Querido, yo puedo aguantar muchas cosas de una persona que quiero, un carácter hostil, torpesas emocionales, excusas, incluso el peor orgullo, he aprendido a disculpar desplantes de todo tipo a callar cuando era mucho más fácil mandar todo palcarajo, aprendí a atender mi mano incluso cuando mi mano ha estado realmente jodida, pero hasta el día de hoy no sé cómo tragan las mentiras. Y lo digo con la conciencia de que todos mentimos, alguna vez en nuestra vida, yo también, claro, he mentido por miedo, por vergüenza, por no saber cómo enfrentar ciertas verdades, mentís sin querer y otras veces queriendo. Pero es que hay mentiras que no son errores, sino decisiones frías calculadas, hay mentiras que no están buscando proteger si no manipular, usar, joder y esas mentiras me saben al peor de los desprecios, no sé, me saben a no eres digno de mi honestidad y por más que lo he intentado neta no encuentro como dijerirlas, mira las mentiras, esas mentiras a mí me dejan el alma con

nausea, cuando hay un decide mentirte de esa forma de escarada, decide riesgar tu vida, porque al mentirte te quita el derecho a elegir con claridad, a sentir con libertad, a confiar sin miedo. Yo no estoy hablando de esas mentiras que uno puede cometer desde el pánico, desde la torpesa no queridos porque esas mentiras pueden llevar al repentimiento y

remordimiento. Yo hab, porque esas mentiras pueden

llevar al repentimiento y remordimiento. Yo hablo de las mentiras que se repiten como un método, como una estrategia, como una rutina, de esas que no cuidan a nadie, sino que están iriendo con una precisión quirúrgica, de esas que te obligan a armar un rompecabezas compiezas que nunca terminan por encajar esa gente que miente por todo, por pendejadas

en detalles innecesarios, en cosas absurdas que nadie pidió, esa gente que miente por costumbre, incluso cuando no hay necesidad como si ya no supiera vivir sin inventarse esas versiones hay que mandarla al palcarajo rápido, a esa gente que hay que pedirle oye, aunque sea una última vez por favor si te queda algo de respeto por mí, por lo que fuimos o por lo que soy ya no me mientas más a la cara. ¿Saben qué es lo más que vi de todo? Quizás gente se queda solano por lo que hizo, sino por todo lo que fingió ser, bien en cada mentira, aunque sea pequeñita, hace más grande la fosa y llega un punto, queridos,

en donde ya no sabes si estás hablando con la persona real o con el personaje que se inventó para no perder el control, bien en yo ya no quiero convivir con esa gente que se camufla en versiones, yo no me puedo entregar a alguien que prefiere manipularme antes de mirarme los ojos y y decí en la verdad. Y aquí voy a ser una pausa porque no me creo santo, no yo me traicionado

mi mismo. yo he sido cobarde, yo he omitido verdades por no ejoder, pero aprendí y a gol pensé aprendí que no hay peor mentira y más destructiva que la que se dice con calzuló esa mentira que no lleva temblore en la voz, que no lleva culpa en la mirada, aprendí que cada vez que mentimos hay algo que se rompe. A veces en el otro, pero sobre todo en uno mismo, nadie puede amar tranquilo cuando tiene el alma en guardia. Y ese es el precio de las mentiras queridos, porque no se cobran al instante, pero toda mentira, si tienen interés, te

cuesta confianza, ternura y a veces te cueste el amor entero. Si vas a perder a alguien mínimo, que sea por decirle la verdad, pero no lo pierdas por jugar con su inteligencia, porque no hay regreso después de que alguien tendiera los ojos sabiendo, que te está entiendo Y aunque me parte el alma, tarde o temprano, voy a preferir perder a esa persona de frente que abrazarla una vez más con una mentira entre los dientes. Capíxico con eso, queridos, la no mientan, no se mientan. Esto es una exortación para ti para todos y sobre todo para esa gente que te miente

diferente y de forma descarada.