Mike es un paciente que viene consulta hace unos largos meses. Estamos trabajando fuertemente

con su desánimo, su sensación de vacío de tristeza constante. Quiere, pero no se anima a

probar cosas nuevas y de la muchísima ansiedad la sola idea de ver gente. Por eso es que está

hace varios meses aislado, sin ver a nadie más que a su mamá y a su abuela que es con quienes convive.

Es jueves, como todos los jueves a las cuatro de la tarde, Mike ingresa a la salavidotual en la que

tenemos nuestras sesiones online. Se lo ve bastante cansado. Tiene grandes sojeras y el ánimo por el

piso. Me cuenta que está votado, ayer no pudo dormir bien por un suceso que tuvo con su familia.

Le pregunto que pasó.

Mi mamá me dice que no es feliz, yo era todo el día, no duerme.

Toma pastillas para dormir y no duerme.

Sé que lo dice porque yo no tengo trabajo, pero no quiero tomar el primer trabajo que aparezca porque sí.

Quiero trabajar de lo que me gusta, de algo que me motive. Siempre me vi insistiendo que agarre cualquier cosa.

Estoy seguro que es eso a lo que le apone de triste.

Quiero que su hijo triunfé en la vida.

El tema es que yo ya tengo demasiada presión.

Como para que toda su felicidad tenga que ver con si consigo trabajo o no.

¿No?

Vamos descubriendo que este modo de ver la infelicidad de su madre

no tiene sustento alguno en la realidad

porque su madre tiene depresión desde hace muchos años

incluso desde antes que eres tuviera en planes de nacer

aun así para Mike el gran motivo de su infelicidad es él y su desempleo

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