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🗓️ 27 February 2020
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0:00.0 | Queridos amigos de Teden Español, ahora que terminamos la octava temporada de nuestro podcast, |
0:04.7 | queremos volver a compartir con ustedes algunos de los episodios que más nos gustaron. Recuerden que si quieren suscribirse al boletín semanal de ideas en nuestro idioma, ver las charlas de Teden Español o seguirnos en las redes sociales, pueden hacerlo en Teden Español.com. Los dejo con la charla de esta semana. La catástrofe de la crisis climática y ecológica nos va a afectar a todos. |
0:29.9 | Estamos al tiempo de hacer algo para revertirla. |
0:33.2 | Bienvenidos al podcast de Teden Español, soy Jerry Garbullski. |
0:37.5 | La activista Flavia Brophoni argumenta que el camino más efectivo |
0:41.6 | es la de sobediencia civil pacífica. |
0:44.6 | En su charlante de X-ray de laata nos propone cómo actuar con amor y furia para revertir los efectos desastrosos de la crisis. Imaginen la película más apobalíptica que hayan visto. La primera escena es una vista aérea de la tierra arrasada y el más renegriado. La mitad de la población mundial lucha contra la otra mitad por falta de comida en un lugar desértico. 4. mil millones de personas viven en zonas en donde no pueden cultivar nada para comer y no tienen suficiente agua para sobrevivir. Inundaciones y sequías, temperaturas insoportables, nuevas enfermedades que nos atacan, incendio forestales, huracanes muy frecuentes, migraciones masivas, cientos de millones de refugiados ambientales, saqueos de supermercados multiplicados por miles en todas partes, cortes de electricidad, sistemas financieros y de comunicación caídos, desabastecimiento de agua, de combustible y de medicamentos, un millón de especies desaparecen y no por una extinción más, sino por la primera aniquilación biológica producida por una sola especie. Pero saben qué, esto no es ciencia ficción. Esta es una catástrofe ecológica y climática y es el mundo de los próximos 10 años. Vos en la fila uno no te vas a salvar. Vos en la cinco tampoco. Vos de la cámara tampoco, yo tampoco. ¿Por qué no importa dónde nos sentemos? El colapso nos va a llevar puestos igual. Si durante la próxima década no transformamos nuestro sistema de producción y consumo, revertimos el avance de la ganadería y de la agricultura industrial y cortamos a la mitad el uso de petróleo. Esto es cambiarlo todo, o casi todo. Hoy tengo un par de minutos para alertarles sobre la gravedad terminal de nuestra situación. Solo un par de minutos para que se convenzan de que esto no es una teoría de complot, de que estamos realmente frente a la peor de todas las crisis. Nuestra civilización tal cual la conocemos va a dejar de existir durante los próximos diez años. Y no son responsables de esto las 4.000 millones de personas que pueden morir. Los principales responsables de haber llegado a esta situación son quienes están más preparados para enfrentar el pronóstico apocalíptico porque escuchan a la ciencia. Los más ricos y poderosos están diseñando sus refugios familiares para sobrevivir al colapso. Cuenta una exgerente de una famosa red social, que cuando comenzó a compartir con sus colegas de Silicon Valley, los detalles de su pequeño proyecto de Isla, todos comenzaron a salir del closet y a blanquear sus planes para la supervivencia. En este preciso momento están comprando territorios en altura, pueblos centeros con abundancia natural, construyendo bunkers, instalando generadores paneles solares y diseñando las milicias para su defensa. Están blindando sus islas privadas. Enfrentamos un escenario inevitable de fragmentación social violenta y hasta las naciones unidas lo definió cinta pujos, como aparjei climático, los ricos salvándose y la mayor parte de la humanidad empujada sobrevivir. Existe absoluto consenso de la comunidad científica. Superar la barrera de aumento de la temperatura global en más de 1.5 grados es colapso ecosistémico masivo. Después de los incendios de Amazonas alcanzaremos los dos grados durante la próxima década y gracias a 25 años de negociaciones diplomáticas fallidas estaremos en siete grados antes de fin de siglo. ¿Cómo puede ser que nuestros gobiernos que tienen toda esta información no hagan nada? Hay algo que buscar las soluciones dentro del sistema que no está funcionando. Yo misma siento que falle. Falle como activista durante 20 años, porque evidentemente todas las formas de activismo fallaron fueron insuficientes. Hace muy poco, tomé real dimensión de esta finitud tan cercana. Me desesperé y me llene de ansiedad, sabía que nada de lo que hiciera iba a ser suficiente. También me di cuenta que personas queridas cuando les hablaba de esto se iban a otro lado, o suspiraban y me cambiaban de tema. ¿Cómo las voy a jugar? Quizás fuera mejor disfrutar de la vida antes del colapso. Pero no pude. Me fue imposible seguir como si nada pasara. Entonces, llegó el dolor y las ganas de llorar. Aunque no fue lo único. Lentamente, algo más fue surgiendo desde el fondo de esa tristeza. Dejé de obligarme a tener esperanza y apareció en mí una furia que me energizó, me aceleró |
6:45.0 | el corazón y me llevó a la acción. Porque lo que necesitaba no era esperanza. Lo que necesitaba era coraje. Coraje para cuestionarlo todo para hacerme una pregunta prohibida. ¿Por qué? Tenemos que obedecer las las relas del sistema que nos está exterminando. |
6:44.2 | Es lógico seguir alentando la producción ganadera y agrotóxica. Si sabemos que deba esta comunidad de cieco-sistemas centeros, es justo que nuestros impuestos suceden proyectos petroleros de fracking. La extracción no convencional de combustible fósiles aceleran desastre climático. La complicidad de las instituciones me duele en las entrañas. Pero no es la primera vez que somos testigos de un genocidio silencioso. En otros momentos de la historia existieron procesos de exterminio masivos que buscaron ser ocultados por las autoridades. Esta vez tenemos que desafiar a la autoridad injusta tiempo, porque cuando en las leyes y las instituciones no nos protejen, el contrato social desaparece y los ciudadanos adquirimos el derecho y el deber a la desobediencia civil. Quizás se preguntan si lo a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a lo mejor, es que, a las redes, está lleno de fuentes confiables. Pero frente a esta verdad científica, los gobiernos nos responden que es política y socialmente imposible cambiar tan rápido. Sin embargo, ya hemos protagonizado cambios radicales en momentos de emergencia que parecían imposibles, por ejemplo, durante las guerras. Esta es la emergencia más enorme a la que nos hallamos enfrentado. Nos quedan menos de 10 años para una transformación de proporciones épicas que no vamos a conseguir solamente poniendo molinos eólicos, paneles, solares, reciclando o reduciendo nuestro consumo individual de carne. Necesitamos la movilización de personas más grande de la historia. Quienes han estudiado el éxito de los movimientos civiles de resistencia demostraron que si el 3.5% de la población sostienen el tiempo las tejas disrupción pacífica. Llevando a las calles un reclamo justo, podemos sacudir a un sistema que se niega a escuchar. La desobediencia civil no violenta ha sido el método más efectivo a lo largo de la historia reciente para lograr cambios sistémicos y radicales. Existen muchos ejemplos bien conocidos, Rosa Parks, Martin Luther King, Gandhi, las colectivas de mujeres que exigieron y lograron el voto femenino y hoy siguen dando luchas imprescindibles. Nuestro país tiene experiencia sermosa, de desobediencia civil pacífica y exitosa, principalmente en la ruralidad. El pueblo de Malvinas Argentina se encordo va, bloqueó la instalación de Monzando en su tierra, instalando durante cuatro años la disrupción colectiva. La comunidad famatina en la Ríoja lleva más de una década expulsando a las mineras más grandes del mundo, a pesar de las reglas y las normas escritas. No hay gradualismo cuando estamos luchando por nuestra supervivencia. Los fenómenos de transformación planetarios no se van a detener por una ley. No podemos frenar con un decreto a las millones de personas que estarán cruzando fronteras, escapando de fenómenos climáticos extremos. Quizás en este momento estén queriendo volver al mundo que conocían hace diez minutos, pero no tengo alternativa. No tenemos alternativa. Con creatividad y simbio-lencia tenemos que salir a la calle para cambiarlo todo. La transformación tiene que empezar hoy y tiene que ser enorme, desproporcionada, más allá de lo posible. La única decisión que podemos tomar en estos momentos de incertidumbre es que hacer con el tiempo que tenemos. Nadie lo va a hacer por nosotros. El poder real nos pertenece, abracémoslo con amor y furia. El tiempo no es mucho y para que sea justo debe ser desobediente. Si les gusta TED en español, la mejor manera de apoyarnos es compartiendo el podcast con sus amigos. Pueden encontrar todos los episodios en Spotify en Apple Podcast o en tdnespanol.com. |
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12:35.0 | Soy Charri Garbulski y los espero en el próximo episodio. |
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