Buenas noches comunidades bienvenidos a una nueva edición de este programa en el que

buscaremos adentrarles durante los siguientes minutos en un mundo donde lo paranormal es

posible y está muy cerca de nosotros, un mundo al que puedes entrar en cuanto destidas

creer.

Yo soy Uriel Reyes y es momento de apagar la luz y dejarse llevar por los siguientes relatos

de la noche.

Hace unos meses visité a mi madre después de 10 años viviendo fuera del país.

Me fui a Estados Unidos a los 15, con mi tío Juaco y no pude regresar hasta que me

hice su edadano, pero nunca la abandoné, le mandaba su inerito, la hablaba sin falta

cada viernes un ratito en la noche, pero un viernes de este diciembre se quedó esperando

mi llamada, le llegué de sorpresa a eso de las nueve de la noche, lloró, lloramos, llegaron

las vecinas a saludarme, esas que no me veían antes de que era un chamaco, los quedamos

platicando está bien entrada a la madrugada, se fueron tiendo una a una las vecinas y al final

los quedamos platicando solito los dos comantes, nada más mi mamá y yo, me gustó mucho

ver el barrio de nuevo, lo poco y lo mucho que había cambiado, le platicaba mi mamá

del moción que fue verlo a través de la ventana del taxi, eran las dos de la madrugada

y no se nos acaban los temas para platicar, todos esos chismes y novedades que parecían

no podré esperar para la mañana siguiente.

Aquí un grito que venía de la calle nos obligó a guardar silencio por completo, un

alerido largo, agónico, que detonó los ladridos de todos los perros alrededor, me levanté

rápidamente para dirigirme a la ventana, parecía que alguien necesitaba ayuda, no te asomés,

no pasa nada, me dijo mi mamá, no te acuerdas de ese grito, a poco nunca te te toca escucharlo,

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