Hola, buenos días.

Gracias por estar aquí and despertando podcast.

Iniciemos este día presentes y conscientes. No sé si te ha pasado pero a veces, cuando terminamos una relación, nos cuesta

trabajo pensar que volveremos a abrir nuestro corazón con alguien más.

Pero hoy te quiero recordar que es completamente válido darte el tiempo de curar las heridas que te dejan el haber amado con tanta intensidad.

Y terminar un capítulo para pasar de página.

Y ojo.

No te estoy diciendo que amar implique siempre salir lastimada o lastimado.

Pero a veces, a la mar damos mucho de nosotros mismos, que poco a poco y con el tiempo tenemos que ir recuperando.

Me gustaría compartirte una analogía que una muy buena amiga me regalo

y que me ayudó mucho a entender mi duelo mientras pasaba por una ruptura amorosa.

A veces estar en una relación es como jugar al llenga con otra persona. Tenemos

una torre sólida, ya construida, que se compone de nuestras realidades y valores. Y cuando

empezamos a relacionarnos con alguien, en conjunto vamos quitando y poniendo piezas sobre la realidad que ya conocíamos, construyendo así una realidad nueva de la mano.

Ustedes deciden cuáles piezas quieren quitar, cuáles aunque se muevan no afectan la estructura y cuáles son las bases más fuertes y así siguen avanzando, cooperando, intentando que la torre no se caiga

sin embargo, llega un momento en el que la estructura se tan valía y hacen todo lo posible para que todo lo que se ha construido no se caiga. Así como en la vida, cuando la estructura se cae, solamente

nos queda tomar pieza por pieza y volver a construir una nueva base para volver a jugar.

Obviamente, puede costar trabajo jugar con alguien nuevo por el miedo a que derrúmen todo lo que hemos vuelto a construir. Conforme ha pasado el tiempo, me he dado cuenta que cada vez que terminaba

de jugar a veces, me faltaban piezas de mí. Pueda citar que la otra persona se llevaba,

y que yo permitía que se quedara. Esos pequeños espacios que van quedando dentro de mí.

Los he estado rellenando con mucho amor propio.

Con mis ganas de crecer y perdonándome por cada vez que permití que se llevaran algo mío.

...