Para los memoriosos y coleccionistas de trivialidades, deben recordar que alguna vez hay

algunos que se los cuerdan de memoria otros no, alguna vez di el mensaje que se llamó,

la avalada del caminante, en el cual en ese mensaje conté una historia breve que voy a repetir

cuando conocí a un inolvidable cubano, ese que conducía al famoso minibus, minibaz,

que salía del hotel desde Miami hasta la aeropuerto, todos íbamos apurados por tomar nuestros

respectivos vuelos, nadie hablaba y menos porque eran las cuatro de la madrugada y todo el mundo

se levanta de mal humor pensando en su tenerario y me acuerdo que aquel chofer cubano era sumamente

agradable para hacer esa obra, cuatro de la madrugada, entonces en primer lugar, en primera

instancia antes de salir nos ayudó a todos a subir las maletas y nos preguntaba a cada uno hacia

donde viajábamos y tenía una verborea, una inflexión de voz que todavía recuerdo,

decía, yo sé que estaba apurado y algunos amanecieron con el moño virado, pero me dijeron que

venía otro pasajero, así que lo vamos a esperar uno minutico para esa que el colega se ha quedado

dormido, así que lo vamos a esperar, otro chofer no espera nadie, es un vasque sale cada

media hora desde el hotel, pero dice lo vamos a esperar colega que seguro se ha quedado dormido,

porque me falta un pasajero y efectivamente a los pocos minutos aparece una pasajera,

una señora agravecida y sorprendida que el chofer la había esperado, entonces dice,

perdón, me perdón, ay no coja el ocho, señora, toda alguna vez no me quedamos dormido,

o no, que los cubanos son muy amorosos y parece que estuviera a veces en las papas,

la boca, no me estoy burlando de ellos, cada uno tenemos nuestro asento, pero

uno les cuesta un poquito entender, no coja el ocho, señora, que significa no se preocupen,

no, y luego la de cerrar la puerta dijo, bueno, nos vamos y se chocamos y nos moremos,

nos vamos todo pa' el cielo, miras cómo miras Jesucristo cubano, y ahora le va a poner

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