Queridas parejas, jamás vivan derrotándose el uno al otro, porque nadie quiere vivir

con un hombre con una mujer derrotada. Pusquen ser razonables, no actuar en el furor

del enojo, la ira o la frustración. Repriman sus emociones, porque eso es una terrible

trampa con el tiempo. Oye, pero tampoco vivan vomitándose las emociones el uno al otro,

su ego. Con 15, 71 veces al mes. Creo que es la única forma de salvarse de la rutina

que muchas veces termina proviciar una relación. Aprendan que la rutina puede ser una oportunidad,

jamás un problema. Usen la rutina para profundizar en ustedes, no para lejarse. Hayan

ser reír, aunque nocasiones tengan ganas de llorar sean sabios con el uso del dinero,

brudentes, inteligentes, pero también gaste lo con gusto y rebeldía cuando sea necesario.

Ayudo en con su dinero, hagan algo juntos por otros, pero no miren los números antes de mirarse

el alma, ya que nocasiones, la riqueza económica puede ser devastadora y no porque sea mala,

sino porque tienen la tendencia a empujarnos a desvalorizar ciertas cosas que no tienen

precio. Y para finalizar, no construyan una casa antes de construir un hogar. El hogar son

ustedes dos con Dios en medio. Él tiene que estar ahí. Por favor, no los saquen de locación.

Siempre apeguense a la gracia que él derrama sobre su unión, no se alejen de la moral, no

pierdan de vista, la moral, a férrense al significado de los conceptos básicos y fundamentales,

que el existencia humana, el perdón, la risa, la compasión, la gratitud, el servicio, etcétera,

para que de esta forma nunca trivialicen aquello que en realidad les da vida. Ríanse a

ustedes de sus cuerpos, de sus errores y comprometanse, por favor, a mejorar en todos los

sentidos, empujándose siempre a crecer. Pierran los dos en una discusión para que así

el matrimonio gane, que dió desde el día de hoy o mañana y siempre. Nos vemos muy pronto

en vivo en ascender.

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