Queridos, eh, la venganza te hace elegir los brazos equivocados porque la venganza es muy seductora, te promete justicia pero al final lo único que te entrega es suelera de muchísimo dolor porque te hace creer que vas a recuperar todo lo que te rebataron pero lo único que te devuelve es un pasivo aún más grande cuando tú en dijes de engarte no está reparando herida sino que estás abriendo otra y con mucho más filo en ese proceso muchas veces tu caes en los brazos equivocados en los brazos del orgullo, en los de la rabia disfrazada de dignidad o en los brazos de un hombre que no te vas a anar para nada. La vengaz es muy impulsiva, ¿no? En cambio el perdón,

fíjense, es devastador porque mientras que la venganza destruye todo lo que está afuera, el perdón, devasta todo lo que haya dentro de ti, me voy a explicar mejor. El perdón destruye el rencor, la victimización, el relato en el que tú eras el héroe herido. Entonces, perdonar, es aprender a recordar sin rabia, es mirar al otro y soltar el deseo de que te pague

este jarrés en el que tú eras el héroe herido. Entonces, perdón, Nard, es aprender a recordar sin rabia, es mirar al otro y soltar el deseo de que te paguen, es dejar de esperar una disculpa que no va a llegar aún así de si descaminar ligero. Por eso, el perdón es mucho más brutal que la venganza, porque te desnuda. Te exige renunciar al consuelo de ser el ofendido y obliga a recuper tu poder sin necesidad de aplastar a nadie. El perdón no justifica el daño. Es claro, pero sí te libera. El tema de vivir ha estado a él no borren pasado, pero te ayuda a no construir tu identidad sobre una herida. Me explico. Y yo sé que la venganza es humana, pero el perdón es un acto viene de lo divino. Es decidir elevar de donde los errores del mundo no te tocan, no te alcanzan. Cuando tú logras alcanzarlo, no nada más debastas al dolor, lo redimes. Porque al que perdona de verdad, no es el débil que sede. Sinó el fuerte que ya no necesita ganar, porque simplemente se hizo sabio. Capísí con eso.