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Primavera de 1977, Colin Stan era una joven de 20 años con la vida por delante. Viajaba desde

Oregon hasta California para visitar una amiga suya en sus cumpleaños. A pesar de que no tenía

autón y mucho dinero, ella había logrado recorrer gran parte de su viaje haciendo auto stop.

Cerca de llegar a su destino en California, se encontraba parada a la orilla de la carretera,

con el brazo estirado, el pulgar alzado al aire, y la mirada en los muchos vehículos que pasaban

frente a ella, velosmente y sin detenerse. Finalmente, un conductor labió y frenó a un costado

de la carretera, deteniéndose frente a ella. Dentro del auto, había dos personas, al volante,

un hombre, y junto a él, una mujer que cargaba un bebé en sus brazos, eran Cameron y Janice Hooker.

Durante sus varios viajes haciendo auto stop, Colin había aprendido que no podía subirse al

primer coche que parara, esta vez fue distinto. Miró a la joven madre y al bebé y decidió subir.

Al principio le dio buena espina viajar con ellos, pues se sentía segura y en un ambiente familiar,

sin embargo conforme avanzaban y recorrían kilómetros, Colin empezó a sentir escalo fríos y anotar que

algo no estaba bien. Repentinamente se desviaron de la carretera hacia un camino de tierra, se detuvieron.

Cameron dijo que harían una breve parada para visitar unas cuevas. Janice bajó del auto con el bebé

y lo siguiente que supo Colin era que Cameron la amenazaba, sosteniendo un cuchillo en su garganta.

Él colocó una caja de maderas sobre la cabeza de Colin, cubriendo su vista y aislándola del mundo

exterior. Sus gritos no se escuchaban fuera de la caja. A partir de ese momento, Colin

...