Tal vez la gota que colmó el vaso de tu vida no le chaste tú, pero si eres completamente responsable de que se llenara ese vaso, porque fuiste tú, el que no dijo nada cuando tenías que hablar, fuiste tú, el que evitó el conflicto y dejó pasar lo que dolía por miedo, por cualquier razón que tú quieras, fuiste tú, quien minimizó, quien postergo, quien barrió, el dolor bajo la alfombra y todo eso que necesitaba atención, no gritaste, pero tampoco te escuchaste, entonces tal vez tú no eres el culpable final, ok, pero asume tu parte y asume la no para flajer la arte, si no, coño para aprender a no repetir, si reconoce tu participación en tu desastre, creo que también puedes convertirte en la herramienta de reparación, la responsabilidad es conciencia y si la conciencia no busca castigar, entonces busca despertarte. Hay un momento en toda historia personal creido que si uno mira con honestidad pues descubre que pudo haber hecho algo diferente. Entonces ese es un momento incómodo pero ese el inicio de toda redensión en nuestra vida, asumir no es un dirse en la vergüenza, es aprender a salir de la negación, es dejar de considerarse la píctima absoluta y entender. Entender que incluso por miedo u otras por omisión u otras por el madurez no sabemos evitar una relación o un conflicto con responsabilidad emocional. El amor no vasta si no se acompaña de presencia, o del límite es claro, o de valor para afrontarle en comodidad. Entonces, callar cuando tenías que hablar es una falsa paz. Esceder por evitar un conflicto, es fingir estar bien, por no molestar y eso es una forma muy jodida de abandono. Una forma de abandono pasivo, sutil, pero no es menos

iriente que el otro abandono, insisto, tú no rompiste el vaso, pero si estuviste ahí, mientras que ese vaso se llenaba, entonces también eres parte del derrame y eso lejos de condenarte, te tiene que convertir en el protagonista de tu cambio, solamente cuando Reconoces tu sombra tienes las posibilidades de alumbrarte.

No huyas de ese espejo.

Mírate, nombrate, repárate y no te castigues más, asumete, aprende a transformarte, solamente quien se transforma merece una historia distinta, a partir de hoy repite frente al espejo, juro perdonarte, cuidarte, bendecirte, ayudarte y amarte.

Todos los días de mi vida.

No dejes que se llen el vaso.

La písico, eso.