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Relatos de la Noche

Esa Macabra Mujer en el Árbol (historias paranormales)

Relatos de la Noche

Sonoro

Drama, Fiction

51.7K Ratings

🗓️ 27 September 2025

⏱️ 28 minutes

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Summary

Este episodio de Relatos de la Noche reúne cinco testimonios distintos en los que lo cotidiano se cruza con lo inexplicable.

Desde historias familiares heredadas, encuentros nocturnos en calles comunes, hasta sucesos inquietantes dentro de la propia casa, cada relato va construyendo un mosaico de experiencias donde lo paranormal se insinúa en los momentos más inesperados.

Son narraciones cercanas y personales, contadas por quienes las vivieron, que invitan a la audiencia a ponerse en su lugar y sentir ese instante en que la realidad deja de sentirse segura.

¿Te atreves a escuchar?

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🎧 Disponible también en audiolibro.

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Transcript

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Muy buenas noches, mi querida comunidad. Gracias por dejarnos llevar ustedes una nueva edición de relatos de la noche porque hoy hemos reunido para ustedes 5 historias horror que van desde los pasos de un fantasma de separaciones espectrales hasta muñecos que parecen cobrar vida en la noche cuando sienten que nadie los ve. Así que sin más, esperamos que disfruten

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del siguiente epil... hasta muñecos que parecen cubrar vida en la noche cuando sienten que nadie los ve.

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Así que sin más, esperamos que disfruten del siguiente episodio, apagraluz y déjate llevar. Permítete escuchar y adentrarte en las siguientes historias. Estás escuchando, relatos, de la noche. ¿Oir hola comunidad me llamó mela ni pero es historia no es mía es de mi avuela materna nosotros somos de colombia y mi avuela este un weblito muy pequeño de Antioquía desde que era niña le pasaron muchas cosas extrañas porque vivieron a casa que quedaba en la montaña, muy alejada de todo. Para bajar de esa casa el pueblo había que caminar como 20 minutos por un camino de piedra y farro, y siempre dice que esas casas solitarias, en lo alto, son las que más guardan cosas. Ella me contaba que desde pequeña ya le habían sucedido cosas que no podí explicar y no es raro porque siempre se ha dicho que los pueblos ocurren más este tipo de cosas que en las ciudades, como si allá lo espiritual y lo desconocido estuviera más cerca de nosotros. Una de las noches que más recuerda ocurrió cuando estaba rezando el rosario con mi disabuela y con con sus hermanas. Ella se acostumbraban a rezar todas las noches a eso de las nueve. Era una costumbre sagrada, encendían una vela, se arrozillaban frente a la cama y empezaban el rezo. Pero esa vez en lugar de rezar con devoción, las niñas, mi abuela y otra hermana, estaban más bien jugando, riendose y no dejaban concentrarse a mi bizavuela. La bizavuela era muy estricta, se cansó de llamar la atención y les advirtió varias veces que si no se portaban bien, las ibas a carda la casa. Como no le hicieron caso, terminó cumpliendo la amenaza. Les abrió la puerta y las hecholpate o cerrándoles por dentro. Afora la noche esta boscora, apenas iluminada por la luna y se sentiese silencio por fondo de las montañas. La casa para que se entienda bien era de un solupiso y muy distinta como zona hora. Las piezas no tenían divisiones con puertas como y en día. Adentro estaba la sala, donde había un mueblecito y también dos camas. No había corredores internos, sino que uno salía el pasillito descubierto, donde estaban los muebles y el comedor. Justo al frente, en una especie de casita separada, quedaba la cocina con su lavadero, y un fogón de leña que siempre estaba encendido. Mas allá del comedor estaba el baño, y una pieza con dos camas. Era un espacio abierto, con todo conectado hacia fuera. Mi abuelo y su hermana quedaron entonces en el pasillo, todavía riendose, hasta que

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de pronto vieron algo a lo lejos. Era una figura pequeña como si fuera un muñeco de atrapo. Decían que tenía los ojos grandes, el cabello rojizo y la apariencia de estar hecho de retazos. Al principio pensaron que era su imaginación, que no estaban viendo bien, pero el muñeco estaba ahí, quieto, observándolas, como si alguien no hubiera

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abandonado ahí cerca de su casa, lo cual era completamente imposible. Al verlo se quedaron inmóviles, hasta que la figura apareció rastrarse un poco, en un movimiento, en dirección hacia ellas. Quisiera pensar que fue una confusión, que fue sobre el viento, pero volvió a hacerlo, se arrastró un paso más, paso tras paso, cada vez más cerca. Ellas empezaron a tocar la puerta con fuerza, rocándole en la vizavuela que las dejara entrar, pero ella no les creía, pensaba

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que estaban fingiendo miedo para que las perdonara, les gritaba de ese atentro que dejaran alimentarse cosas, que esperaran afuera un rato para que aprendieran la elección, mientras tanto la figura seguía acercándose, de lejos pareció muñeco, pero conforme avanzaba parecía tener algo extraño en él como si no caminara del todo, como si flotara cada vez que se

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acercaba a ellas. Me abuelle sus hermanas golpeaban la puerta con desesperación, llorando y diciendo que había algo que quería entrar con ellas. El muñeco ya estaba a pocos pasos cuando al fin la vice voy la bró, las niñas se entraron corriendo llorando y detrás de ellas el pasillo quedó completamente vacío. Su madre se somó, les dijo que no había nada. Esa noche nadie volvió a hablar del asunto, pero lo cierto es que desde ese día cada vez que mi bisa vola reunía todas para arresar, las niñas lo hacían juiciosas, sin juegos ni burlas. El miedo les había quedado marcado. Quizás a comparación con otras historias que cercolan por aquí, esta no suena como la masa terradora, pero siento que lo que la hace especial es que fue solo una de las tantes experiencias paranormalesales que mi abuela vivió en esa casita. Porque ella siempre asegura que a lo largo de su vida le pasaron infinidad de cosas inexplicables. Por eso, esta historia es apenas una de ellas. Porque mi familia y sobre todo, mi abuela, han sido muy sensibles a lo paranormal. Y los ciertas que hay mucho más por contar espero poder compartiendo poco a poco esas evidencias con ustedes comunidad por ahora les agradezco mucho por haber escuchado oloriel y comunidad de rdln mi nombre es fercurea los que me se escuchar el año por sugerencia de una amiga, después de que le conté lo que me sucedió y que estoy por relatarles. Quiero contar esta historia porque creo que puede ser una especie de catarsis. Hasta antes de lo que voy a narrar era alguien completamente ético. No había tenido nunca una experiencia cercana a lo paranormal. Había escuchado relatos de otras personas, algunas muy cercanas, pero nunca los creí realmente en serio. Siempre pensé que estas cosas pasaban en pueblos apartados, en cementerios, hospitales, escuelas viejas o lugares que de por si tienen fama de ser tenembrosos. Por eso todavía me cueste entender lo que me sucedió. en Guadalajara, en una colonia de la zona industrial, rodeada de fábricas, camiones y trailers, tenía la costumbre de seguir a caminar con mi perro muy tarde, la 1 o 2 en la madrugada, sobre todo los fines de semana. Nunca me pasó nada y me sentía seguro con él. Lo ironico es que esto ocurrió alrededor

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de las 9 de la noche, una hora en la que todavía hay bastante movimiento por ahí, caminaba

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por una calle ancha de doble sentido, de un lado había casas y de otro fábrica y bodegas.

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No era una calle muy trancitada pero tampoco estaba desierta. Algunos autos pasaban y en

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esquina un par de personas se estaban cruzando.

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Viva tranquilo, dejando con mi perro y era todo. Era sábado. Recuerdo que escuchaban el celular, el partido de chivas contra Toluca. Algunas casas tenían luces encendidas, de una ventana salía el ruido de la televisión y de otras las voces de una reunión familiar. Todo parecía un día cualquiera. A unos 25 metros es donde estaba había un árbol muy alto, frondoso, en el que nunca había reparado más que como punto donde mi perro siempre se detenía. Avancia se ha ido y estraído con el partido, hasta que algo me llamó la atención. En medios de la fronda, algo parecía reflejarla luz. Al principio lo ignoré, pero al dar unos pasos más logréis tinguir mejor. Parecía una persona. Me detuve y sí, lo que estaba ahí era la siluetes de una mujer muy alta, yo diría que de casi dos metros, sus aspectos era extraño, vieja, avegentada, con la piel arrucada y un blanco grisacio, el cuerpo delgado, frágil, pero con una vitalidad que no correspondía a su apariencia, por un momento que hice pensar que era un muñeco,

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un vuelto, cualquier cosa que mis ojos confundían con una figura humana. Nacer que un poco más y le vi con graidad. Era una mujer desnuda, sucia, con el cabello se nisto y en marañado, los enos caídos, la piel plácida. En el brazo tenía lo que me pareció marca o tatuaje, apoyado contra las ramas del árbol. Ella miraba hacia el lado de las casas, inmóvil. Yo volteé atrás para ver si había alguien más, pero no, solo risas aliendo de aquella casa, el partido en mis auriculares y la calle normal. Cuando regresé en la mirada, via mi mi perro completamente tenso, con la vista clava de neja. Tire de la correa pero comenzó a grunir bajo y profundo. En ese instante, la mujer gira hacia nosotros y respondió. un diócon un grunido, un sonido tan grave que más que escucharse se sentía en el cuerpo, en los huesos, en el pecho, mi perro una partaba a la mirada, y aquello nomiraba fijamente a él, hueco me miró a mí, sus ojos serán negros penetrantes, su rostro inexpresivo. Muvia los dedos de alemano como quien juega con un dado, mientras ese gruñido cambiaba de ritmo hasta zonar por momentos como palabras incomprehibles, la sensación era insoportable. Yo comenzar a retroceder sin dar el espalda, apretando la correa. Mi perro la trofoerte y de pronto, aquella mujer vasco de árbol con una agilidad imposible para su apariencia. Se se liso por el tronco de unos 6 o 7 metros de altura y al caer soltún que hido que ahora sí sonnava como el de una anciana. Se escondió tras el tronco y al poco asumó la cabeza, pero al ver al perro pareció incomodarse, luego se echo a correr, velos, hacia el fondo de la calle, su manera de moverse era de una persona normal, pero con una rapidez sorprendente, yo corría en dirección contra Aria, aun sin dar el espalda, pasó un camión de ruta y quiero pensar que alguien alcanzó a verla también. A una mujer desnuda corriéndose a las vías del tren. La vi meterse por un hueco en la barda justo hacia las vías. Llege a mi casa temblando, cuando lo ordenes tomago y la certeza de haber vivido algo real. esa noche no pude dormir, tenía la imagen de esa mujer bajando del árbol una y otra vez en mi cabeza. Los días siguientes fueron normales, aunque el miedo no se me quitaba. Deje de pasar por ese lugar. Tres semanas después me enteré de algo que me dejó todavía más pensativo. En la colonia hablaba del novenario de una joven que había muerto en un accidente, justo en esa calle. El coche en el que viajaba con sus amigos estrelló, y aunque todos salieron heridos, sólo ella perdió la vida. Quizá parezca coincidencia pero yo no lo creo.

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Desde entonces no vuelto a pasar por ahí de noche y cada vez que cruzó cerca de las fias

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se viafogatas encendidas por personas que viven ahí en la calle, recordes a noche.

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Pienso que esa mujer, porque fuera, puede seguir ahí. quizás todavía hay sobre el árbol. Gracias por seguir por aquí. Recuerda si a uno está suscrito llegaste hasta este momento del episodio, debería ser parte de esta comunidad y suscribirte a Arla tu Sel noche para que no te pierdas ni un solo nuevo episodio ni una sola nueva historia. Recuerda que como siempre en la descripción de este episodio encontrarás el correo para enviarnos su propia historia, el enlace para nuestras redes sociales y que nos sigas también por allá y también donde poder comprar nuestro libro de relatos en la noche, aún quedan algunos todavía. Déjanos un comentario pero no te vayas, que aún quedan más historias esta noche. Me llamo Hugo Biles, su detijuan y quiero compartirles algo que viví con mi esposa de algunos años. No es fácil de contar, porque todavía en poner la piel chinita, pero ahí les va a mi historia. Después de seis años tranquilos en nuestro departamento, todo cambió cuando vamos a tener a nuestro segundo bebé. Un día como cualquier otro, regresamos a la calle y encontramos justo en la entrada un bolbo raro, como ceniza, gris. Nos quedamos viendo sin saber qué pensar. Mi esposa dijo que oliva a barrera y no metió hacia adentro y yo la ayudé a recogerlo y no le dimos más importancia. Pero a partir de ahí empezaron cosas que no tenían explicación. Noero era la televisión prendida cada que volvíamos a la casa, luego las luces que se encendían en la cocina buenos cuartos, cuando estábamos más que seguro se habrá pagado todo. Al principio tratábamos de convencernos que habíamos ido a nosotros, que alguien se distjo, aunque era sumamente improbable. Aún hacían cosas que podíamos ignorar, pero con el tiempo, las cosas fueron subiendo de nivel. Lo que empezó a aparecer encendido en casa ya no fueron las luces, sin novelas. Las velas aromáticas que tenía mi esposa por toda la casa. Simplemente llegábamos y los encontrabamos prendidas. Una mañana, por ejemplo, la mesa del comedor amenació cubierta de Cera, como si hubieran estado prendidas todas las velas durante la noche, pero… y siquiera había velas ahí… Era más que claro que algo que no entendíamos, algo que estaba lejos de poder resolver se nos estaba pasando. Y lo más fuerte fue un fin de semana. Mi hija se estaba ambiendo la tele en la sala y yo con mi esposa en el cuarto. En eso vimos claramente como una figura pequeña del tamaño de una niña, cruzó rapidísimo hacia el cuarto de ellas y se metió. Nos volteamos a ver asustados si yo corría revisar, pero mis hijas seguían acostadas en la sala, tranquila, asfiendo su película. Ahí supimos que si todo seguía subiendo de nivel, ya estaríamos en peligro. Y sobre todo, mis hijas. Nos vimos unos días y pedimos ayuda para ser oraciones y lintias en la casa.

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Fuertes, oraciones y rituales fuertes esperando que eso fuera suficiente. Y cuando regresamos,

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se sentía diferente. Parecía que todo estaba en calma, pero en cuanto mi esposa se quedó sola,

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fue claro que nada se había resuelto. Al contrario. Estaban las salas y escucho como detrás de ella, una silla se arrastró, como si alguien lo hubiera cercado para sentarse justo atrás de ella. Me hubiera sido difícil creerle, a pesar de todo, les guro que hubiera sido difícil si no hubiéramos vistos después de los dos, apenas un par de noches después, como a la pagar la luz para ir a dormir, esa misma silla se levantaba en el comedor. Como si alguien, a quien no alcanzabamos a ver, alguien en oscuridad le estuviera levantando, y luego simplemente le asó. La silla cayó, sacándonos del choc, demostrándonos que lo que acabábamos de ver era real, que lo vimos los dos, que ya no vea forma de seguir ahí. Mi esposa no quiso quedarse ni un minuto más, en ese momento empacamos lo necesario y nos fuimos. Dejamos todo apagado y recuerdo que incluso grabamos un video para asegurarnos de que todo estuviera apagado, pero cuando volvimos el día siguiente por algunas cosas, de nuevo, las luces se encendidas otra vez. Fue la confirmación de que nadie se había resuelto, de que ya no podíamos seguir ahí, de que todo sigue igual o peor. El final nos mudamos y desde entonces hace ya cuatro años no nos ha vuelto a pasar nada. Tuvimos la suerte de que sea lo que sea que entró ahí, tal vez con las anizas, se ferró a la casa y no a nosotros. A veces pasamos por fuera del edificio y nos da la tentación de preguntar con los vecinos y alguien más ha vivido ahí si les ha pasado algo, pero siempre nos detenemos. No queremos revivir lo que pasó. Hay otro detalle. Durante ese tiempo nuestro gato que era parte de la familia y nuestro compañía va siempre, se enfermó de cáncer y murió. No sé si estuvo relacionado con lo que pasaba, con lo paranormal, pero lo vivimos todo junto y fue muy duro. Hasta hoy seguimos convencidos de que lo que pasó en ese departamento nunca se va a poder explicar científicamente, pero para nosotros, de lo que es evidencia, es de la existencia de lo paranormal. Oloriel, soy Ashley, tengo 25 años y vi un costarrica. Tengo poco de escuchar

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el ato de la noche, pero supe que era el espacio correcto para soltar esta historia que siempre me ha dado vueltas en la cabeza. Lo que voy a contar me sucedió cuando tenía 8 años, en la época en que todavía vivía con mi abuela en una casita de madera, en el centro de la Juela, una que hase hecha por mi abuelo hacía muchos años. En ese tiempo, mi papá

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era el que trabajaba y mi mamá y yo nos quedábamos en casa. Ella me recogía de la escuela y apenas llegábamos, yo dejaba el polso en el cuarto y me iba a ver la tele o a jugar. Pero un día me sentía muy cansada, demasiado. Decidí recostarme en la cama cosa que nunca solía ser. Mi cuarto era el último de la casa, no tenía ventanas y mi cama estaba en una esquina. Recuerdo que mi mamá estaba cocinando cuando me acosté, y en ese momento me quedé dormida profundamente. Soñé con un arco de luz que giraba y giraba, no podía dejar de verlo, aunque no intentara. Después de un ratóquice despertar mi poco a poco fui obligándome a abrir los ojos. Cuando lo crea apenas un poco, no te que tenía un brazo levantado hacia la esquina superior de la cama, mientras con la otra mano me aferraba a la covija. Es en tía sonolienta, como se me hubieran dado algo para dormir, y cuando alcene mirada hacia mi brazo estirado, había algo que me marcó para siempre comunidad. En esa esquina había una especie de agujero, como un bórtice de oscuridad, y desde ahí una criatura me estaba jalando. Aunque no me lo crean, todavía recuerdo cada detalle de su aspecto, era pequeña, de color café, con el cuerpo flaco, orejas grandes y punteacuzas. Sus brazos y piernas eran largos y estavas de cuclillas, haciendo fuerza con las rotillas para arrastrarme a ese arco de oscuridad, hacia ese lugar del que la había salido. Me asusté muchísimo, cuando entendí lo que estaba pasando jale mi brazo con todas mis fuerzas, me levanté y salí corriendo hacia donde estaba mi mamá. En ese tiempo casi nunca le contaba nada, sentía que siempre estaba nojada, de malas. En esa casa había muchos problemas. Mi papá era violento con ella, había discusiones y yo me guardaba casi todo. Por eso nunca le conté lo que me pasó ese día. A veces quiero pensar que era un duende, que me quería llevar a un lugar mejor, lejos de todo lo que pasaba en mi casa. Pero otras, otras creo que era un demonio que se aprovechaba de la violencia, de lo de lo que se respiraba ahí para abrir ese portal y arrastrarme con él. Nunca lo sabré, solo sé que desde ese momento jamás

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podía ver igual las paredes de esa casa. Hasta hoy siento que algo habiten ellas. Gracias por escuchar mi historia, un fuerte abrazo. Hola comunidad, quiero empezar diciendo que no estoy segura de que esto que me pasó haya sido algo paranormal pero buscas explicaciones sin un encuentro ninguna. Todo comenzó una noche en el rancho de mi familia paterna. Año con año vamos ya de algunos de mis primos mayores e incluso a mi hermana, les les ha tocado vivir experiencias sin ninguna explicación. Yo siempre escuchaba sus relatos con curiosidad pero también con el cetisismo porque nunca no había pasado nada, hasta esa noche. Era tarde y yo estaba afuera, justo al lado de la puerta, tratando de agarrar señal en mi celular para poder hablar con una amiga. El aire estaba fresco, se escuchaban los grillos y el lugar estaba en silencio, como suelen ser las noches en el rancho. De repente empecé a escuchar como alguien caminaba en un pequeño espacio lleno de yerbas y con un árbol al lado del baño. No eran pasos rápidos, sino lentos, pesados, y podían escuchar perfectamente como las

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