las personas queridos no solemos cambiar las cosas por algo mejor, sino por algo más fácil de hecho, si te das cuenta, renuncias sin que nadie te lo haya pedido, si te vas de relaciones, que todavía tienen arreglo, te vas de proyectos que necesitaban una pausa nada más, de hecho te vas no porque no te importe, sino porque te duele admitir que no estás dispuesto a pagar el precio que implica quedarte. Entonces, es así como fingez que lo nuevo es mejor, cuando en realidad no es mejor. Es menos incómodo. O sea, fingimos que lo que soltamos no tenia sentido, pero en el fondo sabemos perfectamente que el problema no es el camino, sino tu poco aguante. La verdad, la verdad, es que muchas, muchas veces no te vencen las circunstancias en o tus excusas, te rinde sin haber realizado si ya era tiempo de bajarles para ser o no. O sea renuncias antes de agotar tu talento, renuncias porque confundes cansancio con destino. Así es querido, nadie te enseñó a quedarte cuando todo se puso jodido. Miren, yo aprendí mucho porque vía mi madre subir la montaña de la vida en tacones, jugando, sufriéndola, si en tenéis difícil en tacones ni les cuento, no mujeres, es que la vida nunca se puede construir a base de atajos, porque lo valioso, muy rara vez es fácil, lo valioso, es eso que resiste lo que no se abandona, lo que no se cambia nada más porque otro te prometió algo más bonito. La próxima vez que sientas este impulso, estas ganas de rendirte, preguntate, estoy eligiendo rendirme por algo mejor o por algo más cómodo. Me estoy yendo de aquí, O sea estoy huyendo del esfuerzo o estoy negando, me acreser. Estoy renunciando porque ya no me pertenece esto o porque me da miedo, eso que quiero y lo que me exige. A veces no es que la vida no funcione, si no es que estás demasiado acostumbrado a tirar la toalla y sabes por qué tiras la toalla,

porque siempre hay un atulado que te la levanta.

Apés y con eso queridos.