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🗓️ 25 May 2021
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“Aun cuando yo pase por el valle de la muerte, no temeré, porque Tú estás a mi lado” (Salmo 23:4). La muerte no es algo que hay que temer, sino un viaje que se inició al nacer y que culmina con nuestro destino final con el Padre. Tarde o temprano todos tenemos que enfrentarla. Esta casa en que vivimos no es la última morada; nuestro hogar para siempre es el Reino de Dios. El día que nuestro telón final caiga, los mensajeros de Dios nos acompañarán en el último viaje de la vida... Y es Jesús quien nos dará valor para tomar el último tren a casa con dignidad, con entereza y con la certeza de que al Rey todavía le queda una jugada.
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0:00.0 | Hace algunos años atrás, cuando iba a dar una conferencia algún país, solía hacer una suerte de encuesta sorpresa. |
0:30.0 | Entonces preguntaba si se les diera la opción de morirse hoy e ir al cielo o esperar 10 años. ¿Cuánto de ustedes elegirían esperar 10 años o de su defecto morirse hoy? |
0:46.0 | Y el 99% quería esperar 10 años, obviamente. Como dijo alguien, lo que hace que algunos sateos no crean en nuestro producto es que los cristianos vivimos predicándolo bueno que es el cielo, pero nadie tiene a puro. |
1:03.0 | Él llegará ahí. Y lo que sucede es que a pesar de que este mundo no es perfecto a la mayoría de nosotros nos gusta nuestra vida aquí. |
1:14.0 | Y soñamos con cosas que queremos hacer y que todavía queremos disfrutar tiempo con la familia, con los amigos. La vida puede ser dura, puede ser difícil, pero nos resulta familiar y conocida. |
1:34.0 | Y el cielo es bueno, pero es desconocido, es inquietante. Y hay muchas películas en las que alguien muere por error y el guion hace o muestra que llega al cielo y le dan la oportunidad de regresar a la tierra una segunda oportunidad y el hombre lo agradece, la persona lo agradece. |
1:53.0 | De hecho en 1978 o una muy famosa película llamada el cielo puede esperar donde el personaje se le permitía volver a lo conocido y él estaba muy agradecido. |
2:05.0 | En paz, yo te confieso que hasta hace algunos años yo tampoco pensaba mucho en el cielo y mucho menos anhelaba ahí, no estaba purado por ir. |
2:20.0 | Pero sin embargo empecé a pensar mucho en ese tema cuando mis hermanos fallecieron y la partida de mi madre hace cinco años me obligó a contemplar nuestra mortalidad, nuestra finitud. |
2:38.0 | Estamos acostumbrados a la vida, porque se supone que es lo normal, como dice un querido autor, porque Dios habría de darnos un compañero en la vida para luego llevárselo, porque Dios llenaría una cuna para luego vaciarla, |
2:56.0 | dormir solo en una cama para dos, movernos por la casa en medio de un aplastante silencio y el resto del mundo sigue girando, sigue adelante, pero nosotros sentimos que no podemos. |
3:12.0 | Nosotros que sí conservamos el aire, que no nos tocó morir, no sabemos cómo hacer para seguir respirando. |
3:19.0 | Pero antes de avanzar, antes de transmitirte lo que creo, Dios puso mi corazón para decirte, yo quiero dejarte claro que no voy a llenarte de frases hechas, de clichés, tratando de subestimar tu dolor. |
3:33.0 | Yo sé exactamente lo que demanda la transición de un duelo, siempre relato que cuando me llegó la noticia de la muerte de mi madre, lo hizo nítidamente a mi entendimiento, pero mi corazón no lo aceptó de manera inmediata. |
3:55.0 | Evidentemente necesitaba tiempo, ¿no? Y como dice el querido monje benedictino, manmerto, menapase, ambas realidades tienen ciclos diferentes. |
4:08.0 | Ahí es cuando comienza una inmensa peregrinación, que dicen que es la más larga del ser humano, pero tiene apenas 40 centímetros. |
4:19.0 | Pero a veces se gasta la vida entera así concluirla, la distancia que va desde la cabeza al corazón, unos 40 centímetros, del saber a aceptar, del conocimiento al sentimiento profundo. |
4:37.0 | Por eso cuando nos enteramos de una muerte cercana, a veces el llanto no aflora en el momento mismo del shock, viene después, en su momento justo, cuando el corazón tiene el suficiente sociiego como para comprender, como para aceptar, cuando la presión de un acontecimiento es demasiado grande, |
5:01.0 | uno necesita válvulas de escape, que permitan que las emociones vuelvan a su causa normal. |
5:08.0 | Y dicen por ahí que las alegrías cuando se comparten se agrandan, se multiplican, por eso no quiere compartir todo lo que tenga que ver con felicidad. |
5:18.0 | Y en cambio, con las penaces al revés, al compartirlas se achican, se dividen por la mitad a mínimamente. |
5:27.0 | Tal vez lo que sucede es que al compartir el dolor, lo que se dilata es el corazón, y un corazón dilatado está mejor capacitado, mejor defendido, para que las penas no lastimen por dentro. |
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