cerca es lo que nos deja con ganas de intentarlo otra vez. Y otra vez y otra vez. ¿Te acordas de 2Toy Epski? En su libro el jugador describió esto a la perfección. Apostéis todo como un loco. No podía detenerme porque en mi mente nunca vía la posibilidad de perder. Y cuando lo perdéis todo todo lo único en lo que podía pensar era en conseguir más dinero para volver a jugar porque estaba convencido de que la próxima vez sí iba a ganar siempre la próxima vez mientras más jugas más atrapado quedas lo que empezó como un ratito para desconectar termina siendo un agujero negro que chupa todo a su paso, tus relaciones, tu trabajo, tu salud emocional y también por supuesto tus finanzas. Ahora que entendemos la magnitud del problema, veamos cómo se manifiesta en la vida diaria. Esto puede servirnos para identificar algunas señales. En lo personal, el aislamiento es de las primeras señales. Tu amigos te escriben y no contestas. Tu pareja se cansa de la última partida. Ni hablar de papá o mamá que ya sienten que no saben qué hacer y cómo comunicarse con vos.

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La persona empieza a desjuidar relaciones y responsabilidades por el juego y prioriza el momento de jugar por encima de todo y no solamente el aislamiento, es también la mentira constante, no solo los demás sino también a uno mismo. te mentís a vos incluso de cuánto jugás, cuánto gastás y cuánto te importa realmente. Quizás te decís que podás parar cuando quieras, pero sabes que eso no es cierto. Y eso es a desconnectión entre lo que querés creer, pero lo que realmente está pasando, alimento un poco más la culpa y el vacío. El nuevo emocional, la frustración se va haciendo cada vez más grande. Porque, aunque el juego promete felicidad, al final del día lo que queda es culpa, ansiedad, o esa necesidad de reparar lo que perdiste jugando cada vez más. Y un spoiler acá nada se repara. Probablemente se siente incluso algo así como una necesidad compulsiva de jugar para escapar. De los problemas emocionales como el estrés o la necesidad. Y entonces aumenta las pérdidas y también crece el sentimiento de desesperación y la irritabilidad y entonces el juego se convierte en el único medio para al diviar el vacío emocional. El tema es que en vez de sentirte mejor en peor en lo financiero las consecuencias pueden ser devastadoras brutales. Desde gastar los ahorros de toda una vida, hasta endeudarse por completo. El costo económico de esta adicción no es menor. Y ni hablar de cuando empezás a pedir dinero preistado, amigos, a familiares y empezás a perder su confianza. Y en los casos más extremos empezás a considerar cosas que nunca había pensado que harías, como robar, o mentir sobre tus gastos, o usar plata destinada para otra cosa. Es una pendiente resbaladiza que nunca tiene final feliz. En lo físico, el cuerpo también paga la cuenta, la falta de sueño, el sedentarismo y el estrés empiezan a pasar factura. Si una persona está jugando en exceso, probablemente le falta tiempo para dormir, o el sueño se interrumpa por la ansiedad. Si pasan noches enteras jugando el cansancio destroza, la persona se vuelve irritable, desconectada, incapaz de disfrutar de las cosas más simples. Y acá viene la parte más preocupante, porque diferencia de otras adicciones, como asustancias, el juego no deja marcas visibles. No hay una botella vacía, ni un cigarro apagado. Todo ocurre en un mundo virtual detrás de una pantalla o en el silencio de un casino. Entonces, veces y siquiera nos damos cuenta de que hay un problema. ¿Qué es lo que nos lleva a caer en una adicción al juego? Hablemos claro, nadie empieza a jugar con la intención de volverse a dictar. Pero hay razones profundas, casi universales, que hacen con un juego, se convierta en algo más. Tienen que alinearse muchos factores. Desde cómo estamos emocionalmente, nuestra situación social y económica, hasta nuestra predisposición genética es una combinación bien compleja. Vamos a hablar de las principales causas. En primer lugar, esto es un refugio emocional.

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Seamos honestos, ¿quién no jugó alguna vez para desconectarse del caos emocional del día? Tu jefe tegrita, te peleaste con tu pareja o toda tu vida, es caos. Y entonces el juego se siente como un refriotempor temporal donde la tristeza o la ansiedad desaparecen se van y ahí está la trampa. Cuando pagas la pantalla todo lo que intentaba se evitar en realidad sigue ahí es como barrer la mugre de bajo del alfombra. En segundo lugar las recompensas son como carámenlos para el cerebro. Los juegos te dirán recompensas impredecible porque saben que el encertidumbre puede ser aditivo. No sabes si vas a ganar, pero si esta es la que es buena y ahí estás atrapado en la promesa de que la próxima vez seguro me sale. Es algo así como un Tinder eterno.

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Dislizando. Y ahí estás atrapado en la promesa de que la próxima vez seguro me sale.

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Es algo así como un Tinder eterno, deslizando hacia la derecha con la esperanza de encontrar el match perfecto. La diferencia es que acá el match está manipulado para mantearte jugando. Entersar lugar la baja autoestima. Para algunas personas el juego se convierte en una fuente de validación que no encuentran en otros lados. Ganar o incluso imaginar que podría ganar te hace sentir poderoso, especial. Como si por un momento la vida estuviera bajo tu control, que está mal en el trabajo, te sentís invisible en tu grupo de amigos, no importa el juego te hace creer que eso es un campeón. ¿Cuál menos? Hasta que perdés. Y por último la trampa de recuperarlo perdido, este es el clásico doble o nada, perdés, de frustras y pensás, bueno, pero si juega un poco más lo recupero. Y ahí vas apostando más y perdíendo más y diciendo que la próxima lo vas a reglar, pero no la reglas, solamente cabaz un pozo más profundo. Es como intentar apagar un incendio con NAFTA, pero convencido de que esta vez sí va a funcionar. Decidí hacer estos capítulos sobre adicciones porque realmente me preocupa. Estamos en un contexto donde los juegos son más accesibles que nunca antes en la historia. Todos tenemos un casino en el bolsillo. Ahora, ¿cómo sabemos exactamente cuando es que sí estamos hablando de una adicción al juego? Bien, existen señales, los 9 criterios claros para identificar que estamos frente a una adicción al juego y concumplir al menos 2 de estos 9 criterios en un período de unos 12 meses puede que estemos hablando de un problema serio. Vamos a ver, ¿cuáles son ya de menosarlos? El criterio número uno es el uso peligroso. El juego te pone el riesgo a vos o a otros, por ejemplo, apostar dinero destinado al alquiler pensando que lo vas a recuperar, pero cuando lo perdés no tenéis ni idea cómo vas a cubrir esos gastos. El criterio número 2 son los problemas que puedes tener con tus vínculos. Cuando jugar empieza a generar conflicto con tus seres queridos. Por ejemplo, empezás a evitar a tus amigos, a tu pareja o a tu familia, porque preferís pasar horas jugando, lo que empieza a causar peleas o un distanciamiento, un aislamiento. El criterio 3 es la incapacidad de cumplir roles importantes. El juego se empieza a meter en nuestras responsabilidades como en el trabajo, en los estudios, o incluso en tareas simples como pagar algún servicio o cocinarte. El criterio 4 es el síndrome de abstinencia. Cuando no jugas estás súper ansioso y irritable o tenés insomnio. De la misma manera que una persona que tiene adicción a la heroína o a la cocaína,

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se pone extremadamente ansioso cuando no puede conseguir consumir. De la misma manera, la persona con adicción al juego siente esa misma abstinencia cuando no puede jugar. El criterio número 5 es la tolerancia. Imagina que antes jugabas una hora y era suficiente, pero ahora necesitas jugar tres veces más para sentir la misma emoción, el poquito ya no alcanza. Tu cerebro va pidiendo más y más para sentir la misma satisfacción. Es exactamente lo mismo que cuando una persona con adicción al alcohol empieza por un par de cervecitas, pero después de un tiempo necesita beber todo la noche para sentir lo mismo que sentía antes. El criterio 6 para considerarlo a edición son los intentos repetidos de dejarlo, o de controlarlo. Esto de intentar dejar o reducirlo, pero no poder siempre volvés con frases como esta es la última vez de sinstalar todas las aplicaciones, pero termina descargándolas de nuevo. Acá pasa lo mismo que en la adicción altavaco, por ejemplo, personas que intentan varias veces dejar de fumar, pero cada vez que se sienten estresadas, vuelver a encender un cigarrillo. El criterio número 7 es mucho tiempo dedicado a pensar o hacer el comportamiento. Entonces acá pasas horas y horas no solamente jugando, sino pensando, planificando el próximo juego. Por ejemplo, alguien que pasa mucho tiempo tiempo viendo tutoriales estrategias para ganar en algún videojuego competitivo todo ese tiempo dedicado al juego, en vez de trabajando en algo que es importante para uno. El criterio 8 es el impacto que tiene el juego en nuestra vida diaria. Empieza a reemplazar actividades importantes como salir con amigos, estudiar, hacer ejercicio, o incluso dormir. Todo empieza a girar en torno a jugar. Y el 9 es el seguir jugando a pesar de las consecuencias. Ya sabes que el juego está siendo mal, pero ya no podéis frenar. Tienes deudas acumuladas que crecen cada vez más, tenés discusiones constantes con las personas que crees por estar todo el día jugando, tu rendimiento laboral baja porque llega tarde, o ya no podéis casi dormir y tu salud se empieza a ver afectada. Es fácil caer en extremos. Señalar con el dedito a quien juega. O del otro lado declarar que todos los juegos son malos y deberían desaparecer. Pero si vamos un poquito más profundo, nos damos cuenta de que ninguno de estos dos extremos ayuda, de verdad. Primero, no se trata de culpar a quien juega. Las personas que desarrollan una adicción no lo hacen porque quieren ni porque sean irresponsables, menos que menos porque sean débiles. Entonces, en vez de jugar, es mucho más útil preguntarnos ¿Qué está pasando ahí? ¿Qué llevo a esa persona a quedar hacia la pada? Y si es, en primera persona tiene que ver con vos, preguntarte ¿qué está llevando a vos? ¿Qué está haciendo que darte ahí? Por eso, antes de pasar a la parte práctica, quiero tomarme un momentito para que hablemos del proceso de salir de una adicción. El camino hacia la recuperación de la ludo patía es un proceso que es súper desafiante, pero es completamente posible. Y lo primero que necesitamos entender es que salir de esta adicción no es algo que vamos a poder hacer solos o de manera improvisada.

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Requiere un proceso de rehabilitación y la rehabilitación se basa en dos principios claves, uno en recibir ayuda. Desde profesionales especializados, hasta el acompañamiento de familiares, grupos de ayuda y asociaciones, es decir, contar con una red de apoyo es indispensable. Y número dos, el compromiso personal. La decisión y el deseo genuino de abandonar el juego son fundamentales para que cualquier tratamiento o estrategia funciones. Es decir que no tenés que recorrer el camino solo, pero en un área puede hacerlo por vos. Bueno, ahora sí llegó el momento de la acción. Como siempre digo, aunque el conocimiento pueda nutrirnos, lo que más hace la diferencia es pasar la práctica. Así que no te preocupes que no quiero dejar te flotando en la teoría, acá viene la parte más aterrizada, más baja la tierra, la que puedes empezar a aplicar desde hoy mismo, ya. Y una recomendación. Imaginemos que durante este episodio se te vino a alguien a la cabeza, a quien pueda servirle por la razón que sea, mandáselo, porque esta parte práctica le puede servir un montón. El ejercicio número uno tiene que ver, como siempre, con reconocer el problema. Nadie puede resolver un problema que no sabe que tiene, que no sabe que existe. Así que necesitamos entender si el juego está afectando tu vida. ¿Cómo vamos a hacer esto? Bueno, para ayudarte diseñé este mini-test lúdico que no es un diagnóstico profesional, pero si una herramienta muy simple que puede darte una idea de cómo está tu relación con el juego. Voy a leerte nuevas firmaciones, una por cada criterio de adicción y por cada una con la que te identifique es para levantar un dedo. Bien? Uno, el juego te ha llevado a situaciones de riesgo para vos o para otros. Dos, de genero conflictos con tus seres queridos. Tres, hay interferido con tus responsabilidades, laborales, educativas o de lugar. No jugar, te ha hecho sentir ansiedad y reitabilidad o insomnio. Necesitas jugar cada vez más tiempo o apostar más dinero para sentir la misma emoción. Intentaste reducir el tiempo que pasas jugando o dejarlo por completo, pero no puedes siempre volver. Pasas horas y horas no solamente jugando, sino pensando o planificando tu próximo juego. El juego desplazo otras actividades importantes de tu vida. Entonces, ahora dejaste de hacer ejercicio, de estudiar o de compartir el tiempo con personas importantes con tal de jugar. Sabes que el juego está afectando negativamente, pero no puede frenar. Ahora bien, si levantaste más de dos de dos, esto podría ser un indicador de que necesitas realizar tu conducta. Si te reconoces en alguno de estos puntos, más que asustarte, transforma esta inquietud en una invitación a hacer algo con esto, a consultar con un profesional o buscar ayuda de algún modo. Esto nos lleva a la ejercicio número 2 que es la ayuda profesional. Las adicciones no desaparecen solas, ni se resuelven con pura fuerza de voluntad. No basta con decir, hoy quiero dejar de jugar y listo. La ludo patía es un problema complejo que necesita una abordaje integral estructurado y sobre todo profesional. No podemos tratar las solos. Sé que para muchas personas la idea de ir a un psicólogo o a un psiquiatra puede generar dudas o hasta miedo, pero quisiera desarmar este mito y decirte que un buen profesional no está ahí para jugarte en criticarte, tampoco para decirte qué hacer. Su real es acompañarte, ayudarte a entender qué hay detrás del juego, qué lo alimenta y cómo construir una vida más equilibrada y más plena para salir de la adección. Entonces, por dónde empezar, bueno, podés empezar a buscar una especialista. No todos los psicolobos son iguales, así que asegúrate de buscar profesionales que tengan experiencia en adicciones o específicamente en ludo a patía. Hay un montón de plataformas online, asociaciones o centros de salud que se dedican a esto. También podés buscar al grupo de apoyo. Estoy segura de que hay algún grupo de jugadores anónimos, cerca de donde vivís. Son grupos que trabajan con el método de los 12 pasos, similar a alcolicos anónimos, y brindan un espacio de contención libre de juicios, en donde se aprende a reconstruir hábitos y relaciones. No tiene inscripción ni costos ni requisitos. Solamente, nuclea a personas con un mismo objetivo que es el de recuperar su vida. La potencia de los grupos es mensa. Así que, si identificas que tenés este problema, animarte a pedir una consulta inicial. Ya sé una primera sesión con un psicólogo o ir a un primer encuentro de grupo de apoyo. Y otra recomendación, habla con quienes ya hayan pasado por esto. Si conoces a alguien que buscó ayuda profesional por una adicción, podés pedirle recomendaciones. A veces las mejores opiniones vienen de la experiencia de otros. Y si quisieras dar ese paso y no sabes cómo, te cuento que en si vamos un equipo de profesionales psicólogos. Trabajamos con herramientas basadas en evidencia y podemos ayudarte así que si querés conocer más o visitarnos en si vamos a medir.com. Y el ejercicio número 3 es habla, habla y seguí hablando, contalo, involucra a quienes te quieren. Si estás lidiando con algo tan pesado como la ludo patía, no lo hagas en silencio. Hablar es súper clave para soltar la carga y empezar a recibir el apoyo que necesitas. No tienes que enfrentarlo solo. Podés arrancar de manera muy sencilla y muy honesta, diciendo a la alguien de confianza luego como... Mira, me parece que estoy pasando por un problema con el juego y la verdad no sé cómo salir de esto. Hace un tiempo vi una entrevista de Cayetano, que es un periodista argentino, que hablo sobre su experiencia con la ludopatía. Y él contó algo que me quedó grabado. Él perdió un departamento que su abuela le había regalado para pagar sus deudas de las apuestas. Imagínate ver desaparecer un regal o tan significativo. Esa situación a él lo llevó a buscar ayuda. Si sentís que te reconocés en las historias, si esa sensación de estar atrapado, te pesa más de lo que puedes manejar. Si sentís que el juego está ocupando más espacio del que debería en tu vida, quiero que sepas algo. No está solo. Y esto no tiene que ser el final de tu historia. Siempre es posible recuperar el control. Hay caminos, hay herramientas validadas que sabemos que funcionan. Hay personas que están dispuestas a ayudarte. Imagina por un momento cómo sería tu vida sin el peso de esa adicción. Sin las mentiras, sin la culpa, sin la ansiedad constante de tener que recuperarlo perdido. Imagina un día en el que podés disfrutar de cosas y múltiples, una charla, con un amigo, un paseito, al aire libre, una noche tranquila, si eres el ruido mental que no te dejan paz. Esa vida, no solamente es posible, es súper alcanzable. Va a ser difícil, puede ser difícil, si van a ver días, en los que te quieras rendir. Pero también van a haber un montón de días de avances, en los que te sorprendas de los lejos que llegaste. Y no crees que el camino empieza con una revolución épica, ¿eh? Empieza con un paso, ¿no? Chiquitito. Quizás hoy sea hablar con alguien, mandar un mensaje, o simplemente admitir que querés algo diferente para vos. Yo sé que suena básico, pero ese paso por más chiquitito que parezca tiene el poder de cambiarlo todo.

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Hoy puede... para vos. Yo sé que suena básico, pero ese paso por más chiquitito que parezca tiene

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el poder de cambiarlo todo. Hoy puede ser el día en el que digas basta. El día en que empieces a salir de esa trampa silenciosa y que recuperes algo que vale más que cualquiera puesta, voz, voz mismo. Gracias por quedarte hasta el final de este episodio y

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