Si te gustan los temas de True Crime, extraterrestre, fantasmas y todo lo bizarro y extraño que sucede nuestro mundo, tienes que escuchar leyendas legendarias.

Leyendas legendarias está disponible en donde quiera que escuches podcasts.

Comunidad traslatos a la noche, como está en, espero encontrarles de lo mejor y listos y listas para una dosis de historias de horror.

De relatos de encuentros con el mundo de lo paranormal.

Les agradezco y les recuerdo que la mejor forma de sumergirse en las siguientes historias es olvidando por un momento cualquier problema, cualquier preocupación que exista y afuera para ustedes.

Por favor ha llegado el momento de pensar únicamente en las siguientes experiencias de terror.

Las más macabras que ustedes han compartido con nosotros, para ello, para empezar.

Vamos a viajar hasta Guajaca, México, para esta siguiente historia. Apaga la luz y déjate a llevar que estás entrando en los siguientes relatos de la noche.

Desde que me acuerdo a trabajar en el industria hotelera y de servicio, en Guatulco, en Puerto Escondido, en diferentes zonas de la costa Guajaqueña.

Es una vida tranquila y que disfruto mucho, pero esto que les voy a contar, me pasó antes de que pudiera trabajar en puestos administrativos, esto es de cuando apenas empezaba y cuando gracias a una amiga de mi mamá, me consiguieron un puesto de guardia nocturno.

Mi mamá trabajaba limpiando las habitaciones en hotel muy bonito, de estilo rústico junto al mar, un rústico pero solo en apariencia.

Era un hotel muy caro, muy exclusivo, lejos de todo y como un restaurante, ahí, que además era muy bueno.

Básicamente, estaba hecho para que la gente escaparate todo y no tuviera que salir de ahí.

Las habitaciones no tenían tele, y algunas ni siquiera internet. De todas ellas escuchaba y se veía el mar.

Yo había intentado entrar ahí, pero su personal era muy corto, y estaba muy bien preparado. Se le exonaban a la gente que ya trabajara bien en otros hoteles, que hacían nadie sin experiencia, a nadie nuevo.

Pero cuando el velador tuvo un accidente, mi mamá le dijo al aggerente que yo podía entrarle al kit, que estaba grandote y daría una apariencia de seguridad a los huespedes a pesar de mis 20 años.

La aggerente, una chica francesa de gesto serio y de un español más perfecto que el mío, me entrevistó y algo de mi le cayó bien, porque a pesar de que no cumplía con el perfil, me dijo que me presentara esa misma noche.

Y las primeras dos semanas fueron bastante tranquilas. Yo llegaba en la camioneta del transporte en turno, la que se llevaba todos los trabajadores del día de regreso al centro, así que el hotel se quedaba prácticamente vacío.

Solo se quedaba una persona en la recepción, y yo. No había servicio a la habitación una vez arrado el restaurante, y eran solo 10 habitaciones, así que un par de personas resultaba más que suficiente.

La noche de la que quiero hablar, sucede, entonces, después de esas primeras dos semanas. Era temporada baja, ya había llovido ratos todo ese día. Desde que llegué el chico de la administración me dijo que sería una noche muy tranquila.

Solo había dos habitaciones ocupadas, ambas de la misma familia, de la misma reserva. Una anciana está en una, y sus hijas, dos mujeres en sus 50, en la otra.

No parecen estar ahí buscando divertirse, o vacaciones. Parece a que buscaban escapar de algo. Del terror de su día, seguramente.

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