Ayer recordaba cuando me reuní por primera vez con el borr o con el

Comité de la Catedral de Cristal hace como 11 años me habían convocado para

hacerme cargo de la Iglesia Espana y recuerdo una pregunta que me hizo un pastor

que estaba allí en la comisión llamado Rick Maiz. Estaba todo el borr de Robert

Schuller quien era el pastor del señor pastor de Cristal Catedral y yo estaba listo

para responder cualquier pregunta. Me gustaba la idea de predicar desde la Catedral

de Cristal por las cámaras de televisión porque podía a través de la televisión llegar

a miles de personas y me parecía que era una forma de llegar a más gente en menos tiempo.

Así que me preparé para cualquier pregunta que me pudiera hacer menos esa, la que me hizo

Rick Maiz. Y confieso que desde ese momento se convirtió en mi pregunta favorita, una pregunta

que yo también suelo hacer, porque es una forma estupenda de captar la huella que una persona

tiene en el alma, es una manera de saber su autenticidad. La pregunta fue dante, sabemos

que eres bueno o sabemos en lo que eres bueno porque hemos revisado tu hoja de vida,

pero muy honestamente, brutalmente honesto, ¿en qué crees que no eres bueno y deberíamos

saberlo hoy? Y mi respuesta, que te la voy a decir al final de este mensaje, no fue

la que ellos esperaban y obviamente causó una revolución, no fue la que esperaban porque

yo tampoco estaba listo para darla. Yo estaba dispuesto a contar lo que yo creía que era

medianamente bueno, pero cuando me dijeron, ¿en qué no eres bueno? ¿Cuáles son tus

debilidades que nosotros hoy deberíamos saber? Yo no me esperaba una pregunta así y obviamente

lo que ocurrió a continuación los, no sé si los espantó, los horrorizó, pero sí causó

una suerte revolución. Y yo confieso que estuve tentado usar las viejas y trillada frase,

bueno, Dios me mostró, Dios me dijo, Dios me dijo que tenía que venir acá, pero esas palabras

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