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🗓️ 11 September 2025
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Adicciones comportamentales: cuando el placer se vuelve trampa.
Este es el primero de una serie de episodios sobre salud mental y adicciones. Empezamos a entrar en calor hablando sobre esas conductas cotidianas —redes sociales, compras, apuestas, comida— que pueden transformarse en una necesidad imposible de frenar. No es falta de voluntad: es un mecanismo profundo del cerebro buscando alivio.
Entender la raíz del problema es el primer paso para recuperar el control y encontrar maneras más sanas de llenar ese vacío emocional.
‼️Centros de Ayuda:
Argentina —> SEDRONAR 141
México —> IAPA WhatsApp al 55 7809 5579 o por teléfono al 55 4631 3035.
Chile —> SENDA 1412
Paraguay —> 021-298730 y WhatsApp 0974-269633
A nivel regional: RIOD (Red Iberoamericana de ONG que Trabajan en Drogas y Adicciones) https://riod.org/
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💜 Psicología al Desnudo es un podcast original de Psi Mammoliti.
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📍 Grabado en Casa Spotify, Buenos Aires.
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| 0:00.0 | Se estima que al menos una de cada 10 personas va a desarrollar algún tipo de adicción comportamental a lo largo de su vida. Las más comunes incluyen adicción al juego, redes sociales, compras compulsivas, consumo compulsivo de pornografía y uso excesivo de pantallas. Muchas veces estas adicciones no se nota fácilmente porque no implica en una sustancia, pero el impacto puede ser igual de profundo. Estas conductas pueden generar deterioro en la salud mental, problemas en las relaciones y una pérdida de control progresiva. Salir de una adicción es difícil, pero no imposible, y nunca nunca tenés que hacerlo solo. Si vos, un familiar o amigo están atravesando problemas con alguna adicción comportamental, ¿podés recibir ayuda gratuita y confidencial contactando con los centros de tratamiento de adicciones de tu localidad o pedir orientación a profesionales de la salud mental. Marcos mira el rey loj. Son las tres de la madrugada. Su teléfono vibra, pero no atiende. Está inmerso en su computadora, repasándole a misma apuesta que le falló a noche. Preparado para volver a intentarlo, esta vez seguro sale. El suidón de adrenalina cuando hace click para pagar lo hace sentir invencible. Martín siente que su vida está en pausa porque Sofia no le responde. Hace dos días discutieron por una tontería, pero para él es el apocalipsis. Les espera eso insoportable. Así que a dar el teléfono escribo un mensaje. La rízmola lleno de excusas que él se crea. Apreta enviar y se sienta un poco más tranquilo. Pero sabe que en unas horas va a volver al mismo ciclo. Revizarse hasta el niño, releer los chats y hundirse en esa necesidad constante de que ella le responda y lo valide. Ana está en otro planeta, no logra despegarse del escról infinito de las redes sociales. Ya llevo unas tres horas viendo videos de TikTok. Solamente uno más y me duermo, se repite, pero no puede parar. Clara tiene todo bajo control. O eso cree. Está tirado en la cama rodeada de cajas de bios que ni siquiera abrió. Su celular vibra con otra notificación. Oferta por tiempo limitado 20% of. Le da clic ni lo duda. Y ya están navegando entre zapatos, ropa y esas piradoras robot que jurieron necesitar, pero que nunca va a usar. Cada vez que confirma una compra, siente un chispazo de emoción. Pero cuando la pantalla vuelve al gracias por su compra, la emoción desaparece más rápido que su saldo de la tarjeta. Laura está en guerra con su cabeza. Cada noche cuando todo se calma, llega la tormenta. El jefe que la ningunión, esa reunión, el mail que nos llegó a mandar, esa sensación de ser un desastre. Aparece toda la ansiedad y como siempre su solución, la la heladera. Abre la puerta y arrasa con todo. Chocolate, helado, restos de pisa. Lo mete todo dentro de su cuerpo, como si estuviera apagando un incendio interno. Cuando la tracón termina, solo quedan las brazas, la encha son el malestar, porque el problema nunca fue el hambre, sino el vacío. Cada una de estas historias, aunque parezcan escenarios muy diferentes, comparten algo. Son acciones muy cotidianas y nocentes que de repente se convierten en una necesidad incontrolable. Jugar, mirar redes, comprar cosas que no necesitamos, darnos acuernes de comida. Son cosas tan cotidianas que parecen inofensivas, pero todas comparten el potencial de transformarse en algo más grande, una adicción que puede tomarnos por completo. Y cuando te querés dar cuenta, ya no sos vos, el que decide. |
| 4:06.2 | ¿Cuál es la línea fina |
| 4:09.0 | que divide al placer de la compulsión? |
| 4:12.4 | ¿Qué pasa nuestro cerebro |
| 4:14.0 | cuando actividades |
| 4:15.3 | aparentemente inofensivas |
| 4:17.7 | se vuelven adictivas? |
| 4:21.9 | Soy Marina Mamoliti, |
| 4:24.5 | psicóloga, y esto es psicología desnudo. El podcast de salud mental de Psyma Moliti, donde navegamos juntos en las profundidades del amente. Hoy presentamos adicciones comportamentales. ¿Qué es lo primero que se te viene alamente cuando te digo la palabra adicción? Ya, dale, sin pensarlo. Estoy casi segura de que pensaste en drogas, en alcohol o en otras sustancias, ¿no? Y es habitual porque son las adicciones que conocemos históricamente. Pero en las últimas décadas investigadores de todas las disciplinas vienen poniendo el ojo en otro tipo de adicciones. Adicciones que vienen llamando mucho la atención por las consecuencias profundas que tienen en la vida de las personas y de las que en general todos somos un poco víctimas. Si yo y vos también quizás, aunque no lo sepamos, se llaman adicciones sin sustancias o adicciones a comportamientos. Comportamientos que a simple vista parecen inofensivos y cotidianos, pero dejan de hacerlo. |
| 10:46.8 | Las adicciones a comportamientos o adicciones comportamentales son estas conductas que repetimos compulsivamente, incluso sabiendo que tienen un impacto en lo que hacemos o dejamos de hacer y que no nos hacen sentir bien. Nos restan más que sumar. La palabra adicción viene del latín al dictus, que significaba esclavo o condenado. En la antigua roma, un adicus era alguien que no podía pagar sus deudas. Y como castigo, el sistema legal lo entregaba como esclavo a su acreedor hasta que saldaba lo que debía. Es decir, si no podías pagar te entregaban a esa persona y vos tenies que trabajar para ella hasta que saldes lo que debías. De ahí es que viene la palabra adicto, porque se trata de alguien que está esclavizado al... En aquel caso era una deuda. Eso es exactamente lo que somos cuando estamos atrapados en un patrón adictivo. Es clavos de una sustancia o de una conducta que sentimos que no podemos dejar. En lugar de una deuda económica es una deuda psicológica o emocional. En las últimas décadas, el mundo dio un giro que en nuestras fantasías más locas hubiéramos imaginado. Internet lo cambió todo. Y cuando digo todo es todo. Conselular es en la mano computadoras, al alcance todo el tiempo y las tarjetas de crédito que nos permiten gastar sin ver un billete. Es el contexto perfecto para que algunas adicciones se hayan disparado a niveles nunca antes visto. Vivimos hiper conectados con acceso 24-7 a estímulos digitales que nos bombardean sin descanso. Claro, es el cocktail perfecto para que estas conductas se disparen al infinito. Cotele ideal para que el placer se vuelva compulsión, para que el disfrute se convierta en necesidad. Aunque no tenemos cifras exactas, exactas, porque las adicciones varían según el país y el contexto, los números aproximados son impactantes. Escucha esto. Entre 150 millones y 750 millones de personas presentan un uso problemático de internet y redes sociales. Estos son datos de la sociedad internacional para la investigación sobre adicción e internet. Eso es como si todos los habitantes de América Latina estuvieran pegados a sus pantallas con adicción al teléfono. Unas 624 millones de personas están atrapadas en el comportamiento de compras, conculsivas, según la revista internacional de salud mental y adicciones. Sí, 624 millones. Eso es, dos veces la población de Estados Unidos, dos veces. La organización mundial de la salud nos cuenta que entre 77 y 231 millones de personas sufren adicción al juego, Ludopatía. Es como juntar a toda la población de Brasil en un casino. Y si hablamos de adicción a la pornografía, la asociación americana de psicología estima que este problema afecta a unas 424 millones de personas, como si toda la Unión Europea estuviera lidiando con eso. Los nubros son fuertes y no son solamente estadísticas. Hablan de millones de vidas afectadas, de relaciones fracturadas, de búsquedas de ayudades esperadas, sobre todo de la necesidad urgente de hablar del tema. La gran pregunta acá es ¿qué hace que algo que nos da placer se convierta en en una necesidad que no podemos controlar. ¿Cómo es que algo que empezó como un simple, más a tiempo, termina absorbiendonos por completo? ¿Cómo es un tema tan amplio y tan fascinante? Voy a desglosarlo en varios episodios. Este es el primero, una introducción a las adicciones comportamentales. Después vamos a meter más en profundidad con la adicción al juego o ludo patía, adicción a redes sociales, a la pornografía, a las compras. Pero vamos a empezar por lo básico, ¿qué son las adicciones comportamentales? Así que, púnete cómodo, púnete cómodo, que ya empezamos. Son mucho más que malos hábitos o conductas que repetimos. Las adicciones en cual tiera de sus formas tienen un núcleo común. Hay una pérdida de control. En el caso de las adicciones comportamentales, hablamos de una conducta que al igual que una sustancia nos da placer calma o escape y con el tiempo puede terminar tomando las riendas de nuestra vida. Lo que empezó como algo casual o tidiano, algo que todos hacen como revisar un ratito, las redes sociales, jugar un videojuego, ver porografía o hacer compras online, puede convertirse en una compulsión que afecta a nuestras relaciones, porque dejamos de estar presentes en los vínculos reales a nuestro trabajo, porque empieza a afectar a la concentración o postergamos responsabilidades y a nuestra salud mental y física, |
| 11:26.7 | porque nos lleva a ciclos de ansiedad de culpa o de aislamiento. En el 2017 arranqué un posgrado sobre consumo problemático de sustancias y comportamientos en la fácuo de psicología en la que me recibí. Y claro, entre con la idea de encontrar respuestas simples, |
| 11:47.2 | a preguntas como, porque alguien se vuelve a dictar algo o cómo se sale de ahí. Pero apenas empezó la primera clase, me di cuenta de algo, no hay respuestas simples. Lo primero que entendí es que el fenómeno de las adicciones no es algo que podamos reducir aún, no se sabe controlar, o no tiene la voluntad para dejar. Las adicciones tanto asustancias como comportamientos son fenómenos complejos, en los que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales. No es solamente una cuestión de fuerza de voluntad. Y se posgrado me hizo meterme en un mundo que me apasionó. El profesor dijo en la primera clase a lo que me quedó resonando. Cuando hablamos de adicciones, lo importante no es la sustancia o el comportamiento en sí. No nos enfoquemos en el alcohol, en la cocaína o en las maquinitas, traga monedas. No, no. Lo importante es la relación que la persona establece con eso. ¿Qué quiso decir, él? Que no todo el que toma alcohol juega videojuegos o hace compras, la insieme va a terminar siendo adicto. El problema no está en el objeto o en la conducta per sé, sino en cómo y por qué algo que podría ser inofensivo se transforma en el centro de la vida de alguien. Y ahí es a donde la cuestión se complejiza. Y acá viene el por qué esta mirada me apasionó, porque este enfoque lo cambia todo. |
| 13:26.5 | Dejamos de culpar al alcohol, dejamos de culpar a las redes sociales, a la pornografía o a la comida. Y empezamos a mirar un poco más profundo. ¿Qué estamos buscando esa persona en esa relación con esa sustancia o con ese comportamiento. ¿Qué les está pidiendo? ¿Quieres |
| 13:48.6 | escapar de algo? ¿Quieres la para un vacío? ¿Quieres calmar la ansiedad? Y digo que este enfoque lo cambia todo porque cuando entendemos que tenemos que dejar de demonizar a la sustancia y entender qué busca la persona cuando se relaciona con eso, el modo de sanar la adicción ya no solamente dejar de consumir eso que nos hace daño, vamos más profundo. Se trata en realidad de entender qué es lo que necesitamos de verdad, ¿Qué es lo que le estamos pidiendo a eso, para darnos lo, pero de una forma más sana, sin necesidad de recurrir a la adicción. Porque quizás no es hambre, quizás es un vacío emocional. Capaz lo que realmente necesitas es relajarte después un día pesado y cuando te das cuenta de eso, puedes cambiar el atracón de helado por otra cosa, una ducha caliente, salir a caminar y de repente el helado, el atracón deja de ser la única solución. Quizás no es cruelidad, horas y horas en redes sociales, solamente por entretenimiento. Si no hay que en realidad lo que estás buscando es conexión porque te sentís solo. Y en ese caso, mandar un mensaje un amigo para juntarte un rato. Y eso puede darte lo que de verdad necesitas sin necesidad de perderte horas en la pantalla. O quizás, esas compras online compulsivas no son porque necesitas esa blusa o esa prenda nueva, sino que en realidad quieres salir del aburrimiento o de la monotonia. Cuando entendemos que vacío está llenando la adicción y nos damos esto que en realidad necesitamos la adicción desaparece. ¿Y por qué es que las adicciones comportamentales hoy son cada vez más y más comunes? Principalmente, porque vivimos en una sociedad diseñada para capturar nuestra atención. Hoy todo está a un clic de distancia. ¿Quéueres una película Netflix? ¿Quieres comida alguna app de delivery? Ropa, tenes tiendas online de lo que busques. O incluso compañía, tenes apps decidas listas para machiar con alguien. Y ahí está. A la alcance de tu celular computadora, sin importar donde estés o qué hora sea. Ahora, esa misma sobre estimulación constante tiene su lado vez. Pueden ponernos en riesgo y abrir la puerta para que esas conductas se metan en nuestra rutina hasta que nos controlan más que nosotros a ellas. |
| 16:45.4 | Y en qué momento es que algo que disfrutas se convierte en una adicción, es decir, ¿dónde está el límite entre el placer o una dependencia que te complica la vida? Las adicciones a comportamientos comparten mucho con las adicciones a sustancia, como en la alcohol, la cocaína o otras drogas. ¿Por qué? Porque activan |
| 17:06.6 | exactamente las mismas áreas del cerebro. Si esas mismas que nos dicen más, quiero más. La diferencia está en el detonante, en el desencadenante acá, no hay una sustancia química, es una conducta, pero no cualquier conducta, sino una que nos engancha y no nos suelta. |
| 17:31.0 | Para entenderlo necesitamos meternos en nuestro cerebro. |
| 17:35.1 | Veamos. |
| 17:37.1 | Todos tenemos un sistema de recompensa cerebral, algo así como el motor central en el cerebro. Es un sistema bastante complejo y está compuesto por varias estructuras. Es un sistema genial porque está diseñado para que repitamos cosas que son esenciales para sobrevivir, comer, socializar, tener sexo alcanzar logros. Y en este sistema la jugadora estrella se llama dopamina, que es una hormona que podríamos decir que es algo así como la mensajera de las buenas noticias en el cerebro. Es un químico interno que se activa cuando algo nos da placer. Como cuando comemos nuestra comida favorita o escuchamos una canción que nos encanta. Es el químico de la satisfacción y el trabajo de la dopamina básicamente es decirle a tu cerebro, ¡eh! Eso estuvo buenísimo, me encantó, hagámoslo de nuevo. Su función es súper noble, nos impulsa a buscar eso que nos hace bien. Hasta ahí todo perfecto. Pero acá viene el problema. En las adicciones, este sistema tan noble se jagea. Las conductas adictivas secuestran a este sistema de recompensa. Cuando una conducta activa este botón de felicidad de macía de las veces, o de manera poco saludable, el cerebro empieza a necesitar más y más y más para sentir el mismo nivel de satisfacción. Entonces, lo que al principio era huroplaser, ahora se convierte en una urgencia. Por ejemplo, compras algo después de un mal día y sentir salivio. Pero con el tiempo ese alivio dura menos. Y necesitas hacer otra compra y otra más grande para volver a sentirlo mismo. El cerebro se acostumbra a desado para mi naextra y la necesita cada vez más para sentir el el mismo nivel de satisfacción. El sistema de recompensa se desajusta entonces y empieza a exigir más estímulo para funcionar. Es decir, que la necesidad de repetir esa conducta se vuelve cada vez más intensa, mientras que el placer que no produce va disminuyendo. y ahí aparece el círculo vicioso. Hacemos algo que nos va a placer. Por ejemplo, después un día estresante nos compramos esa blusa que nos encantó. Por unos minutitos sentimos alivio, como si esa compra compensara el man día, pero el efecto dura cada vez menos. Y con el tiempo esa sensación de recompensas cada vez más chiquitita. La emoción de la compra dura cada vez menos. Y de hecho, puedas tabirir acompañada de culpa por haber gastado más de la cuenta, por ejemplo. Y le aproximabas, vamos a necesitar más, hacer otra compra, más grande o más frecuente para sentir este mismo alivio de antes. Y ahí, ahí pertenemos el control. Y aunque vemos las consecuencias negativas, no podemos parar. A pesar de los gastos que acumulamos o del malestar emocional que sentimos después, esa conducta que al principio te daba a placer, ahora parece ser la única forma de calmarla incomodidad, pero ya no te alivia como antes, solamente te mantiene atrapado. Quizás hasta ahora venis pensando no, yo no soy adicto a nada, o por el contrario te preguntás si todo lo que te gusta podría hacer una adicción, porque estamos un montón en la vida que o tidian a la palabra adicto, como con mucha liviendad, ¿no? Yo soy súper adicta al café, no, yo soy súper adicta a Netflix, pero ojo, no todo es una adicción, ahora tampoco minimicemos lo que sí lo es. Así que para dejar las cosas claras vamos a ponerle nombre y apellido a las adicciones. No vamos a definirlas solamente con la sensación subjetiva de que algo nos tiene enganchados, sino que lo vamos a hacer con las características que usa la ciencia y en particular el DCM5, que es el manual diagnostico y estadístico de los transformos mentales. Y vamos a ir con eso a identificar cuando es que estamos frente a una adicción de verdad. Veamos cómo se ve todo esto en carne y hueso. Te voy a contar la historia de Juan. ¿Cuánto tiene 24 años? Y como muchos de nosotros empezó usando Instagram sin pensar demasiado en eso, un día, fue una foto y para su sorpresa los me gusta explotar. Pero no esperaba haber tanta validación, pero ya estaba una ola de comentarios de emojis, de fuegitos. Le decían que se veía increíble y esa ola de validación le tocó algo adentro. Aunque a veces se siente inseguro con su cuerpo y sus comentarios le devolvieron una imagen que le encantó y claro su cerebro no paraba de liberar dopabina placer puro. Por supuesto que después quiso más. Y con el tiempo Instagram dejo de ser un reflejo de su vida y se convirtió en el motivo para vivirla. Empezó a estar todo el día pensando en redes. ¿Qué foto subir? ¿Cómo posar? ¿Cómo editar? Estaba en clase y no podía prestar atención, su mente realmente estaba trapada en las notificaciones y en el cómo generar mejor contenido. Instagram se volvió su rutina diaria adictiva. Pansa despierta y lo primero que hace es revisar si sus seguidores subieron. Durante el día, asiente como una especie de durgencia tiene que subir una foto, aunque sea de una salida con amigos, a la que realmente no tenía ni ganas de ir, pero cómo no va a ir sin necesitas el contenido para mostrar. Cuando las personas que tiene alrededor le dicen, ¿cuáles? ¿Estás todo el día con el celo? El lominimiza, no exajere en todo el mundo lo usa. Y ahí está el problema porque Juan tiene razón, están común, ¿qué nadie lo señala como algo de rabé? Está tan naturalizado que parecería nofensivo, este tipo de edicciones pasan desaparecidas, pero mientras todos fingen que no es un problema, las consecuencias para Juan empiezan a acumularse. Pero todavía no se da cuenta de lo que está perdiendo. La facultad de Juan va implicada, las escenas familiares son solamente un momentito para sacarse una foto y subirla. Sus relaciones empiezan a ser cada vez más superficiales. Sus seguidores siguen subiendo, ¿eh? Y él cree que eso lo hace feliz. Hasta que un día le pasa algo. Su teléfono se queda sin batería en el casamiento de su tía. Entonces la ansiedad lo invade. Se siente nervioso como incómodo, siente como un malestar que no puede explicar. Su familia está bailando, está disfrutando, pero no puede estar presente. Y no para pensar en que necesita un cargador que no llevo, necesito un enchufe. Y de repente todo el evento se vuelve sombrío. Y Juan termina yendo hacia su casa a cargar el celular. Llega a la casa con dicta al cargador y espera. Y cuando la pantalla se vuelva a encender, suspira. De ahí me adelante algo cambia. Él se da cuenta que su teléfono está controlando su humor. Esos likes ya no lo llenan de la misma emoción. La felicidad se empieza como a diluir, pero aunque no lo disfruta como antes, sigue publicando. ¿Por qué? Porque solidar un alivio, fugaz. Un pequeño escape de las cosas en las que no quiere pensar. Su nota es bajas, muchas de sus relaciones rotas o vacías. O esa sensación de solidar que lo empieza a invadir. Y así lo que empezó como diversión ahora es una trampa. ¿Cuál ya no usa Instagram? Ahora Instagram lo usa a él y el pierde la capacidad de lidiar con la tristeza, con el aburrimiento, con el estrés. Cada vez que algo lo incomoda lo único que hace es refugiarse en las redes. Se vuelve su zona de confort. Ahora, tu historia puede sonar bastante extremo, ¿no? Bueno, te sorprenderías de saber que el caso de Juan hoy es muy común. Y lo más duro de todo es que cuando se apaga la pantalla, lo que queda no es satisfacción, |
| 26:46.8 | sino un enorme pasío. Hay una pregunta que me hago muchas veces cuando pienso en este tema y es en qué momento cruzamos la línea, porque todos usamos el teléfono, todos hacemos compras, todos pasamos tiempo en redes sociales. |
| 27:05.7 | Pero cuando es eso ya una adicción. Cuando se vuelve adictivo. Hay 9 criterios para determinar que algo es una adicción según el SMS5, este manual diagnóstico. El SMS5 dice que deberían cumplirse al menos dos criterios por un período de 12 meses para considerar que estamos frente a una adicción. Vamos a conocer esos 9 criterios. El primero es hacer un uso peligroso cuando usas algo más deloplaneado, a una en situaciones que implican riesgos físicos y quicos emocionales. Por ejemplo, alguien que revisé el celular mientras está manejando, aunque sabe que quizás podría provocar un accidente. Es exactamente igual que cuando alguien que consume alcohol empieza con una copita ocasional, pero después termina bebiendo en exceso, exponiéndose todo el tiempo a situaciones peligrosas, como manejar bajo los efectos del alcohol. El indicador número dos es el síndrome de astinencia. Este síndrome de genera mucho malestar, malestar emocional y físico intenso cuando no se puede realizar la conducta. La persona empieza a sentir ansiedad, insomnio, esterritable, incluso en algunos casos temblores físicos. Por ejemplo, a alguien que se pone extremadamente nervioso y muy de mal humor cuando no tiene acceso a su teléfono o a internet, es exactamente igual que cuando una persona adicta a la cocaína, por ejemplo, se pone ansiosa o irritable porque no puede acceder a su dosis. El tercer indicador es la tolerancia. Esta necesidad de hacer la conducta cada vez más para obtener el mismo nivel de placer o de satisfacción. El necesitar más y más para sentir lo mismo. Por ejemplo, a alguien que antes miraba sus redes sociales veinte, treinta, minuto salida, pero ahora necesita pasar muchas ures para sentir la misma distracción satisfacción. Esto haciendo el paralelismo. Podríamos decir que es lo mismo que las personas que aumentan la cantidad de alcohol que consumen para sentir el mismo efecto que antes. cuart indicador de la adicción, Intentos, Repetidos de dejarlo o de controlarlo. Es cuando la persona intenta reducir la frecuencia o la intensidad, pero no puede, es sinóxito. Por ejemplo, decide desinstalar una aplicación de su teléfono para evitar pasar tanto tiempo, pero al poco tiempo no puede la vuelve a descargar. Para el elismo con adicción a sustancias, es igual que cuando alguien intenta dejar de fumar, pero no puede resistir el impulso de fumar un cigarro cada vez que se siente estresado. Quinto indicador, mucho tiempo dedicado a ese comportamiento. Te invierten horas excesivas en pensar, hacer, planificar o recuperarnos después de hacer la conducta. Por ejemplo, a alguien que pasa todo su día pensando en la próxima puesta que va a ser investigando sigando estrategias, esperando el momento de jugar. Esto es igual que cuando una persona adicta, a drogas pasa todo su día pensando en la sustancia en cómo tiene que hacer para buscarla, comprando, consumiendo, tiempo después para recuperarse, sin darse cuenta de todo ese tiempo que está |
| 30:45.6 | paradiendo. Número, ¿se hace ser impacto en la vida diaria? Cuando una adicción afecta negativamente a tu familia, a tu vida social, por ejemplo, cuando una persona la despeden de su trabajo porque llega tarde todos los días, porque se queda despierto hasta la madrugada o ni siquiera duerme, viendo videos o jugando videojuegos o apostando. Esto es igual que cuando alguien que consume alcohol o cualquiera droga, descuida su trabajo o sus relaciones, porque su prioridad es conseguir o consumir la sustancia. El séptimo indicador es el deseo de seguir haciendo la actividad pese a las consecuencias. Aún sabiendo que le va a causar problemas, la persona no puede parar. Por ejemplo, alguien que sigue comprando ropa online, aunque está endeudada hasta el cuento y cada vez se siente más culpable pero la livio de la compra está un fuerte que no lo puede dejar, es lo mismo que le pasa a una persona adicta a las drogas que sigue consumiendo aunque ve que su vida se está desmoronando alrededor por esa adicción. Indicador número 8. Problemas sociales o interpersonales con otras personas. La conducta ya empieza a generar conflictos en las relaciones de la persona. Por ejemplo, la pareja se enoja porque pasa más tiempo mirando el teléfono que es prestando la atención o elegir ver pornografía en vez de salir o en vez de tener intimidad con alguien. Es como cuando una persona con adicción a alguna droga prioriza el consumo sobre sus relaciones importantes, dejando de lado a quienes lo rodean o dañando vinculos cercanos, que son súper importantes para la persona. Y el número 9 es la incapacidad de cumplir roles importantes. La conducta empieza a interferir en obligaciones claves como el estudio, el trabajo o las tareas cotidianas. Por ejemplo, alguien que no paga el alquiler del departamento porque se gastó todo el sueldo en compras que no necesitaba. La prioridad era obtener el placer de la compra aunque eso afectará a su estabilidad económica. Esto es similar a lo que le pasa a alguien con adicción a sustancias que que deja de cumplir con sus responsabilidades como trabajar, o cuidar de su familia, porque lo único que importa es conseguir esa sustancia. Como ves, el problema no es la actividad en sí mismo, sino la relación que construimos con ese comportamiento. Pusar el celular, ver redes sociales, compras, videojuegos, no es daño por naturaleza. El conflicto surge cuando estas conductas toman el control, cuando interfieren en nuestra vida diaria y nos alejan de lo que realmente nos importa. ¿Qué estás intentando calmar? ¿Qué estás intentando llenar o evitar con esa conducta? Detrás de cada adicción, hay una necesidad no resuelta. Y es eso lo que tenemos que descubrir. Hablando de adicciones y el otro día con amigos en una cena, salió la pregunta del millón. Es posible recuperarse, salir de las adicciones. Y la respuesta es un rotundo sí, un sí, absolutamente sí. Ahora, detalle importante, las adicciones no desaparecen por si solas, no las cura, el tiempo ni la fuerza de voluntad aislada. Las adicciones son patrones profundos que requieren un cambio sostenido y sobre todo acompañado porque nadie sale de esto solo. En las adicciones buscar ayuda es innegociable. Los tratamientos más efectivos para salir de una adicción inclusion. La terapia cognitivo conductual, que es hoy por hoy la intervención más respaldada científicamente para trabajar con adicciones. También está la terapia de aceptación y compromiso o act, que se enfoca en aprender a manejar la ansiedad y el malestar, sin escapar a través de la adicción. También están los grupos de apoyo. ¿Cómo los grupos de alcólicos anónimos, narcóticos anónimos? Todos los grupos de los dos sepasos hubo otros. Y este es clave. Porque la adicción muchas veces se sostiene en el aislamiento y en la vergüenza. Y las experiencias con otras personas que pasan por lo mismo ayuda a romper ese ciclo. La recuperación no es solamente fuerza de voluntad individual y los grupos funcionan dando apoyo y contención y además escuchar a quienes están en distintas etapas del proceso permite ver que se puede salir. Y que hay herramientas prácticas que realmente funcionan. Ah, y recomendación acá no es necesario tocar fondo para ir a esos espacios. De hecho, cuanto antes se busca ayuda mejor. También hay otras técnicas que funcionan, como el MINDFUNES, T de regulación emocional, o meditación, incluso. Que son claves para manejar la ansiedad y la impulsividad, que son dos factores claves en las adicciones. Porque muchas veces la adicción no es más que un intento de calmar algo más profundo. la ansiedad, la angustia, el vacío, entonces aprender a manejar esto es fundamental y hay un montón de otras intervenciones. Si este tema te resuena y sentís quizás que es momento de hacer un cambio, te cuento que emcebe y la biomelitis trabajamosados en evidencia. Así que si te resonados y sentís que es momento de dar el paso, o si conocís a alguien que podría necesitarlo, podéis visitarnos en pcmml.com y pedir una sesión. Muy bien, llegamos a la parte práctica, es el momento de pasar a la lección. |
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