¡Oh!

¡Es maza!

¡Aribas a banderas!

Ahí está la Argentina, esta Perú, Guatemala

¡Ariba, arriba, arriba!

Mira las banderas del campeón del mundo

lo vamos a disfrutar al menos

al menos lo que reza hasta el próximo Mundial, aguantemese, otra bandera regentida, desde

River, desde River Arena, recibimos a, vamos arriba, se aplauso por recibir Asia, África,

América, Oceania, Europa, los cinco continentes que se conectan ahora en vivo, gracias gente

maravillosa, ahora sí estamos transmitiendo, hola, buenos días, buenas tardes, buenas

hoy acá cantamos, celebramos, hicimos de todo, adoramos y ahora es el momento en que

vamos a recibir esto que creo Dios puso en mi corazón, gracias por conectarse desde

cualquier parte del mundo, por ser parte de River de esta Navi insignia, estamos listos,

gente siono, quiero que me preste es muchísima atención, yo hace poco recordaba a una tía,

no voy a decir quién, que tenía una clásica casa chorizo, que es una casa muy particular

de Argentina, que solíamos visitar cuando yo era pequeños, donde unos seis o siete

años de edad, más o menos lo que recuerdo, una casa lúbubre de esa época, una reja

tenía al costado una reja de pequeños rectángulos que filtraban la luz del meodía y era un

tenebroso pasillo que conectaba una seguidilla de habitaciones y allá justo frente al pequeño

baño del fondo, el pequeño lavabo, había una habitación enfrente de la cual se despedía

un fuerte olor a humedad y que siempre permanecía cerrada, era un misterio, no se podía entrar

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