Hey queridos, ¿cómo están? Un gusto saludarles hoy, Daniel Javier, y como siempre un verdadero placer recibirles en las reflexiones de

Incaverantables. Espero que te encuentras muy bien, que estés muy bien tú, los tuyos, que todo lo que esté haciendo en este momento,

se ha prosperado y sea de bien aventuranza.

Queridos, no hay trabajo más difícil, complejo y absurdo que tratar de ser alguien que simplemente no eres.

Para lo temprano se te van a ver los hilos. Tu personalidad la podrás cambiar, pero tu identidad es única e intransferible.

La autenticidad. La autenticidad es una herramienta muy poco usada y muy mal entendida en el mundo.

Ser quién eres, aceptar quién eres, es uno de los pasos fundamentales para la expansión y crecimiento pues de tu vida,

para la expansión de tus talentos y tus dones, los cuales por consecuencia cuando eres auténtico activas y se convierte en una columna y en una

diga, importantísima para la conquista de tu éxito. La respuesta a la pregunta quién soy, es una pregunta existencial y dramática,

pero es importantísima la respuesta porque define profundamente la vida que tendremos.

Dependemos de esta definición de valía y autoestima para que, consecuentemente, podamos construir una historia de paz y de gozo nuestro

caminar y por añadidura por supuesto impactar de forma positiva todo aquello que nos rodea a nosotros.

Debemos de partir debemos partir de la verdad, aceptar la verdad sobre nosotros con humildad y sabiduría,

entendiendo que ser quien fuiste no es precisamente quien serás al final de tus días.

No hay una condena ya dictada que no te permita arrancar todos tus errores del pasado y transformarte en todo aquello que siempre soñaste.

Hay posibilidades de eclipsar tu pasado con nuevos hechos, con nuevos andares.

Ahora descubrir quién eres, aceptar quién eres y ser quién eres es para valientes y esto es un proceso de toda la vida

porque aceptar quién eres de forma sensata o nesta y sincera, de forma extraña te permite comprender al mundo entero

porque cuando te estás conociendo a ti mismo pues no tienes tiempo para echarle piedras a nadie.

Y si aprendemos a ver a la gente no como fueron o como son si no como podrían ser,

si nosotros los apoyamos y servimos para que ellos sean de una forma diferente pues estaremos haciendo un tremendo regalo al mundo.

Nunca debemos de olvidar que somos hijos de un reino, no mendigos de un mundo.

...