Un porcentaje altísimo de personas que escuchan este podcast

viven en un lugar diferente al lugar en el que nacieron.

No importa cuál lejos sea eso.

Yo misma, soy migrante.

Vivían muchos lugares diferentes a mi lugar de origen.

Y si bien entiendo que lo hice desde un lugar de privilegio,

sé que no siempre migrar es una aventura emocionante o liviana.

Ya sé que migremos de manera forzada o elegida,

siempre migrar trae aparejado duelos, pérdidas y anancias, ¿eh? Pero sobre todo pérdidas,

que hay que saber gestionar.

Estos episodios son tuyos. Te quieres escuchar este podcast, me refiero a que los construimos juntos.

A lo largo de esta temporada fueron pasando cosas que me marcaron dejaron huella en mí

y que por los mensajes que fui recibiendo a muchos de ustedes también les pasó eso.

Por eso estas semanas quiero volver sobre algunos conceptos importantes.

Porque me van a permitir andar en los aprendizajes que ustedes mismos

revelaron después de haberlos escuchado. Lo profundo se comparte.

Cada vez que me fui lejos de mi país, lo hice sin compañía. Eso fue duro, pero a la vez me permitió desarrollar estrategias

para hacerle frente a una soledad no elegida.

El episodio que estás a punto de escuchar surge de esos dolores

que se entiendan la soledad de la migración.

Y también de las herramientas que fíjen contrando en el camino

para que el proceso de irnos

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