La vecina entró, reviso mi casa. Me convenció de que todo estaba bien. Le platicé lo que había visto y entonces ella le echó un vistazo a mi altar. A mi altar de muertos. Ah, ahí está el problema. Me dijo, tu altar, la forma en que lo hiciste, atrago algo que no son tus muertos. Muy buenas noches y bienvenidos y bienvenidas a un nuevo especial de día de muertos, esta fecha tan especial para nosotros los mexicanos en a cual nuestros muertos vienen a visitarnos, a comer la comida que hemos preparado para ellos, a revisar como vamos a darnos un abrazo en espíritu. Y es en esta noche rodeados de ellos que traemos para ustedes historias que hablan de esas tradiciones y que nos demuestran que también puede ser una fecha sumamente aterradora.

Si van a aceptar el portal que se abre en este día, hay que hacerlo con su muy cuidado. Y esta noche descubrirán por qué. Apaga el luz y déjate llevar ya estás escuchando relatos de la noche. Olauriel equipo de relatos en la noche. Espero que mi historia llegue a tiempo para el especial de día de muertos. Soy Paulina Licona de Tipoztlan Morelos, y la historia que voy a contarles sucedió hace unos 15 años. En Tipo, el 1 de noviembre, es una fecha muy bonita. Allá

no se costumbra a ir al pantheón en la noche, pero si a que los niños salgan con una chila cayota tallada con una vela adentro o con calabera acechas de carriz o a pedir calaberita. Los vecinos abro en sus portones y normalmente tienen una canasta llena de dulces fruta. Como la familia se reúne en la puerta y todos ayudan a darca a la brita a los niños,

también se acostumbra a poner una fogata en la calle y preparar ponche de leche o de naranja agria que sofrece a los papás. Es muy común quedar con primos y amigos para pedir calabrita y después reunirse todos en alguna casa. La nuestra en ese entonces estaba en el barrio de Santo Domingo, el entrada había un patio y subiéndonos cuantos escalones llegaba a la casa. Como vivíamos cerca del cerro, siempre teníamos gatos para oyentar ratones y fichos, y en ese entonces teníamos dos chiquitos que eran hermanos. Lo menciono porque van a ser importantes en esta historia.

Al entrar acá se estaba al azal acumador, donde mi mamá ponía unos tablones con ofrenda. Normalmente hacia posol, le arroz con leche, dulce de camóteo y mole verde. Lo que ella sí era separar una porción de la comida para la ofrenda y el resto para la cena. y como no tenía fotos de todos los muertos, solía poner velas largas de cera de

campche y en cada una escribía los nombres de los difuntos a quienes dedicaba a la ofrenda. En fin, estoy hablando del 1º de noviembre de 2008. Mi mamá había hecho posole para la familia que llegaría a cenar, pero ese año llegaron más personas del esque esperaba, y el posole separado para la cena se terminó. preocupada porque todavía había gente sin comer, tomó platos y la ofrenda, y sirvió de ahí, tomó posole y también arroz con leche. ya avanzada la noche, unos de los gatitos empezó a actuar de manera muy extraña. Subía la casa y bajaba el patio, me olía a veces esperado y arañaba las piernas de quien podía. Yo extrañada decidí subir a ver qué era lo que lo tenía tan inquieto. Cuando llegué a la sala donde estaba la ofrenda, me di cuenta de que el otro gatito se había quedado otorado en uno de los flecos del mantel y se estaba orcando. En su desesperación jalaba más el mantel, enredándose cada vez más. Corrí como pude traté de liberarlo, pero entre más lo intentaba más enredaba, más se ahorcaba. Tuve que agretarla a mis primos para que me trajera en una estigera si poder cortar esa parte del mantel. Lo extraño es que aunque ese tipo de manteles se usaban siempre en mi casa, nunca había pasado algo así. Además, muera fácil que un gatito metiera la cabeza en los espacios entre los nudos. Piencen en los flecos de los rebosos. Tienen hueco sí, pero no ten grandes como para que entre la cabeza de un gato. En cuanto se vio libre el pobre animalito salió disparado a la sotea y ninguno de los dos catitos volvió a bajar el resto de la noche. Nesprimos y yo regresamos al patio, todavía sacados de onda por lo que acababa de pasar, pero seguimos comiendo normal y platicando. No habían pasado ni quince minutos cuando uno de mis tíos gritó. Fuego! Fuego! Lo ofrendes estaba quemando. Una de las velas, ony mamá había escrito los nombres de los difuntos, se había caído y el mantel estaba en llamas. Estaveiéronos adultos y lograron apagar el fuego a tiempo. Todos estaban muy asustados por lo que estaba pasando, y fue entonces que mi maco enfesó lo que había hecho. Por consejo de una de mis tías, subió nuevamente al saltar y se disculpó con los muertos por haber tomado de su comida.

Entre todos regresamos lo que pudimos, lo que no nos habíamos comido al altar. Ese noche nuevo lo ha pasado nada más, pero desde entonces en mi casa lo que se coló lo que no frente es sagrado, nadie lo toca hasta el día siguiente, les mando un abrazo

comunidad. Me llamo Bernardo, tengo 33 años y soy ingeniero en sistemas. Y si me hubieras preguntado hace 5 años que opinaba de Lupa Normal, te habría dicho que no creía en ed de eso. Yo era el típico que decía, eso tiene una explicación, eso que es un que fue una sombra, fue un ruido del edificio. Ya saben, si ustedes no lo son seguro que conocen a alguien así, pero también te voy a decir algo. Después de lo que me pasó esa noche de día de muerto, se mide departamento, ya no vuelvo a decir que todo tiene explicación. Yo rentaba un departamento muy bonito en el centro, aunque desde este abril pasado ya no vivo ahí. Era en uno de esos edificios viejos que antes era una sola casa enorme de las antigüas, compatios central y de las que luego fueron partiendo en cuartos y cuartos hasta que cada quien tenía su mini departamento. Piso de madera, las puertas de antes que pasan muchísimo, de hecho es muy alto si ventanas grandes quedan a la calle. Era un lugar bonito, la verdad muy bonito, nada más que también era muy ruido o soy muy viejo y en la noche todo se escuchaba más. Yo llegué allí porque estaba abarato en ese momento, básicamente, lo arregó de emergencia cuando me quedé sin rumy, sin chámbalo y son tiempo y ahí me quedé. Al hogaresas se le habían ido la mayoría de los inquilinos por la pandemia y estaba la mitad del precio, así que aproveché, y me terminé acostumbrando, a los camiones pasando, a los sonidos tacones cuando subían asesinas, hasta las peleas de la pareja del 2b, que todas las noches se gritaban que ya iban a cortar, pero nunca cortaban. Quiero aclarar esto porque es importante para todo lo que voy a contar. yo pase ahí mi primer día de muerto solo. Nunca había pasado así. Siempre lo hacía con mi mamá. Porque mi papá murió cuando yo tenía 16 y desde entonces era como... No sé como algo obligatorio. No obligatorio de... Tienes que hacerlo porque si no se nos jató mamá, sino obligatorio emocional. Era lo que se sea en mi casa. Mi mamá compraba pan, pone a café, papel picado, velas las flores y sobre todo las fotos. Mi papá en marcado, los abuelos de cada lado y también un tío que yo no conocí pero que también se le recordaba, decía mi mamá.

Pero ese año fue pandemia, ya saben, y mi mamá es población de riesgo y estábamos en ese momento en que todos vivíamos traumados todavía, que nadie quería entrar a casa de nadie, que se limpia a todo con el gol, que se desinfectaba, que dejarla comida en la puerta puerta a guerra ya como visitar.

Y por eso yo le dije que mejor no iba, que la hablaba por vida llamada y ya. Entonces como digo, fue mi primer día de muerto solo. Por eso yo no estaba pensando en hacer altar ni nada. Para mí sinceramente, ero no es más y ya. Pero cuando entró la A la tarde empecé a sentirme raro.

No triste triste, pero sí como vacío. Supongo que cualquiera que haya pasado su primera fecha importante solo me va a entender ese tipo de silencio que no te gusta y dije bueno, voy a poner algo aunque sea simbólico. No lo pensé mucho, no fue una cosa de tradición y respeto ni nada así, fue más automático que nada, como cuando se salgo porque lo viste toda tu vida y lo repites. Agarre la mesita baja que tenía con toda la sala, la rimé a la pared, dejé una servilleta limpia como mantéle y pusey una veladora chiquita que tenía.

Fue a la cocina, se vio un poquito de café en una taza y calenté unas quesadillas que me habían sobrado de la noche anterior. También agarró un pandúlce que había comprado en la mañana y lo puse todo ahí. Pero creo que aquí viene lo importante. No puse fotos. Yo tenía fotos en mi papá y de mis abuelos, pero en el teléfono nada más.

En el momento te lo juro, no se me hizo necesario. Dije que ellos saben quiénes son. Y fue así de tonto, así de simple. Fue como, esto es para ustedes y ya. Pero sin pensar de verdad que alguien iba a venir en a visitarme. Y otra cosa que también puede ser importante es que tampoco puse flores. No había comprado se en Pasuchil ni nada porque ni siquiera estaba planeado como les dije, era una cosa improvisada, sin el color, sin el olor, nada más la comida, la bebida y la velita prendida. Eso fue todo. Esa noche me dormí tarde porque me quedé en la computadora. Trabajo distancia y en pandemia trabajábamos más en la madrugada que en el día. Entonces yo tenía ese horario horrible de estar despiertos hasta las 2, 3 en la mañana. Y esa vez me acosté como la tosimedia. No se re el apuerto a mi cuarto, nunca lo vacía, era de las delicia de vivir solo. Y aquí empieces al horraro. Yo empecé a soñar, y el sueño al principio no parecía pesadilla, era como cuando estás medio dormido pero todavía escuchas la calle, al u lejos. En mi sueño alcanzaba ver la sala, viendose la ventana grande que daba la calle, y había algo afuera de la ventana. No pegado al vidrio, sino un poquito atrás, como parado en la banqueta, viendome de sabaco. Algo negro. No negro de color de piel, no negro como cuando ves una persona pero solo ves la sinlüeta y nada más, pero se distinguía que alguien, alguien alto como un corvado, como colgado se adelante y en mi sueño yo sentía que esa cosa estaba viendo hacia adentro. No hacia mí, hacia la altar. O sea que parece muy específico, pero quiero dejarlo claro. No era alguien intentándome aterrarse, no era una sombra casual. Era algo viendo la altar, como un niño que se soma la mesa en una fiesta para ver que hay de comer. Y luego en el sueño, esa cosa dio unos pasos muy lentos hacia la ventana, pero en lugar de quedarse ahí era como si de alguna forma ya hubiera estado dentro, como que la siguiente imagen ya lo ponía dentro del departamento, en un paso, y luego ha cachado frente al altar.

Haga zapado, con el cuerpo como doblado, como si las piernas no le funcionaran bien y estuviera cien cuatro puntos, pero tampoco completamente en cuatro patas, como alguien que no sabe si Es humano animal, esa postura tan extraña es lo que más recuerdo.

Y ahí fue cuando empecé a huir otra cosa. Yo estaba soñando, pero escuché un sonido real. Como algún hudo, algo comiendo, no masticando como una persona normal, sino como cuando un perro mete la cara al plato y nada más escuchas el... ¡Hah,ah,ah! ese ruido desesperado que no respira, que solo está tragando, ese ruido y ahí desperté. No abri los ojos y el medierto, fue como cuando despierta si no sabes todavía dónde estás, pero seguí escuchando el sonido. Y en ese momento mi cerebro hizo la conexión. Este ruido no estaba en mi sueño. Ese ruido se había metido a él. Ese ruido estaba en la sala. Yo se ya costado no secundo sin moverme

lo escuchaba clarito

era alguien tracando

no comiendo normal

tracando como si tuviera mucha hambre

como si llevaba a tía 5 mera le hubieran dejado un plato en el suelo

lo primero que pensé y esto es muy lógico

en un edificio viejo del centro

...