Nunca le resen a sus muertos, comunidad. Bueno, si puedo ser específica, nunca lo

hagan de madrugada, como hice yo. El sordote de la iglesia me dijo que de prosí y resarles,

pedirles algo nunca es algo bueno. Me dice que solo hablo con ellos, pero hoy quiero

contarles lo que me sucedió por hacerlo, por pedirles algo y lo que me respondieron.

Muy buenas noches, comunidad. Gracias por estar de nueva cuenta, escuchando estas historias,

sus historias, por estar escuchando este programa donde hemos reunido como siempre algunas

de las experiencias más aterradoras que nos han hecho llegar. Recuerda que la mejor forma de

ayudar a que esto sigue es compartiéndonos tus experiencias, las historias encuentros

para normales en tu familia. Así que es momento de ir con tus papás, con tus abuelos,

con quien tenga cerca para preguntarle más, para que te cuente en detalles y te empapes en

la historia de tu familia. Esa es tu tarea, pero antes, hoy te toca atravesar con

a nosotros las siguientes historias, cierre los ojos que ya estás entrando en relatos de la

moche.

Hola Oriel, Hola comunidad, espero que se encuentren bien. Mi nombre es Omar y te sigo desde hace

mucho tiempo, ya tengo el gusto de haberte conocido y de haber platicado contigo en

Guajaca. Esa es la historia que prometí mandarte, la historia que me contaba a mi abuelita,

esa dios, ella vive muy lucida y fuerte en sus 95 años. Contaba que su madre, que era

nativa de un pueblo en la Sierra de Guajaca, vivió esta experiencia por allá, alrededor

de 1915. En aquel tiempo los pueblos eran muy pequeños, pero también muy tranquilos,

sin transporte, con pocas casas y poca gente, pero muy bonitos. Era el 31 de octubre, fecha

en la que se dice que los angelitos vienen a visitar a sus familiares. Con el angelito

me refiero a los niños que morieron muy pequeños, algunos alcanzaron su botizo, otros

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