Este episodio es opicionado por mis panas de iPhone boutique, a quienes visito regularmente,

siempre que pierde lo micable de iPhone o siempre que rompo la pantalla del teléfono,

o cuando pago mi mensualidad que son 60 trapo de peso, así que si estás pagando 80

plus dólares al mes, está de mente, está al gare, te estás botando chao, así que dale like a la

página de iPhone boutique en Facebook o visita la tienda de iPhone boutique en la avenida Ponça

de León en Santulcer frente de la iglesia sagrado corazón.

Cualquier duda pregunta me tiran por Twitter.

Que es la que hay corillo, yo soy Chenti, bienvenido al episodio 32 de Masakote,

que no se si vieron en el tículo de ese de las 12 razones para no irse de puerto rico,

pero la razón número uno es porque Masakote se produce aquí y por eso el mejor podcast de

el universo da obvio, o sea, esto no es ni noticia.

Pueden el episodio de esta semana, es bien diferente, porque no trata de algún altista en

particular, este episodio es más bien un como homenaje a la historia, yo pienso que la comedia,

la base de la comedia, son la historia y yo no sé ustedes, pero a mí me fascina sentarme escucharle,

los cuentos de mis panayones, esta mente a veces escucho, amigos míos, contar una historia y

pienso cabrón porque tú no estás haciendo un stand-up de esas mismas historias que me estás

contando, la pendeja es que en la mayoría de los casos, esa historia va a morir en ese momento y

nunca, creo yo, nunca va a llegar a un escenario ni mucho menos a los oídos de personas que volarían

en canto a escucharlo. Con eso dicho me propuesto abrir como un segmento nuevo para Masakote,

en el cual vamos a dar un foro a las mejores historias, en el caso de este episodio,

nos vamos al garete con un historia que ocurrió a finales de los 90, para los que no saben la

justa de un evento anual que son como competencia entre la universidad, pero o sea competencia de

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