Muy bien. Estamos listos, gente. Si o no. Bueno, hace algunos años un buen amigo mío, comenzó su ministerio pastoral muy cerca de aquí y estaba muy entusiasmado por servir a Dios, A los demás hizo una serie de preguntas, si yo llevo algunos años más que él por el área, pero luego de un tiempo hubieran contrarme con este amigo y él se veía agotadísimo deprimido con síntomas serios de ansiedad y muchas ganas de abandonarlo todo, de dedicarse a otra cosa. Yo nunca lo había visto así, lo conocía desde Argentina y nunca lo había visto tan agobiado, tan extenuado. Me dijo, llegué a la conclusión que yo no sirvo para esto. Yo lo que nos coge todo una vida me consta que es un hombre muy, muy compasivo, amoroso y sobre todo una muy buena persona, muy noble. Él no soportaba que una persona se fuera sin su ayuda. Cuando alguien de su congregación lo llamaba aún durante la madrugada, él se sentaba en la cama o se iba a su despacho y atendía quien le estaba pidiendo consejería. Así se las dos, tres, cuatro de la madrugada. Era el típico pastor Totherre, ¿no? Disponible para todos, a toda hora, ofrecía con segería, visitaba hospitales, oficiaba funerales, presentaba niños, se le brava bodas, enterraba suegra. No faltaba ningún cumpleaños. Casi, casi se podía decir que vivían el templo, manera literal, pero vivía muchas horas ahí. Sin embargo, su salud emocional y física se empezó a resentir. Y cada minuto de su tiempo estaba atorado con un sinfín, con un montón de actividades, sin siquiera le quedaba tiempo para preparar un mensaje fresco, nuevo, dominical. El mensaje, lo que alimenta a las ovejas, no le quedaba tiempo, entonces a veces se refritaba algo, terminaba invitando a alguien, y recuerdo que me dijo en la plática, ¿se supone que yo debo ayudar a la gente? Para eso estoy en este negocio del reino. Pero estoy quemado y emocionalmente quebrado mi congregación no supera las 100 personas y ya no me queda nada para darles, me hago ti, no tengo más combustible espiritual. Nos encontramos un par de y veces más para desayunar, para hablar, como iban las cosas, si arribamos a la conclusión que mi amigo, digo, arribamos porque llegamos juntos a esa conclusión de que mi amigo no era capaz de trazar sus propios límites, se le había otorgado la unción inequivocamente sin lugar a dudas, pero para un propósito específico que él no supo discernir, y la falta de fronteras le había gochado su propio asaíte.

Quería abandonarlo todo, estaba quemado,

por lo cual iba a abandonar el propósito de su llamado.

Otro ejemplo de la vida real.

Una mujer adulta de unos 40 años

no sabe cómo decirle a su propia madre que no tiene ganas de pasar la noche de fin de año con ella. Que en su lugar prefiere quedarse en su propia casa para estar con su esposo, con su hijo, porque este fin de año quiere que sea una celebración diferente. No está dejando a la mamas sola, porque díde con su papá, o sea, con su esposo, el papá de la mujer. No es que la estaba andona en un geriatrico, simplemente dice, mamá o ella, siente de no querer pasar fin de año con su mar. Para principios de diciembre, esta mujer insisto que tiene casi 40 años o quizás más de 40, ya empieza a estresarse. Habla con su hermano y le dice, no tengo ganas de pasar fin de año en casa de mamá, no sé qué excusa inventarme. Porque no quiero que ya se ponga mal, tampoco quiero sentirme una mala hija. Y su hermana, la conseja le dice, no le puedes hacer eso mamá, porque sabes lo importante, qué es para ella tener a todos sus hijos, sus hijas a la mesa.

No sabemos cuántos años le quedan de vida. La mamá no se está por morir ni mucho menos. Viene diciendo esto desde que tiene 40, la mamá. Pero no sabemos cuántos años le queda de vida. Su nefuerzo tiene que estar allí, sea como sea. Yo voy a hacer lo mismo, dice la hermana. Yo tampoco tengo que estar allí, pero no podemos tampoco herir,es? ¿Cómo es mamá? Esta mujer adulta de 40 años se siente responsable por los sentimientos de su madre y tampoco es capaz como mi amigo el pastor de trazar sus propios límites. En pocas palabras, si ya no es capaz de llamar a su mamá y decirle mamá, ¿sabes que te quiero mucho? Eso no es negociable, eso no está en debate, te amo. Pero este año yo voy a pasar fin de año mi propia casa con mi esposo y con mis hijos. Tal vez al día siguiente, puede ir a visitarte. Si su madre se enoja o se victimiza, ella podría decirle, yo el hamento mucho mamá que te enojes conmigo, pero esto es algo que vas a tener que manejar, porque eres una mujer adulta y yo también. Yo no voy a ir a este año, porque estoy enfadada, porque sea un pase de facturas ni mucho menos, simplemente porque he tomado otra decisión. Esto puede sonar cruel, sí, pero esta determinación ayudaría más a la hija que la madre, tomando una decisión adulta o haciendo lo que tiene ganas de hacer demostraría que no siempre tiene que estar obligada a hacer lo que quieren los demás para que no se ofendan. Esa es la esencia de las fronteras, donde termino yo y donde empieza la otra persona. El ser cristiano, ser estar llenos de Dios no es que los límites o las fronteras se vuelvan grises o difusas y tengamos que estar siempre para todos porque si no alguno de esos todos se pueden offender. Las fronteras son líneas que marcan un límite, que marcan un borde, en un sentido psicológico los límites forman la base de nuestra identidad personal. Un límite dice lo que somos y dice lo que no somos, que vamos a elegir y que no vamos a elegir. Que vamos a soportar y tolerar y que no vamos a soportar y tolerar, porque somos adultos. Esto no es necesariamente, no implica que no tengamos el fruto del espíritu que no estemos llenos de Dios, es lo que queremos y lo que no queremos. En pocas palabras, las fronteras nos definen, asignan nuestra identidad y personalidad. De la misma manera que un límite físico define dónde comienza y dónde termina la línea de una propiedad de un terreno, un límite psicológico y espiritual y emocional, define quiénes somos y quiénes no. Entonces básicamente un límite es simplemente una línea de propiedad, eso es un límite. A clara, dónde terminamos nosotros y dónde empieza el otro, eso no se debe perder nunca. Si yo tengo una casa con jardín, soy responsable de lo que hay dentro de mi línea de propiedad. Si quiero quitar las hojas de mi jardín, de vos quitarlas de otro modo, van a permanecer sobre mi césped, porque es mi propiedad privada. De mismo modo, mi responsabilidad termina... ¿Dónde termina mi cerca? ¿Dónde termina mi fronteras? Si el jardín de mi vecino tiene hojas, no puedo ser tan petulante o tan presuntuoso, como para trepar las cercas que no se para y comenzar a quitar las hojas sin su permiso. Si quiero ayudar en todo caso, debería preguntar, no quiere que le de una mano con las hojas, y él va a elegir. Si me abre la puerta y me deja cruzar la frontera o me dice que te importa, y es panometido. Me encanta tener hojas en el jardín, pero es su opción. El tipo no es negro, cero, ni es que no se les puede hablar, eso lo que haga en su terreno es su opción, quiere limpiar, quiere no limpiar, quiere arrojar basura, mientras que no pase la basura, o las hojas por encima de mi cerca es su propiedad. Este pastor amigo mío estaba dispuesto a abandonar su llamado y su ministerio por su incapacidad de trazar límites claros, en este caso con su propia congregación, siempre hacía todo lo que los demás querían quisiera. La gente siempre nos va a pedir más. Es la misma gente que cuando nos enfermamos nos dicen, ¡ah, es porque no se cuida!

Pero si me enfermaste, vos degraciado.

Ahí cuides, descance. Pero en todos los órdenes, la gente que a veces nos drena o nos vampiriza y la que después nos visitan en el hospital y nos reclama de verías tener vacaciones, ¿no? Pero a veces uno hace cosas, como mi amigo, aun por encima de lo que Dios quería que le hiciera. Pues bueno, pues si bueno, pero Dios le dio el llamado, el ministerio, no, él hacía cosas que el mismo me confesa, a veces yo no sé si Dios me mandó a hacer todo, le digo, ¿por qué no te legas? No tenés pastor, no dice sí, pero que me siento culpable. no mio que la gente es ofenda, que diga que no tengo corazón pastoral. Entonces, como se sentía obligado a servir, él no podía decir que no, a nada le podía decir que no. Entonces, su falta de fronteras, a qué lo condujo, alcaos, a la fatiga crónica, a la depresión, estaba totalmente quemado y fuera de control. Y el caso de este amigo mío no es un caso aislado, o algo que es patrimonio de los predicadores. Muchas personas luchan por fijar sus límites personales. Y en algún momento de sus vidas pierden el propósito de su llamado, de su propia vida. Se pierden en las expectativas de otros. Ahora, los límites es una idea que nació en el corazón de Dios, desde la creación, Dios le puso límites a los océanos. Cuando hay un cambio climático, ocurre la tragedia o el infortunio de un tsunami, pero los océanos tienen límites, las montañas tienen sus límites. Él sabe claramente Dios, quién es él y quién no es él. Dios no es el Dios de lo que se llama pantéismo, el pantéismo es esa creencia filosófica que Dios, si el universo son la misma cosa, habrán escuchado que el cosmos y Dios me ayude, como que Dios está fundido con el cosmos,

no? Dios es un ser separado de su creación. Él sabe dónde termina y dónde comenzamos nosotros sus criaturas y puesto que su voluntad está separada de la nuestra y somos dos personas diferentes con identidades separadas es que podemos tener una relación real con él.

Nos somos ángeles que no nos queda otra que servir,

porque fuimos creados como ángeles.

Nosotros decidimos tener una relación real con él.

De el mismo modo, como fuimos creados a su semejanza,

los seres humanos también estamos separados unos de otros.

Tenemos a qué mismo y en casa,

personalidades, voluntades, talentos, responsabilidades distintas. Y como suelo decir, en nuestra unidad hay mucha diversidad. Unidad no es uniformidad. No tenemos que pensar igual, vestir igual, hablar igual, porque eso más que un iglesias corea del norte. Tenemos que estar conectados con los demás sin perder nuestra identidad y nuestra propia individualidad, que uno no la puede perder nunca. Porque es lo más lindo que tenemos, la individualidad. Pero lo ser es humano solemos estar muy confundidos en cuanto a dónde terminamos y dónde empieza la otra persona.

Esto viene de la caída de Le Dem que nuestras fronteras fueron destruidas. Haban dijo que la culpa era, ah, la mujer que me diste. Pero pecaste y fue la mujer que me diste, dijo adan, lo primero que la chórica de esa es la mujer, lo primero que hizo. Por eso a partir de aidios nunca más le busca novia nadie, y se busca a telabos que después yo soy el culpable.

Esto para lo que hice, estip a partir de ahí Dios nunca más le busca novia nadie, dice, búcate la voz que después yo soy el culpable. Esto para lo que hice, estoy viendo que Dios me dio una mujer no, búcate la, porque desde Eva no le da más a nadie, porque yo yo la que me diste. Le pregunta Eva, mucha chacha que hiciste, es si les culpa de la serpiente. La serpiente me obligó a comer. No me lo he preguntado a hacer piente, y si yo la giraba, me dijo que entre, ¿no? ¿Eh?

Ninguno. La serpiente, me obligó a comer. No me preguntó a la serpiente, y yo la girafan me dijo que entre, no sé, ninguno se hizo responsable de sus acciones. Y esto es un acto reflejo de los seres humanos, ¿no? Culpara el otro, pero Dios, continuamente, se autodefine diciendo quién es él, quién no es, qué es lo que ama, qué es lo que detesta o aburrece? Genesis 171 afirma, yo soy el Dios todo poderoso, Exodo 25 dice, yo soy el señor tu Dios y soy un Dios celoso, no me gusta compartirte, quiero que seas exclusiva, quiero que es exclusivo mío. Exodo 22, 27 dice, yo soy un Dios compasivo. Levitico 16, yo soy santo, los atributos, sentimientos, pensamientos, conductos y voluntad de Dios, definen esas cosas, definen quién o determinan quién es él. Pero así como las cosas positivas determinan quién es él, también las negativas forman su identidad, por ejemplo, no las cosas negativas de Dios en su carácter, sino sus enunciaciones negativas, por ejemplo, él también dice lo que no es al decir lo que aburrece, proverbio 6, 16 dice, hay seis cosas que el señor aburrece. Y siete que les son detestables, vomitivas, los ojos que se naltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren hacia lo malo, el falso testigo que es parça mentiras y el que siembra discordia entre hermanos. Que dore la mayoría fuera, eh? Siete cosas. Entonces, los autores díblicos, enumeran cosas que el señor Ama

y cosas que el señor Aborrece para que podamos entender quién es Dios,

hay uno en Tio del Caracters Total, ¿qué le gusta y qué no le gusta Dios?

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