Advertencia. Este programa contiene casos de crimen,

apariciones, misterio, conspiración y violencia.

El contenido de estas piezas puede ser sensible para algunos miembros del público.

Aconcejamos discrección.

Saludos enigmáticos, bienvenidos, bienvenidos de vuelta a nuestros testimoniales

enigmáticos. Este episodio trata absolutamente de ustedes, de sus historias y de aquello

que quizá no se atrevían a contar en otro sitio. No se olviden de seguirnos en nuestras

redes sociales y también de que pueden ponerse en contacto con nosotros para contarnos

su historia, a través de Instagram, Facebook o enviándonos un correo a enigmasarrobaunivision.net

y recuerden que pueden escucharnos a través del app de Uforia o donde sea que escuchen

sus postcast. También queremos compartirles que a partir de ahora pueden encontrar enigmas

sin resolver en la página de YouTube de Uforia. No se olviden de suscribirse o de seguir

el show para que no se pierdan ni un suspiro. Enigmáticos estoy segura de que han escuchado

numerosas historias que hacen referencia a objetos malditos. Desde muñecas famosas en

el cine, hasta reliquias prohibidas en el Vaticano. Pero ¿qué hace malditos a estos objetos?

¿Cómo sabemos realmente que estamos frente a un objeto maldito? A ver, para empezar,

tener una maldición es también creer que existen las bendiciones. Es decir, tenemos que hablar

de la dualidad de aquello que llamamos suerte. La buena suerte o la mala suerte se definen a partir

de la atribución emocional que le damos a un momento en nuestra vida, un anelo del futuro,

o inclusive a partir de la atribución emocional que le damos a un objeto. Siempre pensamos en la

buena suerte y la mala suerte como factores externos a nuestro libre albedrío. Como si nosotros

no tomáramos las decisiones, sino que estas decisiones ya fueron previamente tomadas. Una pata de

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