La siguiente historia fue publicada originalmente el 19 de septiembre de 2018, apenas un año después

del terremoto que nos tocó a todos tan fuerte aquí en la zona central de la República

mexicana. Lo publicamos con todo el respeto del mundo, recordando que tenemos que estar

preparados y preparadas para este tipo de acontecimientos, recordando que siempre somos

más fuertes cuando nos unimos para salir de la tragedia y recordando sobre todo las víctimas,

al agente que perdió todo, al agente que él lamentablemente perdió la vida. Una brazo

solidario en el recuerdo a Ciudad de México, Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero,

Oaxaca, Veracruz, Clascala, Michoacán, Eidalgo.

Esto es lo que llegó con el temblor, estás escuchando, relatos, de la noche.

He jugado por bastante tiempo en contar esta historia. Al final no es que me haya decidido

contarla porque estoy convencido de que pueden venir burlas, de que la gente me

tache de locos sin conocerme. Quizás es más, la desesperación de lo que se ha desencadenado

en esta casa desde el temblor del liso 9 de septiembre pasado y con lo que ya a veces

siento que no puedo vivir. A estas alturas supongo que la mayoría sabe que la tragedia del

sismo no se limitó a todos los que lamentablemente perdiaron sus vidas a que él le atragí

México. Hay personas que perdiaron todo su patrimonio y aún hoy no han recibido una

respuesta clara del gobierno y no solo en pueblos, de Morelos y los Estados cercanos,

aquí mismo en la ciudad, aquí mismo en la Colonia Roma.

Ese fue mi caso, a lo vivir en una casa que quedó bastante dañada. El edificio de

alado cayó y se llevó consigo las vidas de varias personas que sin ser mis amigos, había

acostumbrado a ver y saludar todos los días. Mi casa no parece tener daños estructurales,

al menos no tan visibles en ese primer momento, pero al cabo de unos días, cuando regresé

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