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Cómo terminar con el ciberacoso | Irene Montiel

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Society & Culture, Technology, Education

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🗓️ 5 August 2021

⏱️ 17 minutes

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Lo mejor de TED en Español, publicado originalmente el 31 de octubre de 2019. El acoso en Internet se está cobrando muchas víctimas que se ven indefensas ante la agresión anónima y masiva. ¿Qué podemos hacer ante esta tendencia alarmante? Irene Montiel es licenciada en psicología y criminología. En su charla en TEDxTarragona nos muestra la necesidad de evitar el acoso antes de que suceda y comparte ideas de cómo hacerlo. Para más ideas de TED en Español, te esperamos en TEDenEspanol.com.

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El acoso en internet está cobrando muchas víctimas que se ven indefensas ante la agresión anónima y masiva. ¿Qué podemos hacer ante esta tendencia alarmante? ¿Que venidos al podcast de Tén Español soy Charri Garbulski? Irene Montiel es licenciada en psicología y criminología. En su charlante de Guista Ragona nos muestra la necesidad de evitar el acoso antes de que suceda y compartir ideas de cómo hacerlo. El 7 de septiembre de 2012, una niña de 15 años, colgó un vídeo en YouTube contando su historia. Cuando tenía 13 años, conocía un chico a través de internet, con el que estuvo satiando un tiempo. Y éste la convención para que le enseñara los pechos a través de la web ca. Así comenzó su pesadilla. Este hombre, porque hoy sabemos que tenía 38 años, la amenazó y la chantageó para que le enviara más fotos íntimas, pero ella no lo hizo, no accedió, y él cumplió su promesa y difundió aquella imagen entre todos sus contactos. el mundo la vio, se rieron de ella, la insultaron, la humillaron, se sintió tan avergonzada que su familia decidió mudarse y empezar de cero en un nuevo colegio. Un año más tarde este hombre volvió a aparecer y esta vez fue todavía más lejos. Creó una página en Facebook con la foto de sus pechos como imagen de perfil y envió solicitudes de amistad a todos sus compañeros de la nueva escuela. Se pueden imaginar de nuevos risas, insultos. Ella no sabía qué hacer y de nuevo cambió de escuela y cuando por fin parecía que todo iba mejor, un chico con el que hablaba por internet, un chico que le gustaba, se aprovechó de ella y provocó con un grupo de chicas las esperaran un día a la salida del colegio y la golpearan y la insultaran delante de todos. La encontró su padre malerida tirada en una sanja y cuando llegó a casa intentó suicidarse. Pero sobrevivió, aunque los mensajes en las redes sociales lejos de ser de apoyo y de ánimo para salir adelante eran muy crueles, la invitaban a hacerlo mejor la siguiente ella se unió y volvió a cambiar de ciudad, pero aquellos mensajes la perseguían allá donde fuera, no la dejaban en paz, el 10 de octubre de 2012 se suicido. Solo tenía 15 años, se llamaba Amanda Michelle todo. Quizás, este caso les parezca extremo, o lejano, pero les pueda asegurar que no es un caso aislado. Durante el día de hoy, más de 65.000 niños, niñas y adolescentes de toda Europa, están sufriendo bullying. En este mismo minuto, al menos 45 niños sin

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niñas están siendo víctimas de insultos, de amenazas, de golpes por sus

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propios compañeros. En España, uno de cada cuatro casos de bullying se produce

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a través de dispositivos tecnológicos. Y según la organización mundial de la

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salud, España ocupa el séptimo lugar en el ranking de países con mayor

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presencia de cyberbullying entre los niños y niñas de 13 años. Si revisamos la literatura científica sobre el tema, observamos que de cada cinco menores españoles al menos dos están implicados de algún modo en situaciones de cyberbullying. Sí, nuestros hijos también, porque eliber Bullin es un fenómeno social que tiene su origen en el grupo, que se mantiene por el comportamiento del grupo. Y sólo en grupo se puede romper esta dinámica. ¿Quién saber cómo? Vamos a descubrirlo juntos ahora mismo. Lo primero es saber de lo que hablamos. Un golpe, una patada, un insulto son actos puntuales de violencia, intolerables, inadmisibles, pero no son bullying. No es bullying cualquier conflicto entre menores. Para hablar de bullying deben existir al menos tres elementos. Una conducta hostil, intencionada, involuntaria, repetitiva y sistemática contra una víctima indefensa que no puede defenderse fácilmente. El objetivo del acosador es dominar física, verbal y socialmente a su víctima, a islarla y destruirla. Estamos hablando, por lo tanto, de una forma de maltrato basada en un desequilibrio de poder que facilita que los agresores abusen sistemática, repetida y deliberadamente, de la situación de indefensión de su víctima y esta indefensión puede estar relacionada con múltiples aspectos, una baja autoestima, un pobre apoyo social o familiar, la orientación sexual, padecer algún trastorno del desarrollo o incluso altas capacidades, también haber sido víctima de violencia. En definitiva, cualquier característica que haga que la víctima sea percibida como diferente. Y con la entrada en este nadie internet, este abuso es mucho más fácil. El bullying no sólo ha traspasado los muros escolares, sino que ha querido una nueva dimensión y con ello nuevas características. Ahora es mucho más fácil atacar a alguien a quien se quiere hacer daño, porque la ausencia del límite si control en internet facilita que actuemos de manera impulsiva, de sinividad. ¿Cómo si fuera muy invisibles? Además, un acto aislado, como colgar una imagen íntima, puede ser reproducido por millones de personas. Ya no hay un agresor, sino miles. Si la intención inicial era ser daño, gastar una broma pesada, ya da igual, porque la intervención de cada uno de los cómplices multiplica exponencialmente la probabilidad de causar un impacto negativo en la víctima. Sobre todo, porque estos ataques pueden llevarse a cabo de forma simultánea a través de múltiples canales y a través diferentes dispositivos tecnológicos a los que todos estamos permanentemente conectados. 365 días al año 24 horas al día, ya no hay lugares seguros, ni siquiera el propio guard. Los acosadores se sienten cada vez más puertes, más poderosos y la víctima, más indefensa, no tiene escapatoria. Y la velocidad con la que se difunde la información y la perdi absoluta de control sobre ella puede generar ansiedad, ang angustia, impotencia. Esa imagen podría reparecer en cualquier momento de su vida. Podrían descartarla de un importante proceso de selección. Podrían verlas sus padres, sus abuelos, sus hijos. Ahora la aislamiento no se debe solamente al rechazo por un grupo reducido de personas con el que la víctima comparte clase o colegio, sino también al dúna audience potencialmente infinita que no hace nada por ayudarla, haciendo la sentir invisible y abandonada, porque saben algo, las pantallas no saíslam, interponen una gran distancia emocional entre víctima y agresores y espectadores y no nos permiten empatizar con su dolor y sufrimiento, su tristeza, porque no la podemos ver, no la podemos tocar, pero están ahí y sufren. Pero ¿cómo sucede todo esto? Todo empieza con un simple señalamiento que se convierte en etiqueta por contagios social y va deteriorando la autoestima y la reputación de la víctima hasta destruir su círculo de apoyo y dejarla sola y emocionalmente agotada. El aislamiento social es imprescindible para que la dinámica se instaure y surta efecto y este aislamiento solo es posible con la participación de múltiples actores. El niño o niña que prende la mecha lo suele hacer motivado por una expectativa, obtener la aprobación de su círculo de iguales y mejorar su estatus social

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dentro del grupo. Y lo espera porque en demás, las ocasiones recibe de su entorno mensajes que lo justifican, mensajes de tolerancia social hacia la violencia e incluso de premio y recompensa hacia quien la ejerce. Alguien les da una palma de tal la espalda, le ría la gracia, le anima a seguir, o se suma a las 500 mil visualizaciones en YouTube. Son espectadores activos, participantes, cómplices de la cosa. Un simple like o retweet puede generar la descarga de dopamina necesaria para querer repetir una conducta que se espera será recompensada. ¿Quién tirará la primera piedra? ¿Dean o importante? ¿Qué? Quizás esperábamos que estos niños y niñas fuesen malvados, pequeños tiranos, psicopatas en potencia, pensar que hay niños buenos y malos y solo estos últimos son capaces de hacer daño. Nos protege. Claro, porque entonces nuestros hijos, nuestros buenos hijos, nunca, nunca, serían capaces de hacer algo así, ¿verdad? Pues no, no de falta ser un monstruo ni tener una estructura de personalidad psicopática. La gran mayoría de jóvenes que alguna vez han acosado a otros,

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lo han hecho movidos por dos motivos básicos, la búsqueda de placer y el sentido de pertenencia. Muchos simplemente se dejan llevar de forma impulsiva por pequeñas intermitentes de escargas químicas que producen placer y pueden generar una fuerte adicción, descargas originadas por la expectativa de obtener la aprobación social de la comunidad virtual, infinita, omnisciente, invisible? Muchos niños se ni hospitalizan la violencia para conseguir sus fines, lo hacen simplemente porque la es funciona, porque en algún momento de sus vidas les ha funcionado, o porque han visto como alguien significativo les funcionaba, y las conductas que funcionan que son útiles se repiten de nuevo mecanismo básico de aprendizaje que podemos observar en cualquier ser humano. Pero hay algo más, y esto sí los caracteriza. Muchos de los niños y niñas utilizan la violencia como forma habitual de relacionarse, lo hacen porque no conocen otra forma de hacerlo, porque han aprendido así a manejar sus propios problemas, sus conflictos y sus carencias emocionales, o porque sienten rabia y mucho dolor, porque en algún momento de sus vidas, ellos, ellas, también han sido víctimas de violencia. Y en estos casos, el ciberbulin puede ser simplemente la punta del iceberg. Pero hay otro tipo de espectadores, los que no intervienen, los que se mantienen completamente al margen, observadores pasivos, las justificaciones pueden ser muy diversas. Esto es cosa de críos, ya se pañarán entre ellos. Oye mira, esto es mis tiempos, también pasaba y no le damos tanta importancia, los niños de ahora son unos flojos. Bueno ya, pero algo habrá hecho ella, ¿no? De cualquier manera, todas tienen algo en común, liberan de un fuerte sentimiento de malestar. Uno, con nombre ya pedidos. La culpa, normalmente las personas tendemos a actuar de forma coherente con nuestros pensamientos, pero a veces nos descubrimos actuando de forma incongruente y moral. Y entonces necesitamos recurrir algún mecanismo psicológico que desactive este sentimiento de culpa que tan poquito nos gusta. Es así como se produce la desvinculación moral que la describió al Bervándura ya hace 20 años, una estrategia altamente eficaz para seguir sintiéndonos buenas personas cuando sabemos que el ciberbulin existe, que está pasando, pero no hacemos nada. Recuerdan a manda. Antes de que se suicidara más de un millón y medio de personas había visto su vídeo en internet, pero duelen mucho pensar que quizás se podría haber hecho algo, ¿no? Pero también hay buenas noticias. Muchos espectadores cada vez más se posicionan y defienden a la víctima. Según el último informe de la Fundación Anar, el 68% de los menores que había sido testigo del cyberbullying actuó en defensa de la víctima. Esto es una gran noticia. Y saben, porque estos niños en ellas actúan en defensa de la víctima, porque se sienten más apoyados socialmente y, por lo tanto, más capaces de cambiar las cosas. Y ustedes, se sienten capaces de cambiar las cosas? Estamos ante un fenómeno social que se mantiene porque el grupo alimenta esta dinámica de aislamiento y solo nosotros podemos revertir la situación. No podemos esperar que lo hagan las leyes antes ni siquiera los centros escolares, tampoco es justo de legar esta responsabilidad en los niños y en las neñas. Ellos ya hacen su parte. Somos nosotros todos juntos los que debemos actuar y podemos empezar ahora mismo. Por ejemplo, podemos empezar por compartir con nuestros niños que nosotros un día también fuimos niños en neñas y no siempre fue fácil. ¿Y qué hicimos para salir adelante? O podemos contarles que incluso siendo adultos, alguna vez nos hemos sentido atacados, menos preciados y poco apoyados por nuestro entorno. ¿Y cómo lo hemos solucionado? ¿Por qué lo hemos solucionado? Bueno, seguro que todos podemos encontrar algún ejemplo. Busquenlo. O podemos también mostrarles cómo actuamos cuando somos testigos de una situación injusta de violencia en la que alguien en defenso es atacado o humillado sistemáticamente. ¿Cómo crepamos educadamente al agresor y defendemos siempre los derechos de la víctima? Pero estoy seguro de que todo esto ya lo hacemos, ¿no? Podemos ir un paso más allá, porque saben cuando se contagian las conductas prosociales y de ayuda. ¿Cómo se rompe el efecto espectador, creando redes sociales basadas en vínculos afectivos en relaciones auténticas que forman grupos unidos cohesionados y visibles? ¿Cuántos de ustedes están en algún grupo de guasa con compañeros del trabajo o del gimnasio, la mayoría? ¿Y cuántos han recibido alguna vez un mensaje en ese grupo y han pensado? Esto está fuera del hogar, esto le podemos estar a alguien y mucho. Vaya, no me gustaría hacerla de la foto, que vergüenza. Y le dijeron algo a la persona que lo envió o simplemente lo ignoraron. Rueven, diganle esa persona que lo que hace no está bien, que le puede hacer daño a alguien y que preferirían, que no lo volviera a hacer, o abandonen el grupo? No es fácil, pero se puede, y cuando lo hagan, recuerden algo, hagan lo delante de sus hijos. Gracias. Si les gusta tu den Español, la mejor manera de apoyarnos es compartiendo el podcast con sus amigos.

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Pueden encontrar todos los episodios en Spotify, en Apple Podcast, o en Teden Español.com.

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Soy Charri Garbulski y los espero en el próximo episodio.

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