Este es uno de esos temas que, por su propia origen, resultan aterradores e impactantes.

Y es que ponganse a pensar que otro trabajo puede prestarse mens para vivir una experiencia

aterradora que, ser un velador, un guardia de noche, alguien que tiene que ir a investigar

esos ríos raros, esas sombras de las que huiríamos cualquiera de nosotros.

Esperamos que a todos los que nos estén escuchando, precisamente en esas rondas nocturnas,

hoy les toque un turno tranquilo, pero si no, si por algún motivo no es así, si escuchan

un llanto en la noche, si ven en sus cámaras una figura que no debería estar ahí, por

favor tengan mucho cuidado y pongan mucha atención.

Quizás ustedes pueden ser protagonistas del siguiente episodio.

Y bueno por cierto, hoy hay para ustedes incluso una historia muy pequeñita pero que sucedió

aquí a unos metros abajo de este donde escribo esta historia, al guardia a nocturno de

mi edificio.

Ha llegado el momento de apagar la luz, de dejarse llevar, y sumergirse en las historias

a continuación.

Mi nombre es Uriel Reyes y tú ya estás entrando en los siguientes relatos de la noche.

Cuando mi tío Mani llegó a la ciudad se quedó a vivir con nosotros, luego luego encontró

trabajo, de guardia, pero lejos de la ciudad llena carretera, lo bueno es que mi papá le

daba a Ventón, así que no se la pensó dos veces en aceptarlo, lo primero que quería

ser era ahorrar para comprarse un carrito.

Lo que voy a contar este cuando él trabajaba ahí, sin embargo no nos lo con todo hasta

años después, una noche con viento, como esta.

Cuidaban terreno muy grande al lado de una fábrica, donde se guardaban traer sin material,

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