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Relatos de la Noche

Deja Descansar a los Muertos (y otras historias macabras)

Relatos de la Noche

Sonoro

Drama, Fiction

51.7K Ratings

🗓️ 29 August 2025

⏱️ 37 minutes

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Summary

En este episodio especial de Relatos de la Noche reunimos testimonios que nos recuerdan por qué la oscuridad, los silencios de la madrugada y los lugares cotidianos pueden volverse escenarios de lo inexplicable.

Son relatos que viajan desde salas de velación y casas familiares hasta caminos solitarios y vecindades donde el tiempo parece detenerse.

Historias que se sienten demasiado cercanas, demasiado posibles… y que quizá preferirías no escuchar a solas.

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🎧 Disponible también en audiolibro.

🖤 Gracias por ser parte de esta comunidad.

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Transcript

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Lo volvimos a ver en la carretera, dos horas después. Era imposible, pero ahí estaba de nuevo, esta vez caminando por el acotamiento de nuestra dirección. No pareció un fantasma, se veía demasiado real pero no podía ser posible. mismo, otra vez, como un error en el tiempo. Muy buenas noches, mi querida comunidad, espero encontrarles bien y del mejor ánimo para escuchar las siguientes historias de terror y de encuentros con el mundo sobrenatural. Son días crisis a que en la ciudad de México, llueve mucho y no quiero que eso afecte su estado de ánimo al contrario. Siendo donde viven, está así, está yo viendo, está nublado, tómenlo como el escenario perfecto para escuchar relatos de fantasmas. Aprovechen llegan maratón de este o de cualquier programa que les haga sentir, esa calidez de estar en familia escuchando historias. Vamos ya con la primera de esta noche, no hay más tiempo que perder. Si eros ojos y pueden hacerlo, dejense llevar por las siguientes anécdotas porque ya estás entrando en el mundo de relatos de la noche. Buenas noches, furiel y toda la comunidad de relatos de la noche. Quisiera contarles una de esas muchas historias que me contó mi mamá en la infancia y con la que nos entretenía por las noches. En el año 1994, lamentablemente emitió hermano de mi madre, falleció por un tumor en la cabeza. Para los servicios funerarios contrataron una sala de velación dentro de un panteón jardín en el estado de México. El valor yo transcurría con mucha tranquilidad, aunque claro, con el dolor tan grande que supone una perdida así. Ya para la madrugada, como en muchas a la sevelación, había horario para permanecer con los difuntos, y ese era el caso de esta. Aún así se llegó a un acuerdo con el encargado, y permitió que se quedaran acompañando a mi tío mi mamá, que en ese entonces tenía unos 23 años, su prima de la misma edad, y sus papás adoptivos, además de velador. Mi mamá y su prima no estaban al tanto del acuerdo para quedarse toda la noche, dieron por hecho que estaba abierto toda la madrugada, como sucede en otros lugares. Durante horas estuvieron platicando y de vez en cuando rezaban para no dormirse. Al redor de las tres en la madrugada, sus papás ya se habían quedado dormidos en uno de los sofás y sólo hechas seguían despiertas, entró una señora de los 65 años. La señora tomó siento y muy amablemente les preguntó por su difunto. Y mamá y su prima fueron contestando, chorlando, una plática normal. Estuvieron así unos 15 minutos hablando de la vida y del muerte, de los que se van y de los que se quedan.

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Luego la señora se levantó de la silla en la que se había sentado.

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Si con los pies de la caja, dedicó un padre nuestro y tres aves marías por el descanso de mi tío. Se puso de pieles que aumentó que ella estaba en la sala de alado, haciendo compañía a su difunto que había salido a tomar aire y como vio que en esa sala también había

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personas pues por eso se acercó luego se despidió con una sonrisa difunto que había salido a tomar aire y como vio que en esa sala también había personas,

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pues por eso se acercó, luego se despidió con una sonrisa y salió. Pasó un rato y mi madre y su prima pensaron en devolver la cortesía y era acompañar a un momento también, salieron de sus ale y se dirigieron al a de alado. La al entrar no encontraron a nadie. Pensaron que tal vez habían salido, como dijo la señora a tomar aire. El ataúd de esa sale estaba cerrada, sin imágenes ni fotografías, así que solo dedicaron a una oración y regresaron. A la mañana siguiente recordaron que durante la plática, la señora les comentó que ellos saldrían más tempeano rumbo al pan de un jardín. Decirieron, puedes ir a saludarla antes de que saliera su difunto. Cuando caminaron a la otra sala, justo estaban saliendo en ese momento, pero la señora de la madrugada no la vieron por ningún lado. La sorpresa fue que cuando iba saliendo la caja, los solientes llevaban una fotografía de unos 50 centímetros, y la persona en esa foto era la señora que estuvo con ellas en la madrugada. Le contaron estos sus papás y ahí fue cuando les hicieron lo de la reglo para quedarse en la noche y que realmente al lado no debía haber nadie más que el difunto. Ellos en ningún momento vieron y escucharon la señora que entró. Ese es mi relato. Muchas gracias por leerlo. Un saludo a toda la comunidad y ojalá sigamos creciendo mucho más. Gracias por escucharme. y motivos de este correo es compartir un mensaje para todos a través de la experiencia que vivió a mi abuelita. Hoy, 20 de agosto, se cumplen tres años de su partida. Quisiera compartirles esto porque a las pocas personas que se los he contado con toda la buena intención parecen dudar de ello y no lo toman en cuenta. Creo que aquí, en esta comunidad, hay quienes sí creen. No has que nada lo hago para preservar ese recuerdo, sus palabras, sus sentimientos. Mi abueleta vivió una vida muy difícil y de cierta forma triste. Al final de sus días sufrió mucho pero ahora descansa en paz, ya con Dios. Ella siempre decía que antes, las cosas de Dios y las el mal se manifestaban de manera más explícita porque la gente no estaba tan maliada como hoy en día, por eso tanto los milagros como los sucesos paranormales se siempre senten. Somos del estado de México, de una comunidad llamada Santa Cruz de Pexpan en Hikipilco.

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Mi abuela quedó huérfana de padre de Seniña y estuvo a cargo de sus tías y de su abuela materna. Tras vivir años de maltratos a manos de sus tíos y tías, fue creciendo con esos heridas en el alma muy presentes. Siempre decía que si hubiera tenido su padre consigo, jamás habría vivido así, que tal vez hubiera tenido la oportunidad de ir a la escuela, quizás

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una vida distinta. Una de las cosas más tristes que le tocó fue perder a su hermanita. Decía que era muy bonita, que pareció una muñequita, pero murió tras un fuerte dolor en la pierna a los nueve años. Mi abuelita recordaba con mucho dolores de suceso. Podía verse en ella ese sentimiento de abandono y soledad, que malco su vida para siempre. Con el tiempo se fue a trabajar a la ciudad de México con una de sus tías como empleada domestica en una cazona. Uno pensaría que tendría mejores oportunidades, pero al ser una muchacho 1000 y 100 estudios,, su estancia en ese lugar también estuvo rodada de maltratos y humillaciones. En una navidad, mientras otras familias celebraban, mientras muchas de su edad recibían regalos bonitos. Ella recibió como regalo de su patrón a un jabón, para que se bañara, le dijo, y eso llenó de tristeza y decoraje, lo aceptó con la educación, pero a llegar a su cuarto se echó a llorar, reclamándole a su padre por averla dejado sola, por no estar ahí para defenderla, así, entrellando y rabia se quedó dormida. repente sintió un frío extraño. No toque la ventana estaba abierta aunque ella no la había tocado. Se sentó en la cama y lo vio. Frente a ella estaba un hombre con un aspecto aterrador. Su carne se caía pedazos y los brazos y pierras se veían los cuesos. Quis ahor gritar, pero no pudo. Solo escuchó estas palabras que jamás olvidó. ¿Qué quieres mi? ¿Por qué me llamas todas las noches? ¿Acaso no te das cuenta que tus reclamos no me dejan descansar en paz? Mira, mi cuerpo no tiene descanso. Cada reclame, cada palabra tuya llamándome en mi lastima. Me duele. Todo quedó en silencio y como si hubiera sido solo una evelina, aquel hombre desapareció. Me abuelito con su ayorar, pero no de miedo, sino de calma. Nos decía que, al menos había podido ver a su papá, que había confirmado que no se había olvidado de ella, y de ese día de juego de chorar por él. Pero esa no fue la única experiencia comunidad. Tras la muerte de su hermana lloraba mucho por ella, extrañándola, pidiendo el incluso que se la llevara con ella. Una noche después de quedarse dormida llorando, soñó, o al menos pensó que era un sueño, con su hermanita. Se la pareció tan bonita como siempre le dijo. Hermana, ya no llores por mí, ya no llores, porque cada vez que sufre por mí yo también lo hago.

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Su hermanita levantó su vestido, nuestros sus piernas llenas heridas.

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Pés esto, esto no lo hace estú cada vez que lloras por mí.

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Mi abuelita entre sueños le pidió perdón, le prometió que no volvería a llorar. A la mañana siguiente al despertar, vio que el petate donde dormía tenía pequeñas huellas de lodo, aunque no era tiempo de lluvias. Estas experiencias no los compartió a mi familia mi hermana, un día que un amigo mi ovia fallecido y yo estaba llorando mucho.

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Me dijo, hija, deja descansar a los muertos. No llores por ellos, porque solo los deja descansar en paz. Cuando yo muerano quiero que lloran por mí teas puedes enterrarme. Dios nos da la vida para estar juntos y cuando cuando nos llamas solo quedan las cosas buenas y malas que hayamos hecho. Me limpió la slaque, y mas si nos dio se enseñanza que siempre recordaré. Espero que aunque no sea una historia tan ateradora como las demás que se cuentan aquí, esta experiencia puede ayudar a quienes se están pasando por un momento difícil, que quepan que no están solos, que poco a poco hay que dejar ir el dolor.

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Nunca sabemos lo que hay después de la muerte ni las consecuencias que pueda tener nuestro

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sufrimiento para quienes ya partieron.

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Ojo la puedas leerme, gracias por todo.

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Se despide de ti, Diana Valeria. Me llamo Franco, Kuiklaksko Jotl. Y quiero compartirles una historia que, bueno, es un poco compleja por cómo se desarrolla pero voy a intentarlo. Y a vuelo nos contábamos mi esprimos y a mí cuando haremos pequeños. ¿Qué sus primeros hijos, mi papá y suá y su hermano, solían despertarse de madrugada y jugar con un niño en la sala de la casa donde vivían aquí en la ciudad de México. Mi abuelo nunca les creyó del todo cuando él platicaban a que se despertaban, y al contrario, siempre lo regañaba, disíndoles es que eso que hacía era como jugar con el diablo. Pero. Toda esa incredulidad cambió una noche en que llegó muy tarde del trabajo. Ella trabajaba como un personal de limpieza en el hospital pediatrico de para el villo. Y ese día le tocó cubrir a una compañera que no puedo asistir por problemas personales. Así, mi abuela llegó alrededor de las dos y medio, tres al madrugada, y encontró a mi papaya sor manos sentados en el piso. Están jugando con un niño negro, pero no un niño de piel negra. Algo diferente, todo en él parecía de carbón. Su piel, su ropa, sus ojos, no secía que era un niño que parecía tragarse la poca luz que venía del baño. Era como una sombra vacía viviente. Ella gritó el ordeno que se fuera de la casa porque no era bienvenido, advirtiéndole que si no lo hacía, la niña blanca lo se va a proteger y es que sabía que él no era un infante que era algo que está usando esa máscara para engañarlos. Y eso le gritó, aquel niño se levantó y salió corriendo por la puerta principal, pasando centímetros de ella. Nunca volvió a meterse a la casa. Eso ocurrió hace más o menos 37 años. Después mi historia comienza a hace 20, cuando yo tenía 7. En ese entonces, cuando me abuéramos, narraba a lo que les había pasado a mi papá y a mi tío, yo no le creía. Pensaba que solo eran cuentos para que nos orniéramos temprano, pero ella insistía en que no era para asustarnos, sino para atpertarnos. Aunque ya no se metía a la casa, decía que es sentida a dos curas seguía habitando ahí, en la vecindad, y que se solía aparecer después de la media noche. Recuerdo bien una de madrugada de esas en que las reuniones se alargan y en la mitad del noche llegues a hambre diferente, o la que tienes para aguantar el sue. Fue cuando me enviaron por algo de comer y refresco a la tienda esa hora, una tienda que cerraba las tres de la mañana. A pesar de mi edad no tenia miedo de salir, porque casi toda mi familia vivia en esa vecindad y también una contigua, la tienda estaba solo unos pasos. fui a comprar y a volver debajo de las escaleras que llevaban a los dos pisos de los edificios. Vía un niño agachado entre unas bicicletas y una náfre de mitío. Parece que estaba atorado ahí. La cerque y de pronto se levantó de golpe. Señor Uy refresco que llevaba y me preguntó con vos inocente. ¿Verdad? Fue entonces que lo vivían. Era negro, era una sombra totalmente negra del mismo color que yo me había imaginado tantas veces cuando me abuela contaba esa historia. Salí corriendo hasta mi casa con la risa del niño siguéndome. Asustado le conté a mi abuelita, ella regañó a mi papaya mis tíos por mandarme a la calle esa hora, sabiendo que ellos mismos habían sido protagonistas de la historia original. Ellos mejor que nadie sabían que no eran cuentos, que ese niño existía y seguía ahí, apareciéndose. Y bueno, me quería comunidad. Recurde todo esto porque hace poco, uno de mis primos, el más pequeño que tengo de siete años, llegó a casas de mi abuela contando que había visto al mismo ente. Esto fue apenas hace unos meses pero ocurrió un más temprano, alrededor de las nueve de la noche, cuando regresaba de casa de su mamá hacia la vecindad de mi abuela. Como buen niño actual llevaba un celular y venía jugando con él. Al pasar por las mismas escaleras donde yo tuve mi encuentro, escucho que un niño la hablaba. Me dejas jugar. Ni primo y no siente el contexto que sí, pero al extender el teléfono, no toquea que el niño no tenía rostro, que no salía de la oscuridad como si no pudiera hacerlo, como si solo pudiera existir en ella.

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Courrua que a esa te me avuela contarlo. Ella, que siempre ha tenido fe en las limpias, le hizo una con huevo, pero no puedo terminar porque este es el reventó apenas al tocarlo. No llamas salió oscura, con un olor desagratable y manchas. de entonces no ha vuelto a suceder. Mi primo fue el último en verlo y como ya no es el menor de la familia, solo esperamos que la más pequeña no tenga que conocer a esa entidad también, que parece aparecerse siempre a los niños de la familia que rondan los siete años. Mi padre tenéis edad cuando lo vio por primera vez. Mi tío estaba a punto de cumplirlos. No sé ustedes, pero yo tuyo que sea casualidad. Hola, mi nombre es Jimena, soy de Querétaro. No tiene mucho que empecé a escuchar el podcast.

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Me lo recomendaron y cuando lo oí por primera vez sentí que era el lugar perfecto para contar lo que me sucedió. Siempre me he considerado una persona muy racional. No me asusto con facilidad, pero no puedo dejar de pensar en lo que me he estado pasando. Sobre todo en una noche en particular. pero es que como muchos que llegamos aquí, sé que si lo contara con mi familia o mis amigos no me creerían, ellos simplemente no creen estas cosas y temo que me toman por loca. He vivido en este departamento por más de tres años y nunca me había pasado nada, hasta hace unas semanas. Estaba sola cerca de la media, terminando unas cosas en la computadora, todo estaba tranquilo hasta que escuché un ruido, una rastres suave, como pies escalzo sobre el piso, a algo que venía desde el pasillo. Pensé que eran ruidos del edificio, pero lo extraño fue que el sonido se detenía cada vez que yo dejaba de teclear, como si tratara de avanzar solo cuando yo hacía ruido. Me quedé inmóvil, tecliando por teclear, poniendo atención al sonido, y entonces se escuché como el arrastre se acercaba. Lento, hasta quedar solo a unos pasos detrás de mi, en el comedor. El corazón me la tea muy fuerte, me levanté con cuidado para aprender la luz del comedor. De pronto, cuando caminaba, se le interruptó, o un golpe seco sacó la mesa,, como si alguien hubiera puesto ambas manos de golpe. Me quedé paralizada con la sensación de que no debí encender la luz. Algunas veces han sentido tanto miedo que prefieren...no ver. Puse atención. Creía escuchar una respiración baja y regular, cerca de mí, casi como una risa, una risa la que le costaba respirar. No sé cómo reaccioné, pero corría a la puerta. Estaba puesto en esa ratura que sólo se abre con llave por dentro y por fuera, y no tenía las chaves a la mano, ni el deseo de ponerme a buscar en la oscuridad, y donde yo sabía que no estaba sola. He intentado mantener el control, al menos aparentarlo y me fui a costar, pero evidentemente no dormí. Pasé la noche intentando convencerme de que era mi cansancio, de que todo era por trabajar de más, el estrés, el exceso de trabajo, la falta de sueño, en que solo era eso y nada más. Y esa misma mañana cuando ya casi me convencía, no te algo cuando me levanté, algo en la casa, o ellas, como si alguien no hubiera caminado descalso con los pies mojados, ya estaban secas, pero eran muy claras, cu ellas que iban de la puerta a la mesa, justo donde escuch el golpe, cu ellas que ya no se movían de ahí. Los días siguientes empezaron a dar cosas raras, un par de veces encontrar la tel encendida sin volumen. La

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cama de estendida cuando estaba segura de haberla dejado bien, y en una ocasión la regadera

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estaba mojada aunque yo no la había usado. Pequeños detalles, pero demasiado específicos,

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demasiado específicos, demasiado reales como para ignorarlos. Y lo peor ocurrió unos

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días después. Me desperté a las tres de la mañana porque escuché el teclado de mi computadora. Te claspresionándose uno por una. El avante está en blando y cuando me acerqué lo suficiente para encender la luz. El sonido se detuvo. No vi nada raro, pero me daba la impresión de que la silla acababa de moverse, como si alguien acabara de levantarse de allí, decidí ignorarlo, decidí intentar continuar como si nada, de la única forma que sabía hacerlo, trabajando, concentrándome en mi trabajo. la tarde tarde siguiente mientras trabajaba me levantaba como siempre porque a fe volvía y finalmente terminé algo en lo que estaba trabajando en un archivo de texto. Al repasarlo antes de enviarlo, no te algo. Una frase, escrita en medios del trabajo, sin conexión con nada de lo demás. Un frase que estaba escrita ahí, sin espacios. Un frase que les juro que yo no recuerdo haber escrito. Gracias, por dejarme entrar. No sé cuánto tiempo me quedé mirando. Terminecerrando el archivo, ni siquiera lo guardé, echando perder mucho trabajo, pagué la computadora muerta de miedo. Desde entonces sigo buscando otro departamento, pero aquí sigo, no es fácil mudarse con poco presupuesto. Han pasado unas semanas y ya no ha ocurrido nada más, pero no canto victoria, no confío en que esto se haya terminado. Mi nombre es Tami y soy de Guatemala, desde ese tiempo quería compartir una de mis experiencias con ustedes, pero no me había animado a hacerlo. Mi casa está en la ciudad de Guatemala, y he vivido toda mi vida ahí. La historia comenzó a un noche cuando tenía aproximadamente 10 años. En ese entonces dormía en el mismo cuarto que mi hermana, que tenía 17. Cada uno tenía su propia cama, pero yo siempre me despertaba a media noche cuando todos dormían y me pasaba dormir con ella. Porque este pequeña tengo la sensación de que algo me observa, como si en cualquier momento fuera pasar algo, fuera a ver algo. No es siempre, siempre, son momentos específicos, pero esa noche fue una de esas. Me sentí extraña y decidí levantarme para costarme con mi hermana. Su cama estaba pegada a la pared que tenía una ventana, y a los pies estaba la puerta del cuarto que daba el corredor. De esta cama se podían ver las escaleras que llevaban al segundo nivel. De bajo de ellas estaba la pila o pileta. No sé cómo le digan en otros países, y junto a esta, el baño. No sé si me doy entender. Mantenemos la puerta del cuarto abierta porque teníamos una gatita y a maja marilu y ya le gustaba salir por las noches. Después de recostarme con mi hermana estaba a punto de quedarme dormida cuando me di cuenta de un ruido. No sé en que momento empezó pero era como si alguien estuviera lavando rompe en la pila. Al principio no lo sentí raro, porque a veces mi mamá en la baba de

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madrugada, ya que hay esa hora que haya agua en la casa, pero después de un rato me puse a pensar, porque estaría lavando completamente a oscuras. Me incorporé para observar desde la cama, pero no podía extinguir nada. No se veía absolutamente nada, estaba todo oscuro y... es horarraro. Porque mi corredor teníamos lámina transparente por donde siempre entraba la luz de la luna o de la calle. Pero esa noche no. Fue entonces cuando comprendí que lo que estaba ahí no era mi mamá. Estuve a punto de hablarle pensando que quizás era ella, pero no lo hice. Cómo se despertara mi hermana tratando de no hacer ruido para que eso no me escuchara. Pero mi hermana tenía el sueño muy pesado y no despertaba, hasta que la preté fuerte y por fin lo gruaví los ojos. Le pedí que no hiciera ruido y que escuchara. Le pregunté si ella también oía como la va en ropa, y me dijo que sí. Entonces le dije, la luz está pagada, no se ve nada. Eso no es mi mamá. en ese instante el ruido paró. Reaxoné rapido y le pedía mi hermana que cerrará la puerta con seguro. Ella no dudo hoy lo hizo de inmediato, pero mientras tanto comenzaron a escucharse pasos. Pasos acercándose directo hacia nosotros. Por suerte mi hermana logró cerrar justo cuando los pasos estaban frente a la puerta, el miedo de mi hermana se notaba. Me abrazo fuerte, minutos después, los pasos siguieron, ahora lejándose de nuestra puerta y dirigéndose a la cocina que estaba justo al lado de nuestro cuarto. No peor fue que al pasar frente a nuestra ventana, pudiera

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