Floríncio Arella es una ciudad del sur de Buenos Aires, pero allá lejos se hace tiempo,

estoy hablando del año 1974, me parecía que era una ciudad perdida en medio de la nada,

no se enojen los de Floríncio Arella, pero para mí era así cuando yo era chiquito.

La casa de mi abuela Ana Keller, la home, como le decían la familia Alemana, era como si alguien

hubiese apretado el botón de pausa y se olvidó de soltarlo. Es una casa chorizo, alargada,

con un gran patio lateral que unía todas las habitaciones, estaba situada en la calle Catamarca

184 en biceabationes de la misma ciudad, así que quien viva a Iles manda un saludo a la casa de mi abuela,

no se lo voy a reclamar, pero era la casa de mi abuela, un par de perros negros sin raza,

algunos canarios en una jaula errumbrada contemplaban el deprimente paisaje en aquel entonces,

había un viejo televisor abalbulas, blanco y negro eso que cuando apagaban quedaba el circulito

en el medio, cuatro horas y medio un día me quedé hasta aquí, ahora duraba el circulito,

tres de las madrugadas se iba, estaba dornado con un mantel borrado encima, modulares,

vieja una bomba para sacar agua porque no había agua corriente, mi abuelo Santiago,

segundo esposo de la abuela, porque la abuela era muy divertida, segundo tercer esposo no estoy seguro,

reconocido, masticaba tabaco, en su silla mecedora y escupía el tabaco, en esa casa no había

bicicleta, no había juguete, no había pelotas, nada divertido para hacer, para un chiquito de seis

años era villa aburrimiento, pero para mi abuela Ana la idea de un buen día era recibir a su familia,

su nieto y amasar sus estúdel sus varéniques, que son las comidas alemanas típicas y en el

dormitorio de pisos, corgiente, de madera uno caminaba, se rrrrrrra como que había abajo, estaba

en mi miso, un infierno, ahí nos quedábamos a dormir porque era muy lejos para volver a casa

de si a mi papa, y había un cuadro inquietante que a mí me asustaba, me preocupaba, era una fotografía

colorsepia encogada en un marco balado de madera de nogal y yo recuperé la fotografía, estaba

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