¿Qué tal, amigos, sean bienvenidos al episodio número ciencia y ciencia y ciencia y ciencia y ciencia?

65 de la crotorreza. Otro episodio más que pasa es mi invitado, pero bueno, se las

están pasando igual chido con nosotros, ¿no? Y estamos ya apuntos, mira, afortunadamente

ya, ya vimos cómo está el pedo, cuáles son las reglas que debemos de seguir, para

que no nos vemos a contagiar. Y por ahí parece que viene un episodio con los invitados

muy listas, cañón, diría yo. Sí, está, cañón. ¿Qué huele con el invitado?

¿Qué huele con el invitado? Y con alguien más que padre. ¿Qué padre? ¿Qué que padre?

Es mi crosa y no es Jordi.

Si, porque si no has digo, ¿vale, ni mi crosa? Si, si no, carcan, Jordi, ¿no?

No, no es de fiche enfermo.

Me gustan grandes, pero ya se pasó de verla.

Ni mujeres.

Ya verán, cuando llegue, no sabemos si es próximamente, o bueno, en fin, ya verán.

Ya verán.

Sí.

Hoy les tenemos preparado una continuación de un anécdotario fantástico de dos jores que hemos

tenido, que es el confesionario, va a estar bueno. Volvimos a agarar las anegas porque

había como 800, entonces tuvimos filtrando otra vez hoy y hay unas bien cabronas, ¿vale?

Es que, pues ya, ya cuando les dimos rienda suelta, yo chense su confesión más cabrona.

Sí, la gente se fue.

Mucho más lejos de lo que pensábamos.

Sí.

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