Quisieron enseñarme a callar, a no pedir, a no interrumpir, me quisieron obligar a seguir los canones,

es necesario entender que muchas veces la sociedad, la cultura, las tradiciones y sobre todo la familia,

van a tratar de ponernos un bosal cuando sentados en nuestra mesa, nos atrevemos a confessar nuestros sueños,

porque no va a faltar el tío que te diga eso es para los ricos, o el hermano que te dice,

ese niño, esa niña no se va a fijar en ti, o el maestro que se ríe de tu presentación,

miren, yo aprendí que para los frustrados, cualquier intento de explorar mis capacidades,

tarde o temprano, me va a convertir en un petulante, no soñador, en un iluso, no romántico en sí,

lo que están tratando de decirte es callate, quédate donde estás y no intentes salir del redil.

Lamentablemente muchos aprendieron que era de buena educación, asumir esa modestia,

bajo la cual ocultan sus talentos, hay miles de personas cultra brillantes,

que no muestran sus talentos para no intimidar a otros, para no parecer presumidos,

cuántas veces no te has callado una gran idea que pudiera transformar tu industria,

porque tu jefe se sienta amenazado por ti, o tú eres una mujer repleta de virtudes,

pero te callas, porque el esposo se sienta amenazado, porque tú lo superas en muchos sentidos,

es más, tu papá te comparó con otro y qué hizo, ahí mismo te enterró,

y después de obligarte esconder los talentos, esas personas todavía se atreven,

a decirte callas lo mismo con tus sueños, te dicen, no fantasés tanto,

no pierdas el tiempo en eso, no insistas más en algo imposible y imposible para ti,

para ti que no tienes mis ganas ni mi hambre, ni mi arrojo ni los pojones que tengo yo.

Así que venga decir, tenés esta misma hora que tú puedes borrar toda esa porquería,

toda esa contaminación que se te ha metido en las venas y que te estás secando los huesos

y te enseñaron a no aceptar alagos, cuando te felicita no único, ¿qué sabes decir?

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