Yo iba saliendo del cuarto de mi hermana cuando lo vi, parado en el pasillo, a unos metros de mí. Era altísimo, delgado, con un vestido viejo y una peluca malpuesta, con el cara demasiado blanca, con los labios pintados de rojo. Me miraba como sorprendido, sin barbadear. Aunque entendí demasiado tarde que no podía barbadear, él no tenía párpados. Muy buenas noches comunidades, les agradezco de no me cuento estar aquí listos y listas para escuchar y espero encontrarles el mejor humor para adentrarse en historia, se fantasmas pero si no, si no, para eso estamos aquí, para que por un momento se les olvide el mundo y se escape a otro plano, es de lo paranormal, donde ninguno de los problemas que les quiten el sueño importan, eso se quedan allá fuera. Te decamos este episod episodio a toda la gente que viva o haya vivido en una casa brujada, y por más pequeña que sea, les invitamos a compartirlo a su historia. Es momento de apagar la luz y dejarse llevar, porque ya lo sabes, ya estás escuchando relatos de la noche.

Hola comunidad, me llamo Camille y yo busco los 13 octubres de 2024. Hoy quiero contarles algo que vivimos, que vivimos cuando era niña.

Algo que nos pasó a toda mi familia pero que yo viví de una forma que todavía me pone nerviosa.

Yo sinceramente creo que nunca voy a dejar de tener miedo a

los curidad, un miedo incontrolable a los curidad. Yo nací en cadereita pero crecí en Montorreí

y cuando tenía 9 años mis papás compraron una casa nueva. Bueno, nueva para nosotros,

porque en realidad era una casa adjudicada. De esas que el banco quita porque los sueños

no pueden seguir pagando y luego las fiende mucho más baratas aunque todavía están en juicio. Para mis papás fue una oportunidad. Mucho más grande que el departamento donde vivíamos y ya no que habíamos y en una colonia más tranquila. Era una casa que jamás hubiéramos podido comprar un precio normal. el día que nos mudamos, cuando empezamos a llevar nuestras cosas, los decinos fueron amables, pero decían cosas raras. Una señora llama Job con el cabello blanco y lentes enormes nos llevó de comer, y mientras mi mamá le daba las gracias, le dijo bajito. Ojalá que los doyon no vuelvan. No eran buenas personas. No explico más. Y así fue con varios vecinos. Todos parecían aliveados de que otra familia viviera ahí. Al principio todo fue normal. Tan normal y tan raro como puede ser mudarte a una casa que a un hue a jena, que aun tiene el olor de la familia anterior. No un olor feo ni es agradable pero no, Lía, nuestra. Yo siempre tenía una sensación extraña que no quería decirle a mis papás. No sabía explicarlo bien y no quería que ellos sintieran que yo estaba viendo algo negativo de la casa que conté

a tu esfuerzo que va a haber de comprar. Además supongo que el hecho de que poco a poco mis papás nos fueron contando que los anteriores sueños no se han venido por las buenas, alimentaba mi sensación de que la casa de alguna forma nos rechazaba, el banco lo sacó a la fuerza, sacaron todas sus cosas al la calle, muebles, ropa, hasta las fotos amilares y eso lo vio toda la cuadra. Mi papá decía que nosotros no teníamos la culpa, que la compra era completamente legal, pero a veces lo veía quedarse callado mirando la puerta, como si esperara que alguien tocar en cualquier momento, reclamando lo que fue suyo. La primera vez que pasó al currero fue una noche en la primera semana ahí, yo ya estaba costada y escuché pasos dentro de la casa, no en la calle, no en el patio, adentro. Unos pasos lentos, con una rastre raro, como si alguien no pudiera levantar bien un pie. Pensé que era mi hermano Adet, ellos estaban la prepanesse entonces, pero cuando me asomé vi que su puerta estaba cerrada y los pasos siguieron por un rato más, pasos que se tenían justo afuera de mi cuarto. A los pocos días mi papá dijo en el desayuno que hab escuchado ruido centro de las paredes, como si algo rascara de satentro. Lo dijo sonriendo, que se burro eran ratones, pero mi mamá no sonrió. Lo peor fue lo de la puerta de la sothea. Esta puerta está frente a unas escaleras en obra negra que dan hacia el tercer piso que nunca se construyó,

en una parte islada de la casa que solusamos para subir a Colgarropa. Una noche todos estamos viendo televisión con escuchamos que la chapa se movía, como si alguien intentara abrir de esa afuera. Subimos corriendo pero no había nadie, y no podía haberlo. La asoctez muy alta en comparación con las casas vecinas y hay varios metros de distancia

entre techo y techo.

Era imposible que... no había nadie y no podía haberlo. La soces muy alta en comparación con las casas vecinas

y hay varios metros de distancia entre techo y techo. Era imposible que alguien se metiera, que alguien saltara. No había pues forma de que alguien no hubiera estado al otro lado de la puerta. Y papá trató de bromear diciendo que eso nos pasaba por comprar una casa tan barata, pero nadie se rió. Yo menos, porque aunque en ese momento no lo sabía, eso apenas era el comienzo. Entre semana, mi rutina era casi siempre la misma. Mis papás pasaban por mí a la escuela y me llevaban al trabajo de mi mamá. y me me quedaba un rato hasta que salía mi papá, y luego nos íbamos juntos todos a casa. Bueno, todos menos oteet. Ella estaba en la prepa y llegaba sola, directo a la casa. Así que por lo menos una hora saldía. Ella se quedaba completamente sola allí. Desde la primera semana, cada vez que llegábamos, escuchábamos que alguien corría por el piso de arriba en cuanto abriamos. El sonido era muy claro. Brasos apresurados intentando esconderse, que llevan de selas o tea, o el tercer piso sin terminar, bajaban a toda prisa por las escaleras y terminaban en su habitación. Y luego, silencio. mis popas pensaban que Odette estaba haciendo algo que no quería que viéramos, que tal vez espiaba al vecino de seguida. Un muchacho que desde que llegamos el hizo guapo, que vivía con su familia y que, según mi hermana, no estaba tan mal. Y eso traduciendo el lenguaje de mi hermana, es que le encantaba. Pero como no lo veían como algo grave y ella era

muy timida, nunca la molestaban por eso. Pero un viernes pasó algo distinto. Habíamos pasado al super antes de llegar, así que mi espapa se quedara una fuera sacando las bolsas del coche y yo me adelanté para ver la puerta. Apenas metí la llave, escuché los pasos de nuevo. A alguien bajando de la soteal segundo piso, corriendo desde arriba, pero ahora pisando muy fuerte, y luego, un portazo. Me sumé por las escaleras, todavía te sala planta baja y la vi, la vi va a ser corriendo, pero caminaba raro, levantaba mucho la rodilla si pisaba con fuerza, como si estuviera exagerando cada paso, casi caricaturezca, y ahora tú, por qué corras como payaso? Le pregunte desde abajo casi ríéndome, no contestó, solo escuché que se cerró su puerta otra vez con un golpe. Cuando mis papás entraron, esdijo de testabarrara, pero mi mamá me miró como si no entendiera y me dijo, ¿Tornaron está? Fíjó permiso para quedarse dormir con sus amigas en la casa de Carolina. yo me quedé callado más segundos. Luego les conté lo que había visto. Y mi papá fronció el seño, sin decir nada, y empezó a subir las escaleras. Apenas puso un pie en el segundo piso. Todos lo escuchamos, pasos corriendo por el pasillo de arriba, golpeando el piso con fuerza, de un extremo a otro. ¿No eran pasos que se quisieran esconder? ¿Eran pesados? Con rabia. Mi papá se quedó quieto, mirándose a la oscuridad del pasillo. Cuando bajó dijo que no había nada, que todavía estaba como encandilado por las luces blancas a la cocina, pero que sí sintió algo, dijo

que sintió como alguien le pasó al lado, rápido, que sintió el viento de cuando alguien corre junto a ti. Nos asosamos, subimos juntos, revisamos cuarto por cuarto, hasta la zotea y la parte no No encontramos nada, ni una puerta abierta, ni una ventana forzada.

Nada. Pero sabíamos lo que escuchamos, lo que sentimos. Yo sabía lo que vi. Cuando pienso en todo lo que pasó, creo que lo que más me asusta no es lo que yo vi, sino lo que estaba viviendo mi hermana sin que nadie se se acuenta. Pasaron unas semanas después a lo que les condeantes, y Odet todavía parecía normal. Y a la prepa salía con sus amigas, se reía en la mesa, pero un día Carolina, su mejor amiga desde la secundaria, llamó a mis papás. No la conociamos mucho, pero se escuchabaada. Les dijo que Odette había cambiado mucho desde que nos mudamos ahí. ¿Qué a veces le contaba cosas raras? Que primero le dijo que había una voz que le hablaba por las noches desde debajo de la cama. Luego empe a escuchar la casi todo el día. Siempre

deseo un lugar oscuro. A veces a media tarde la voz le pedía que se acercara un armario, que entra a brir a la puerta y desde dentro le decía algo que tenía que hacer. Por supuesto que mis papás no le creyeron del todo a Carolina, pensaron que eran cosas adolescente o que tal vez se exageraba, pero Carolina insistió y dijo, por favor, nada más hagan algo, vayan a revisar el cuarto de Odette, cuando no esté, solo eso les pido, vayan a revisarlo, revisen lo todo, y me van a entender. De fin de semana mi hermana salió, y mis papás aprovecharon para entrar a su cuarto. Yo me quedé detrás de ellos, mirando por la puerta, pero luego también entre. Odé te tenía baño propio. En cuanto entraron y prendieron la luz, nos quedamos en silencio. Todo el avabo estaba cubierto de sera de retida. No hablas de unas cuantas gotas, eran capas gruesas que corrían este el piso. Había velas acabadas por todas partes y tres velas encendidas frente al espejo. En él, entre el húmo y las gotas de sera que vian al picado del video, había dibujos extraños, símbolos que ahora no puedo describir bien, como si mi memoria lo subiera borrado, cuando Tet volvió a casa a mis papás el enfrentaron, al principio lo negó todo, pero el final se echa llorar, pero el final no aguantó, dijo que les he acaso a esa voz para que no nos lo estimara y luego le espide oyorando. Por favor, no aparean las velas frente al espejo. Dijo que si se apagan, todos vamos a sufrir las consecuencias, especialmente Camila. Necesita las velas frente al espejo, para poder ir y venir.

Mis papás pensando que era una crisis psicológica o psiquiátrica decidieron mandar la casa de mi abuela, donde vivía un tío que psiquiatra. Así estaría acuidada, supervisada y lejos de esa casa que le estaba haciendo tanto daño. Mi familia es muy unida sobre todo en este tipo

de crisis, así que la recibieron con todo gusto y nos pidieron que no nos preocupáramos,

que estarían bien. Ese mismo día después de llevarla volvimos y mis papás apagaron las

velas. Me acuerdo bien que yo me quedé limpiando, raspando la sera de la bavo, mientras ellos

bajaban a llevar la basura. Ahí fue cuando escuché algo muy raro. El sonido de algo que salía de debajo de la cama. Detrás de mí. Muy despacio pero con un peso real. Se me hizo todo el cuerpo. Quise correr, literar pero me quedé nada más congelada. Me obligué a voltear hacia la puerta para salir y vi que el cuarto estaba vacío. Eso me dio valor para dar un paso hacia afuera y correr, pero cuando llegué al pasillo, a unos metros parado había algo espantoso, había algo que parecía un hombre muy alto, flaco, con un vestido viejo de escolorido. Llevaba una peluca mal puesta, y la cara era demasiado blanca, como con mucho maquillaje. Los labios pintados de rojo, pero todo alrededor también estaba manchados del mismo color, como si se hubiera embarrado pintura o sangre por toda la boca, lo peor fueron sus ojos, porque se veía como si no tuviera párpados, me miraba fijamente como sorprendido de verme allí y de repente salió corriendo hacia las escaleras que subían a la sotea. Los pasos serán rápidos,

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