La rebeldía. La rebeldía es un potente ingrediente en los cambios de la humanidad.

De hecho, suele estar cargada de pasión y de ir a también, pero la rebeldía es en un propósito y sin sabiduría.

Es una postura de hipocresía, la rebeldía. Suele ser una daga con donde filo que usada sin la visión y el empoque de la ética y la sabiduría.

Te convierte por ruido y en interferencia de hecho, termina por promover la ira, sin valor y esto te convierte en un chifelado que está lleno de forma, pero que no tiene fondo.

La rebeldía social, démonos cuenta nace desde la indignación moral.

La indignación en sabiduría canaliza poderosamente tus motivaciones.

De hecho, te fortalece ante la adversidad y te hace crecer en el conflicto hacia tu meta, pero una rebeldía que parte desde la hipocresía, el enojo y la violencia es predecible,

se diluye con facilidad y a que carece de integridad y la integridad le da su extento a la insurrección de hecho le da motivo y profundidad al cambio verdadero.

¿Por qué? Porque estar ofentido o indignado por el simple hecho de estarlo, convierte nuestras acciones y nuestras reacciones en movimientos mecánicos e inanimados.

Terminan por no tener sustento y terminan por no funcionar, tenemos que encontrar una motivación tan clara que sea una creencia del tamaño de una convicción por las cuales estemos dispuestos a morir.

De esa manera nuestra fuerza y empuje, si va a tener resonancia y atracción magnética, la rebeldía tiene que llevar orden y disciplina, estrategia, enfoque, pista, visión y amor.

La rebeldía es una caja de herramientas efectivas pero sobre todo, practivas, la rebeldía querido no es nosotros contra ellos,

la rebeldía es nosotros contra nosotros mismos, hasta que ellos seamos nosotros, jamás la rebeldía partirá de la violencia, la muerte y la sangre, es todo lo contrario.