Muy buenas noches a la comunidad que de un nuevo cuente elige a escucharnos, elige

dejarnos a acompañarles ahí a donde quiera que vayan, donde quiera que estén. Como

siempre es un placer llegar a ustedes sobre todo con recopilaciones como la de hoy donde

vamos a hablar sobre experiencias muy extrañas que creanme se quedaran con ustedes de

una forma u otra, seguros, seguras que quieren escuchar, que quieren seguir adelante, ya

no hay marcha atrás, ya estás entrando en los siguientes relatos de la moche.

Esa historia ocurrió hace poco más de 25 años, los hechos que tuvieron lugar en este

relato comenzaron en la esquina de periférico y avenida Tlahuac, en la ciudad de México.

Por aquellas fechas la zona era muy distinta ya que apenas estaba construyendo el puente que cruza

a esta avenida y a diferencia de hoy las obras sean más lentas, por lo que muchas veces eran

detenidas por lazgos periodos, y el noche solo dejaban un par de vigilantes. Así mismo,

habían muchos lotes valtios en la zona y había poco iluminación. La historia inicia cuando

mi amigo con oficio de taxista venía manejando su unidad, un bochito, zorre la avenida Tlahuac,

ya con rumbo a su hogar que en aquel entonso se encontraba a tres calles de ahí, a espaldas de

una tienda que en ese entonces se llamaba el zorro abrotero, allí en el cruce con la calle

de Luis Delgado, en donde subí con pequeño canal de aguas negras, recuerden por favor.

Mi amigo trabajaba el turno de la moche por lo que conocí a algunos cadeneros, meseros y

toños de bares de la zona a los que debes en cuando hacía favores, llevando clientes de confianza,

por aquello se llevaba una buena comisión, pero esa noche el trabajo estuvo algo flojo, y

aproximadamente las tres decidió ya ir a su hogar a descansar. Cuando mi amigo va llegando

al cruce de avenida Tlahuac y periférico, el lanzó a ver que una persona le hacía la parada,

justo debajo de donde estaban construyendo el puente. El dudó por un instante por los asaltos,

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