En la década de los 90 se estrenó un drama romántico que lleva el título mónimo a nuestro mensaje de hoy,

dos vidas en un instante. El personaje principal es una, es una muchacha llamada Helen que al ser

despedida de su empleo básicamente ¿no? Abrumada y triste se dirige a la casa de su novio

para buscar contención y al llegar descubre que Jerry su novio tiene una aventura, está

teniendo una aventura. Los sorprenden la cama con otra mujer y a partir del ese momento,

ella toma algunas decisiones radicales.

A decir, verdad, es un guión bastante previsible, es una película muy similar a cualquier otra

de este mismo genero.

La chica sufre una decepción amarga, luego encuentra su verdadero amor,

primero se encuentra a sí misma, después el verdadero amor,

y vive feliz para siempre.

Lo que hace que dos vidas en un instante sea singular,

es que la película explora dos posibles argumentos

que se derivan de un solo momento que parecería trivial

e insignificante,

que gelen se suba un tren o que no lo haga.

De eso depende una o dos historias diferentes, dos finales distintos.

Un momento después de que gelen pierde el tren,

la película va 10 segundos para atrás

y imagina lo que pasaría,

si hubiera alcanzado ese mismo tren.

No cierto, a partir de ese punto se van desarrollando

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