Cada vez que paso por una iglesia siento algo de malestar.

Sé que lo que viví, o lo que viví, es completamente normal. Pero nada me parece más macabro, más maligno, que una secta que se esconde en la iglesia, entre sus fieles. ¿Cuándo les preguntamos de qué querían que habláramos de este octubre de relatos, uno de los temas que más sugerían era el desectas, cultos oscuros. Y aunque es un tema escabroso, uno que no me gusta tanto tocar, nos han llegado historias muy buenas, muy impactantes recientemente, Así que sentimos que era el momento adecuado para una nueva edición especial de sectas macabras. Recuerden dejarnos en un comentario sosten más favoritos porque en este mes queremos darle desgusto. Es nuestra anabilidad, así que hay que disfrutar. Vamos con la primera historia, es momento de dejarse llevar y darse la oportunidad de escuchar. Imaginar, ya estás escuchando, relatos, de la noche. Hola comunidad, me llamo Rodríguez, soy arquitecto y quiero contarles algo que me pasó hace 8 años cuando recién empezaba a trabajar. No estoy seguro de cómo explicarlo sin que suene

como un exager... Rodrigo. Su arquitecto y quiero contarles algo que me pasó hace ocho años cuando recién

empezaba a trabajar. No estoy seguro de cómo explicarlos sin que suene como una exageración o cómo se hubiera perdido la cabeza, pero juro que lo que viví fue real. En ese tiempo metí que lleva años dedicados a la restauración de templos y edificios antiguos, me invitó acompañarlo en un proyecto en un pueblo de la Sierra Norte de Puebla. Se trataba de reparar

el techo y parte de las povetas de un iglesia llamada San Bartolomé de las Cumbres. Era un pebrito muy viejo, hermoso, pero completamente aislado. Para llegar, había que tomar una brecha de tierra que se volvía peligrosa en cuanto caía la tarde. No había señal de celular ni tiendas ni nada alrededor.

Solo el bosque y las montañas. El sacerdote que nos recibió ver un hombre mayor, de voz amable pero con una forma de hablar que imponía, como un padre de las películas. Desde el primer día nos pide algo extraño, que por ningún motivo trabajáramos después de la tarde ser. La iglesia necesita su descanso, nos dijo, con una sonrisa que a mi no apareció nada tranquila. No hay que perturbar su paz cuando cae la noche. Nadie le contestó nada, pero todos sentimos que había algo raro en esa advertencia. Durante los primeros días trabajamos sin problema, aunque las cosas avanzaban muy despacio. Mi tío estaba preocupado por los tiempos y yo también, y quería demostrarle que podía ser responsable, que podía confiar en mí para más proyectos. Al tercer día, como las 9 de la noche, estaba en el el cuartito de madera, de piso de tierra donde me estaba quedando sus días, cerca del pueblo, estaba revisando los planos. Había varias cosas que podían acelerarse si se organizaban mejor, así que tome mi libreta y decidí regresar a la iglesia para notar todo. Quería quedar bien conmitío, y además me dije que eso de no trabajar de

noche debía ser solo una superstición del padre. Me fui para la iglesia. El camino estaba completamente oscuro. Cuando llegué el temblo parecía vacío, pero la acercarme no te algo, un sonido que venía deentro, era como un murmullo.

Pensé que alguno de los albañeres también había regresado de lanzar trabajo, pero cuando me asume por la puerta lateral no había nadie, solo una luz teone que se filtraba por de bajo del altar. Medió curiosidad, tomé una limterna y bajé las escaleras que conducían al sotano, el área donde se guardaban los materiales antiguos el iglesia, no nos dejaban pasar por qué y tenían todo, la sosta se alvía de consagrar todo lo que no podía estar arriba durante la remodelación. Ahí fue cuando vi lo que me es escribirles esta noche. Ahí abajo había al menos 10 figuras vestidas completamente de negro, de pie alrededor de una especie de focata. en el centro, suspendido boca bajo, ardía lentamente un Cristo de papel maché. Las llamas lo consumían desde la cabeza, mientras ellos murmuraban algo que sonaba como oraciones, pero al revés… no supe cuánto tiempo estuve ahí parado sin poder moverme. Seguramente solo fue un secunto, un instante que se largó en mi terror, hasta que una de las figuras giro hacia mí. Era el padre. Su rostro estaba cubierto de agyim pero lo reconoció al instante. Me miró directamente, de un paso se adelante y gritó. Espera. Pero no me quedé a comprobar que quería. Curries que le era arriba, salí por la puerta lateral y luego apague mi interna para caminar por aquel camino oscuro. No pareas te llegar a mi cuarto. Se reconjave, apague las luces y me quedé ahí. Temblando, escuchando mi respiración. Esa noche no dormí. Varias veces me pareció ver sombras moverse frente a la ventana, como si alguien dera vueltas alrededor de los pedajes. A la manesar cuando mi tío pasó por mí le dije que estaba enfermo, que no podría ir a trabajar. por los silencios no segundos y luego me preguntó, entre hacer iglesia noche verdad. Yo no supe que decirle, y terminé contándole todo. Por más, loco que sonar, él no se sorprendió. Solo suspiro hoy me dijo que sospechaba el corrado. Empaca tus cosas, nos vamos a irse a avisarles, nomás agramos todo y nos vamos de aquí. Esa misma mañana llegó con su camionante y nos fuimos, nadie dijo nada durante el camino. Su equipo completo decidió abandonar la restauración, había estado trabajando casi grat, como un favor a la diosesis, pero nadie quiso volver, ni comentar por qué es que abandonamos ese proyecto. Un par de meses más tarde le llegaron noticias a mi tío de que el padre vía desaparecido. Nadie continuó con las restauraciones.

He dicho que de la noche la mañana dejaron el templo vacío, con las puertas selladas con cadenas y un detrero que decía, cerrado hasta nuevo aviso. Desde entonces cada vez que paso por alguna iglesia siento algo de malestar. Sé que lo que viví, lo que viví, es completamente normal, pero nada me parece más macabro, más maligno que, que una secta que se esconde en una iglesia, entre sus fieles. Olauriel, tu video de los 2 millones de suscriptores me hizo animarme a contar algo que precisamente me sucedió en Querétaro. Espero lo puedas leer. Lo único que hemos modificado son los nombres de las personas que vivieron esa experiencia conmigo. Las ubicaciones las dejote al cual. Nada de lo que voy a contar está modificado o alterado para hacer esta historia más atractiva. Los hechos narrados, zonos que ocurrieron. Debo confesar que escribo esto con miedo. Miedo de que todo esto me pueda alcanzar. Arraí de los eventos que estoy por relatar tuve que cambiar de hábitos, tuve que cambiar de ciudad, tuve que dejar atrás una parte de mi vida. Todo esto transcurró en la aparente calma del estado de Querétaro, en un noten lejanos 2016. En ese tiempo conocía mis dos más grandes amigos. Pauline, Aguillane y Roman Ortega. Nos conocimos en la carrera de ingeniería en sistemas de la Universidad

de Autónoma de Querétaro, en el campo Escuricilla. Primero solo éramos Roman y yo. Muestra amistad comenzó como casi todas las amistades entre hombres, hablando de videojuegos. Toda era solo una relación meramente académica hasta que, en el tercer semestre, como un por intervención divina y eco-pablina. Era como una carnada en un mar lleno de tiburones,

la única mujer en la carrera de ingeniería insistía. en el tercer semestre como un po' intervención divina llegó Paulina. Era como una carna de

un mar lleno de tiburones, la única mujer en la carrera de ingeniería en sistemas en aquella generación. ¿Y cómo nos hicimos amigos? Pues Romantia no había y yo era un nerd hecho y derecho, jamás pienses si quieren acercarme a ella con alguna intención romántica, así que fue ella quien se acercó a nosotros.

Pazaron los meses y formamos una amistad increíble. Pasábamos todo el tiempo juntos en la escuela. Después íbamos a la casa de la Guela de Paulina, en la Colonia a la Pradera, o a cenar con el papá de Román, en la Colonia al Tintero, con quien él vivía desde que su mamá murió. fue nuestra rutina hasta que con mucha esfuerzo y después de agontarme el hambre uno que otro día en la escuela, me compré mi primer caro, un suros del año 2009. Algo viejo y descuidado estéticamente, pero su visiente para un universitario con ganas de comerse el mundo. Después de unos meses de uso por fin me animé a salir a carretera. Tras muchas pláticas y ideas que tuvimos entre pao o román y yo, como caído del cielo yo cuel destino perfecto. Un tío de román poseía desde hace unos años una casa de descanso en la Sierra Gorda Caretana, una cabaña rustica en medio del bosque, y muy cerca de la en ese tiempo famosa cascada de puente de Dios. Pareci el plan perfecto.

La casa... rustic en medios del bosque y muy cerca de la en ese tiempo famosa cascada de puente

de Dios. Pareciél plean perfecto, la casa necesitaba reparaciones en el techo para evitar

boteras por el agua nieve que cayen la zona durante la temporada invernal. Nosotros en

bosque da de una excusa para salir a probar mi coche en carretera y disfrutaron buen fin

de semana lejos de la ciudad, nos ofrecimos a reglarla. Así que sin dudarlo, a lo mucho nos tomaría la mañana del sábado y podíamos disfrutar el resto del día, el domingo e incluso parte del bune estisfrutando la casa. Y así sin más, el sábado la 5 de la madrugada, ya estábamos tomando carretera a rumbo a este lugar. Los pues en par de horas manejando en curvas sumamente peligrosas, para alguien con tan poca experiencia como yo, logramos llegar. Con las manos empapadas en su dor por mi poca pericia al volante, pero llegamos. La reparación os tuvo más tiempo del esperado por una llobista

intermitente que no nos dejaba trabajar de corrido. A eso de las cuatro fue cuando pudimos bajar al pueblo para buscar algo de comer y comprar alguna cerveza. Cuando estábamos en la única tienda del pueblo, no te es cierto detalle que si bien no fue nada grave, si me hizo saber que algo no andaba bien, mientras romani pao compraban todo lo necesario para pasar la noche, me queda fuera para fumar bien cigarro, alulejos a unos 40 metros, recargado en un poste había un hombre, alguien que parecía completamente ajeno al lugar, llevaba ropelegante, camisa negra, pantalón negro, botas tácticas negras, y el cabello peinado se atrasco mucho gelfijador, su piel era blanca, no huera ni clara, blanca como una hoja de papel, y así me quedé hipnotizado viéndolo, hasta que regresé en mi con una palmada en la espalda que me dio romano mientras me decía. Ya vamos, way, que tanto ves. Cuando regresé la vista donde estaba que el hombre ya no había nadie. Ni él ni su auto, pero lo deje pasar, solo era un hombre raroo viendo mi alejo, que de peligroso podía ver en eso. Revesamos a la casa, pusimos música, y justo cuando estamos a punto de abrir la primera cerveza, escuchamos una serie de golpecitos en el techo. Creímos que pudimos haber dejado algo tarmiente y arriba, así que me afresía subir a revisar, pero cuando me disponía salir, el mismo patrón de golpecito sonó ahora desde algún oyebre de la cocina, desde ella dentro. Fuyamos a revisar y nada, las escenas vacías y todas las ventanas perfectamente cerradas. Con algo de incomodidad pero tratando de pasarlo por alto, seguimos como extra noche.

Sin embargo había algo raro.

Yo no había podido sacarte a mi mente al hombre de la tienda y entre cervezas y cigarros

terminó la noche.

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